“CISNE DE CUELLO NEGRO”, SU LIBRO MÁS RECIENTE

| 06/01/2023

Raúl Artola: “escribir es tan difícil como amar”

Raúl Artola: “escribir es tan difícil como amar”
A sus 75 años, Artola vuelve a la carga.
A sus 75 años, Artola vuelve a la carga.

Después de los cuentos y ensayos que reunió en “La mujer ágrafa y otros infundios”, el escritor de Viedma volvió al género que mejor lo define. “Con la poesía nunca se sabe”, dice.

Con “Cisne de cuello negro” (Tatami Letras – 2022), Raúl Artola retorna al género que le es más propio: la poesía. El nuevo libro sucede a “La mujer ágrafa y otros infundios” (El Jinete Insomne – 2018), un volumen en el que había reunido cuentos y pequeños ensayos, como el que prestó su título al conjunto. Con uno y con otro, el autor mantuvo el tenaz rito de enviar ejemplares por correo al periodista de El Cordillerano, elegante manera de resistir mandatos tecnológicos impersonales. Nada de PDF.

Sin embargo, antes de llegar al papel, hubo un camino por recorrer. “La edición virtual de este libro, realizada de manera independiente, surge en el marco del trabajo del proyecto multimedial Con la poesía nunca se sabe. Se trata de una plataforma artística y comunicacional nacida en la cuarentena de 2020, entre La Plata y Viedma”, introduce el volumen. “En línea con anteriores experiencias en forma papel y encuentros presenciales, pero de modo remoto y mediado, la conjunción de razón y emoción nos asocia una vez más en torno a un objetivo que nunca perdemos de vista: el imprescindible encuentro entre artistas, obras y público”.

Hay una página en Facebook que se llama igual: Con la poesía nunca se sabe, línea con la que finaliza un poema de Artola: “No me pregunten qué / y menos a esta hora. / El intento siempre es secreto / no saber qué ni por qué pero intentarlo. / Los resultados nos dirán / lo que buscábamos. / O no. / Con la poesía nunca se sabe”. Recordemos que, aunque oriundo de Las Flores (provincia de Buenos Aires) hace mucho, mucho, que el poeta vive en la capital rionegrina.

El prólogo corrió por cuenta de Juan Carlos Moisés, escritor de Sarmiento (Chubut) que en los últimos años, reside en una localidad salteña. Verdadero estudio preliminar, señala que “La aventura es el título del primer poema. Anticipa un viaje que busca su centro. Tomo la idea de un pasaje de Artola: ‘como el colibrí de Federico en la vibración final de su viaje al centro de la flor’. En el trayecto, esto es el período en que fue escrito el libro desde 2015 a 2020, se va delineando un autorretrato de sus días actuales, comprendidos también por la memoria que se hace presente”.

Añade Moisés que, según Artola, su escritura “requiere de una destreza mayor que para hacer caligrafía japonesa”. También “nos dice que nada es seguro, que el camino es ‘a tientas’. Si se preguntara qué es ese quién, se respondería: ‘nunca supe quién eras; tampoco ahora’. Pero no saber no es lo mismo que no sentir. Es el sentimiento que lleva a una forma de conocimiento: ‘Mi dios no sé qué es, pero se siente bien robusto y presente’”, trae a colación el prologuista.

No es novedad que en el caso de Artola, “su poesía se resuelve en la brevedad, en la no abundancia. Desde Croquis de un tatami (2002), su percepción poética se abre con audacia y gana en soltura. A la vez que concentra intensidad, se pule en la diferencia. Su escritura comienza a respirar bajo un influjo levemente oriental”. De hecho, “en las páginas que siguen encontraremos un poema con espíritu de haiku”, adelanta Moisés.

Según su lectura, “si la primera parte del libro, ‘Mitos de la unión’, se concentra en el ‘cisne de cuello negro’, la segunda parte, ‘Crónicas’, podemos ubicarla alrededor de los ‘umiños’ (sic), el poema del mismo nombre, que es un diamante de varias caras con luminosidad intensa, y no sólo porque la refleje sino porque también le viene de su interior”. Ocurre que “en este otro grupo de poemas, la línea de separación entre el tema y su tratamiento oscila en un tono levemente narrativo que lleva con sus matices el aforismo y viceversa”.

“Para Artola, ‘Poesía’ se escribe con mayúscula. Las adherencias o incrustaciones son parte del mismo cuerpo. La Poesía requiere de la vigilia. Como el amor. Pero no hay una lectura recta y sin sobresaltos que nos lleve de la mano hacia ese centro. Sólo una fotografía puede detener el rumor del agua”, concluye Moisés. Según nuestro poeta, “escribir es igual que amar. Es tan difícil como amar. No se puede enseñar ni se termina de aprender nunca”. Pero cerca de sus 75 años, nos desea: “que la empresa no nos fatigue tanto como para hacernos creer que ya no vale la pena”.

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