16/09/2019

Por mi culpa, por mi culpa…

Por mi culpa, por mi culpa…

Mucha gente vive con culpa que no es otra cosa que ira contra uno mismo porque existe un conflicto entre lo que uno hace y lo que cree que debería hacer. La culpa es altamente destructiva para el ser humano porque nos dice que somos malos y merecemos castigo. 

Todos hacemos cosas negativas y nos sentimos mal por ello. Hay ciertas acciones que son malas en todas partes como robar, engañar, estafar, etc. A veces somos capaces de reparar el daño que nos hacemos a nosotros mismos y a otros, y a veces no. Pero vivir con culpa permanente sin poder liberarnos de ella puede llegar a afectarnos la salud.

¿Dónde se inicia la culpa? Por lo general, en la niñez. Cuando una criatura corre, se golpea con la silla y llora, muchos padres expresan: “¡Silla mala! ¡Pobrecito mi bebé!”. El mensaje que le están transmitiendo es: “Tu sufrimiento vino de afuera, la culpa es de la silla que es mala”. De este modo, ese niño crecerá y les echará la culpa de lo que le sucede a otros.

La mejor actitud de una mamá y/o un papá en este caso sería decir: “Hijito/a, no corras porque podés golpearte”. Así se le enseña a ser responsable y no a culparse o culpar a los demás. Muchos adultos se excusan diciendo: “Mis padres no me motivaron para estudiar y prepararme para la vida”. Y algunos, que son padres, incluso sin darse cuenta culpan a sus hijos por no haber podido hacer lo que deseaban.

Pero por mucho que desplacemos la culpa en alguien más, lo cierto es que cada persona adulta es 100% responsable de su vida y sus acciones. Cuando hacemos o dejamos de hacer algo, se debe a que tomamos la decisión de que así sea. Pero es más fácil ponerse en la posición de víctima y culpar a otro. Algo muy común también es que un hijo se sienta culpable porque sus padres se separaron.

Es importante saber (y enseñarles a nuestros hijos) que de chicos no somos responsables; cuando nos convertimos en adolescentes, somos corresponsables con nuestros padres; y cuando ya somos grandes no deberíamos echarle la culpa de nada a nadie porque “la responsabilidad de mi vida es mía y de nadie más”.

¿Cómo actúa alguien que se siente culpable?

- Se genera privaciones inconscientemente y dice, por ejemplo: “No tengo tiempo de hacer actividad física”; o: “No tengo suficiente dinero para gastar en mí”. En el fondo, no se siente merecedor.

- Pone obstáculos inconscientes para crecer y avanzar. Como no cree merecer nada bueno, se autoconvence de que ya está grande o no tiene capacidad para hacer lo que le gustaría hacer o siempre deseó hacer. La culpa siempre obstaculiza una vida mejor.

- Vive auto-reprochándose todo lo que hace. La persona se reprocha constantemente lo que hizo y además lo que no hizo. “¿Por qué hice eso o no hice eso?”, se pregunta. Siente impotencia porque cree que se ha equivocado.
La manera de salir de la culpa es reconocer nuestras equivocaciones y modificar nuestra actitud (reparando lo que hicimos mal, si es posible). Y, sobre todo, saber que somos merecedores de todo lo bueno que la vida tiene para ofrecernos y disfrutarlo.

Por consultas, podés escribir a [email protected].

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