POSIBLEMENTE, SALVARA SU VIDA

| 07/11/2021

Clemente Onelli dejó manco a un trabajador chileno

Clemente Onelli dejó manco a un trabajador chileno
El famoso hito que quedó dentro de propiedad privada. No muy lejos, Onelli practicó su operación.
El famoso hito que quedó dentro de propiedad privada. No muy lejos, Onelli practicó su operación.

Fue durante la demarcación de los límites con el país vecino. Gracias a la confidencia del inesperado paciente, el ítalo argentino supo de la apertura de un camino en la zona del río Manso.

Hacia fines de 1902 o comienzos de 1903, Clemente Onelli integraba la Comisión Argentina de Límites, que trabajaba en la demarcación de la frontera con Chile. En el valle del río Manso, tuvo que sacar a relucir conocimientos médicos para atender a un trabajador chileno que apareció de improviso en su campamento. El hombre perdió una mano después de la intervención a la que tuvo que someterse, pero probablemente, salvara su vida.

El ítalo argentino dejó una florida constancia de su actuación quirúrgica: “al segundo día llegué al valle del Río Manso, donde a la tarde, apareció en mi campamento un hombre herido en la mano para que la observara y curara; la herida, no atendida a tiempo, amenazaba gangrenarse, y la mano reseca de un color ferroso colgaba casi separada de la muñeca”, consignó el por entonces explorador.

“Convencí al herido que llevaba una prenda inútil y peligrosa”, observó el romano. “Tírele al fuego entonces, me contestó sin pestañar”. A las siguientes líneas hay que leerlas con alguna precaución: “Y mi cuchillo, el del asado, y de las mil necesidades de la vida de campo fue el bisturí que cortó en un segundo pocos tendones. Una pastilla de permanganato de potasio y emulsionada con un aceite emulsionado que llevaba en mi montura, fueron el hemostático y el desinfectante con que pude terminar la operación”.

Con alguna ironía, sumó Onelli: “el flamante manco, a pesar de la operación, comió con apetito envidiable; me contó cómo le había ocurrido el percance hachando el monte a poca distancia de allí, donde el gobierno de Chile desde la boca del Reloncaví, venía abriendo camino en el territorio entonces discutido”. Dados los acuerdos que regían por entonces, desde la perspectiva argentina, el país vecino estaba transgrediéndolos.

Consignó el italiano que “fue así como se tuvo la primera noticia de esos trabajos que tanto conmovieron entonces a la ya agitada opinión de los dos países. Me hice acompañar por el herido al lugar del desmonte, que fue juzgado más tarde camino estratégico, violación de territorio y tratados. Y la máquina fotográfica tomó sus vistas para comprobar el hecho, la casita, la rambla están consignados en la vista como recuerdo, pues me imagino que las inundaciones y las nieves hayan ya hecho desaparecer todo aquello”.

La descripción la dejó Onelli en “Trepando los andes”, una de sus obras que puede encontrarse en cualquier librería. La rescató Juan Martín Biedma en su “Toponimia del Parque Nacional Nahuel Huapi” (Editorial Caleuche – 2004), en el apartado que corresponde al paso de Cochamó. Es el sitio por donde atraviesa el río Manso la cordillera. Después del trabajo del futuro director del Zoológico de Buenos Aires y de sus pares trasandinos, se estableció allí un hito fronterizo.

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