GRACIAS AL ENCARGO DE UNA PARRILLA

| 06/11/2021

Valeria Fiala se dio el gusto de crear en grande

Valeria Fiala se dio el gusto de crear en grande
La artista con una de sus creaciones.
La artista con una de sus creaciones.

La artista elaboró ocho dibujos de grandes dimensiones para ambientar un nuevo local gastronómico. El interés empresarial no es habitual, pero la tendencia parece afianzarse. Enhorabuena.

No es habitual que empresarios gastronómicos u hoteleros encarguen obras a artistas barilochenses para la ambientación de sus locales, pero felizmente, tiende a suceder cada vez más. Es el caso de Valeria Fiala, que sumó ocho obras de grandes dimensiones a La parrilla del Tucu, sita en el kilómetro 8800 de la avenida Bustillo. Comensales podrán disfrutar por partida doble: atractivos culinarios y cautivantes dibujos.

“La verdad, fue muy oportuno porque se iniciaba la baja temporada previa al invierno”, admitió la artista. “Fue una propuesta de una amiga del dueño, que ayudó al local a rearmarse como La parrilla del Tucu y como tenía que modificar su estética, se le ocurrió exponer mis animales. Me pidió ocho dibujos muy grandes y para mí era muy interesante, porque cada vez me gusta más dibujar en grande”, compartió.

Las grandes dimensiones implican otras posibilidades; la artista confió su ecperiencia: “Me meto en las texturas. Lo que a mí me gusta son las texturas de los pelos, de los rulos y cuanto más grandes, más me puedo meter”. “Era un trabajo que se tenía que hacer rápido, nos pusimos de acuerdo fácilmente sobre las imágenes”, señaló. Es que ya tiene su método: “Cuando se acerca alguien interesado y me encarga trabajos, siempre tenemos una conversación sobre la temática y trato de comprender y entender el espacio donde van a estar expuestos”.

A continuación siguió especificando el proceso: “Empiezo a brindar imágenes para que elijan. Así fue: bombardeo de imágenes y bocetar con fotos en el espacio, para ver cómo quedaban. Surgieron una oveja y una vaca muy, muy grandes, que quedaron a la altura de las mesas. Son más grandes que la escala normal (sonrisas). En otro salón, hay un rebaño y dos cuadros: una vaca con su ternero y un cerco viejo. Todo para ambientarlo estilo campo”, explicó la creadora.

En el lugar.

En rigor, hace rato que Fiala incursiona en temáticas rurales. “Por supuesto, el campo siempre me llamó. Obviamente, se encuentran texturas a lo loco y en ese aspecto, es muy divertido. La estepa, los pastos, los rulos y los pelos de los animales… En el campo, todo es textura”, remarcó. “Pareciera que no tienen importancia, pero yo les doy mucha: en esa maraña de texturas, uno también puede meter detalles chiquitos como para que haya una segunda lectura. En mis dibujos, por ejemplo, entre los pastos a veces se pueden encontrar algún bichito o una hormiguita. Me re divierte hacerlos”, confió.

La iniciativa que tuvo La parrilla del Tucu quizá se inscriba en una tendencia que debería acentuarse. “No es común, pero cada vez se da más. Muchas veces me cruzo con artistas o estoy en algún espacio donde veo murales u obras hechas por aristas locales. En las cervecerías se estilan los murales o ambientar el espacio con arte. Somos artistas los que participamos en estas ambientaciones y me parece muy válido, porque después tenemos visibilidad ante el cliente que va a cada espacio gastronómico. Nos da oportunidades”, resaltó Fiala.

En su caso, los encargos funcionan como otros disparadores de inspiración. “Yo soy diseñadora gráfica y siempre trabajé con clientes que me presentaban un desafío o un problema a resolver en lo comunicacional visual y bueno, de alguna manera este planteo se traslada a mi arte. Me gusta trabajar con estos desafíos o los planteos de los clientes porque no son limitantes, al contrario, son inspiradores”.

“Tengo mucha obra que nace y se genera dentro de mí, pero el trabajo con el pedido también es muy interesante porque muchas veces, lleva a explorar nuevas técnicas. En general, acepto los desafíos porque me hacen aprender e investigar. Al final, el trabajo siempre va a tener mi impronta”, concluyó la artista, con toda razón. A falta de salas estándares que puedan cobijar exposiciones, más que bienvenidas iniciativas que aúnen atractivos gastronómicos con arte barilochense.

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