JAVIER BRAVO DANZA E INVESTIGA

| 01/09/2021

El malambo sureño en Río Negro tiene identidad propia

El malambo sureño en Río Negro tiene identidad propia
Javier Bravo en plena acción. En la guitarra, Arnaldo Pérez.
Javier Bravo en plena acción. En la guitarra, Arnaldo Pérez.

El director del Ballet Tolkeyén presentó un trabajo a recientes jornadas especializadas que organizó el IUPA. En la teoría y en la práctica, demuestra que la danza folklórica de la región tiene personalidad.

El malambo sureño que se baila en Río Negro tiene una estética diferente a la que predomina en el resto del país y sus intérpretes insisten en profundizar una identidad propia. Ese fue el eje central del trabajo que el barilochense Javier Bravo presentó a las Segundas Jornadas de Estudios Regionales de Folklore – Danza y Atuendo, que organizó el IUPA (Instituto Patagónico de las Artes). El cónclave se realizó entre el 19 y el 21 de agosto.

“Mi ponencia tuvo que ver con los frutos de una investigación que vengo realizando hace más de 10 años, tanto de manera práctica como recopilando datos, testimonios orales y escritos”, profundizó Bravo a instancias de El Cordillerano. “Estos aseguran que en la provincia de Río Negro se zapatea un estilo singular de malambo y característico de este lugar”, subrayó. “Los ejes centrales de mi investigación y de ese trabajo, son los escritos que dejó Guillermo Iriarte, quien fue escritor, juez de Paz, alambrador y estudioso del folklore, entre otras profesiones”, recordó el bailarín y también docente.

Su rastreo se remonta a un siglo. “Don Guillermo era oriundo de Pomona y asegura que cuando era peón de campo, allá por 1920, vio bailar malambo a dos jóvenes cerca de General Conesa, en el campo de la familia Chagallo. Observó que, si bien la melodía correspondía al malambo sureño, este se zapateaba con botas fuertes. Ambos niños usaban bombachas, uno tenía puestas unas alpargatas y el otro, botas fuertes”, ilustró Bravo.

En otros puntos de la Argentina, el malambo sureño se interpreta con botas de potro. A la observación de Iriarte la constató “claramente Arnaldo Pérez, quien fue su alumno y aprendió y llevó este estilo por todo el país y también al exterior, al ser campeón en Cosquín y en el Festival Nacional de Malambo de Laborde (Córdoba). Entonces, es un estilo característico de la región, porque Polo Lezcano, Hernán Rivas, Jovel Correa, Tito Montenegro, entre tantos malambistas que hubo en esta provincia, así lo hicieron”, insistió el investigador.

Para su presentación en el IUPA, “si bien mi trabajo tiene que ver con un escrito en el que hablo de la estética de este malambo, cómo nace y se popularizó, lo acompaño con un video en el que interpreto un malambo rionegrino, buscando tal vez herramientas coreográficas propias: contragolpes y momentos musicales distintos a los que es costumbre ver, para darle tal vez, un tinte más moderno. Eso es lo que hemos venido haciendo”, describió Bravo.

Podría decirse que es el tema de su vida. “Al malambo rionegrino lo empecé a investigar y a zapatear, allá por 2004. Empezamos junto con el Ballet Tolkeyén y Arnaldo Pérez, que puso esta inquietud en mí, para realizar trabajos y participar en certámenes, competencias y presentaciones que tal vez representen esta parte de la Argentina y esta estética en particular, que es distinta”, remarcó.

Claro que en su caso, teoría y práctica sin indistinguibles. “La investigación para los trabajos coreográficos o las puestas en escena tiene una total relación con la construcción escénica y lo que uno pone sobre el escenario, tanto como bailarín o profesor. También tiene que ver con el hartazgo de ver una figura del malambo siempre igual, a los malambistas siempre con la misma ropa y los mismos movimientos”, cuestionó.

Ese tedio también reforzó la “inquietud de buscar una identidad propia y de crear una estética para no ser simplemente una imitación y hacer un trabajo original. No quería ser un repetidor de otras cosas, sino poder crear una estética personal y propia que nos identifique como provincia”, proclamó. “Naldo Pérez contaba que antes el de Corrientes zapateaba con la impronta del correntino, el pampeano con la estética del pampeano y el rionegrino también tenía su forma”.

Sin embargo, con el paso del tiempo, “los festivales nacionales, como Cosquín y Laborde, centralizaron un modelo de malambista que no respondía tal vez a lo que éramos nosotros como rionegrinos”, criticó Bravo, que sabe del tema. “Mi relación con el malambo y la danza empezó de muy niño, siendo alumno de la Escuela de Arte La Llave, hace casi 30 años. Transité el malambo y la danza folklórica sin interrupciones a través de los años, formando parte de la delegación en Cosquín, en Laborde y ganando distintos premios en selectivos y otros festivales”, mencionó.

Después de su reciente compromiso académico y en simultaneidad a la mejoría sanitaria, se avizora actividad. “El 11 de septiembre vamos a estar presentando en la Escuela de Arte La Llave una obra coreográfica que fue declarada de interés municipal antes de la pandemia, pero no pudimos darle mucho rodaje. Se llama Desde el sur y la vamos a presentar en La Llave”, anticipó.

Será el comienzo de la vuelta porque “también tenemos las fechas de los selectivos para Cosquín, así que estamos trabajando para poder presentarnos y llevar este estudio a los certámenes. Esperamos que de aquí a fin de año se puedan normalizar todavía más los espectáculos y presentaciones que nos caracterizan y nos mantienen activos a los bailarines. El ida y vuelta con el público es muy necesario para el artista”, señaló. Tanto como la personalidad propia y la autenticidad.

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