HORTALIZAS, FRUTALES, ANIMALES Y UN REMANENTE DE BOSQUE

| 29/08/2021

Los Hube y sus establecimientos “modelo” en los albores de El Bolsón

Los Hube y sus establecimientos “modelo” en los albores de El Bolsón
Las alamedas datan de comienzos del siglo XX. Foto: Matías Garay.
Las alamedas datan de comienzos del siglo XX. Foto: Matías Garay.

Al mismo tiempo que en Bariloche impulsaban la Compañía Chile-Argentina, incluyeron a la vecina localidad en el mapa de su influencia económica. En los últimos días, el cementerio donde descansan algunos integrantes de la familia, se convirtió en el centro de un conflicto.

En los albores del Valle Nuevo o El Bolsón, la presencia e importancia económica de la familia Hube fue tan trascendente como en Bariloche. Cuando Jorge Hube puso en funcionamiento su molino harinero en la vecina localidad, el emprendimiento era parte de un auténtico emporio. Eran los tiempos de la Compañía Chile-Argentina, que tenía considerables intereses a uno y otro lado de la cordillera.

En efecto, hacia 1904, su casa matriz y muelle estaban en Puerto Montt, con casas comerciales en Puerto Varas y El Frutillar, ambas localidades trasandinas, sobre las costas del lago Llanquihue. Además, los Hube contaban con bodegas y muelles en el lago Todos los Santos, más otros muelles, casa comercial y hotel en Peulla. De este lado del límite, eran propiedad de la Chile-Argentina otro hotel y muelle en Puerto Blest, además de un establecimiento hotelero más, otra casa comercial, aserradero y molino harinero en San Carlos de Bariloche. Su influencia llegaba hasta Comallo, con otro negocio y más dependencias. En Valle Nuevo, tanto la primera trilladora como los molinos iniciales, fueron inversiones de los Hube.

Debemos el racconto al historiador José María Mendes, quien lo incluyó en el trabajo que tituló “El valle y el molino. Un expediente rescatado y las transformaciones de un ambiente. El Bolsón 1900-1950”, contribución que presentó al X Congreso de Historia Social y Política de la Patagonia Argentino Chilena (2013 - Trevelin). El investigador era parte del Centro de Estudios en Historia Regional (CEHIR) de la Universidad Nacional del Comahue, entre otras pertenencias institucionales.

Como los Hube protagonizaron un litigio por la propiedad de la tierra, sus explotaciones fueron descriptas en forma minuciosa para un expediente de la gobernación del Territorio Nacional de Río Negro. Según el investigador, el relato “ilustra acerca de lo que eran las formas económicas generalizadas en la primera mitad del siglo XX en los bosques ubicados en torno al Valle Nuevo”, denominación original del espacio que cobija a El Bolsón.

Pablo Hube inició actividades en la zona en 1897. Arribó a la zona “procedente de Chile” y “participa activamente en el desmonte, extracción de los troncos y roturación del Valle Nuevo. Esta acción definitivamente transforma el antiguo bosque -o lo que quedaba de él- en tierras agrícolas. Con capital propio constituido por otras actividades en Chile, Hube construye un molino con maquinaria alemana que comienza a moler en 1901 y que aprovechando la fuerza hidráulica funcionaba, también como aserradero”, reconstruyó el historiador.

Según el repaso, “antes de 1910 importa maquinaria agrícola”, una cosechadora y un tractor. En 1913, Bailey Willis lo incluyó en su informe como productor. “Además de lo que sería -luego de la mensura- el Lote 22, Jorge Hube explotaba ‘otras’ tierras en el Valle Nuevo y ‘muchas’ en el Paraje las Golondrinas, extensión hacia el sur del Valle Nuevo”. Pero, además, “la documentación permite reconstruir parcialmente la actividad de las tres subdivisiones del Lote 22 ocupadas por Pablo Hube, Jorge Francisco Hube y Matías Müller”.

Si bien el documento de consulta no presentaba buen estado, “se aprecia que las parcelas son de superficies muy equivalentes, por lo que podemos inferir que cada uno podría disponer de unas 55 o 56 ha. Tal vez Pablo Hube podría tener un poco más en razón de su mayor patrimonio reflejado en la inspección”. Su parcela “es llana y posee terrenos vegetales con subsuelos de arena y piedra. Tiene 3 hectáreas cultivadas con papas, arvejas trigo y alfalfa. En otra parte se encuentra 100 plantaciones forestales y 180 frutales”, de manzanas, cerezos y guindos.

“El ganado que registra la inspección son 50 vacunos, 20 yeguarizos, 50 cerdos y 100 lanares. El terreno está alambrado y cuenta con una casa de 7 habitaciones construida en 1932, techos de tejuela de alerce y ventanas con vidrios. Además, cuenta con cocina y baño”, según reconstruyó Mendes. “El terreno está parcialmente alambrado en los 8000 m de límite con Jorge F. Hube, con 5, 6 y 7 hilos con postes de ciprés a 10 m de intervalo. El molino tiene cuatro pisos de alto”.

Por su parte, “Jorge Francisco cultiva 10 hectáreas de trigo, avena, papas, arvejas, repollos y hortalizas en general. En cuanto a la actividad forestal y frutícola se contabilizan 180 frutales, 800 álamos y entre 40 y 50 unidades de arces, robles y fresnos (6 a 8 hectáreas). Los animales con que cuenta son 14 bueyes, 12 caballos, 2 vacas y 10 ovejas. La casa tiene características semejantes que las de su hermano, pero construida en 1902”.

El panorama se completaba con la fracción de Matías Müller, que también era alemán: “tiene un terreno quebrado en partes, suelos vegetales con afloramientos de piedras y surcado por dos arroyos. Su lote conserva una hectárea de bosques nativo y tiene plantadas 3,5 ha de alfalfa, papas cebollas, habas y porotos. Para la actividad frutícola y forestal cuenta con 120 frutales, un almácigo de pinos (un vivero forestal)”, según la inspección que consultó el historiador.

El informe añadía: “cuenta con 4 yeguarizos y 3 vacunos y dispone de una porqueriza (no menciona la cantidad de cerdos). Una casa de características similares a las anteriores construida en 1925. También tiene un molino de construido entre 1925 y 1933 de uso exclusivamente doméstico con maquinaria construida por el ocupante y destinado a la elaboración de harina para su consumo”. Propone Mendes: “se podrá inferir que sobre este modelo se organizaban las chacras de la región con algún gado de complementariedad en las producciones”. Fisonomía muy distinta a la que presenta hoy la célebre Comarca Andina.

En las últimas horas, los Hube y sus descendientes se convirtieron en involuntarios protagonistas de la noticia, ya que las tierras donde existe un antiguo cementerio familiar quedaron en manos de un nuevo propietario, después de una serie de transacciones. Las tumbas donde descansan algunos de los protagonistas de este rescate histórico de El Cordillerano, corren el riesgo de exhumarse. Insólito desprecio por el pasado que tomó por sorpresa a El Bolsón.

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