RELATO CUATRO

| 30/10/2019

4. Emperador

¿Cómo escribir la pausa?
¿Cómo describir un silencio?
¿Cómo reflejar con palabras a la burbuja que flota lentamente por el aire en una tarde diáfana (su levitar, su viaje calmo, su transparencia)?
¿Diciendo que la acción está sostenida por el aire que el cristal abraza, y edifica un trono dorado sobre la invulnerabilidad de una ausencia? ¿O tal vez, que toda verdadera firmeza es fruto de la nostalgia molida; que toda solidez es identitaria?
¿Pensando acaso el descenso a la tierra, a amasar pan? ¿Sintiendo el cosmos abierto en el siempre verde bosque cardíaco? ¿Viviendo el amor con plumas de pájaro; el planeador multidimensional que abraza un corazón estrellado?
Sabiendo que una flor no es una flor sin su poesía.


Acrílico sobre madera de Guadalupe Masa Parrejo. Arcano IV, El emperador.

Ni lo es la piedra, la torre, el corso, la epifánica virtualidad, las diametrales cosmovisiones del abismo, la galaxia-pelusa desabrigada por la vacuidad omnisciente e impensada, el especialísimo crepitar de la piel ante el reflejo eléctrico de las comisuras en la sonrisa, el llanto de bebé, el deslizarse en el aire de las hojas de otoño, su cadencia impredecible, la caricia de ese aire quizá predestinado, los átomos brillando en un tiempo que guarda este ahora, la plasticidad de los relojes en los mundos imaginados.
Sin poesía “viven” las máquinas voraces del espanto y la perfidia.
Los ángeles cristalinos, en cambio, hacia el ahora vienen, meando poesía.

El escritor Ariel García comparte aquí su serie “Arcanos”.
Más producciones en: www.nidodepalabras.com

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