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| 17/07/2019

Raúl Artola innova en “La mujer ágrafa y otros infundios”

Adrián Moyano
Raúl Artola innova en “La mujer ágrafa y otros infundios”
El escritor de Viedma.
El escritor de Viedma.

El escritor de Viedma abandonó momentáneamente su pasión, para agrupar cuentos y relatos en “diversos temas y estilos. Los últimos tienen registros insólitos para mí”, avisó. Editó Jinete Insomne.

La hipótesis que plantea “La mujer ágrafa” es tan verosímil como inquietante. El primer dato es fácilmente comprobable: el lenguaje oral atraviesa un período de decadencia a escala planetaria y de su mano aunque a otro ritmo, camina la escritura, que también se degrada. El habla coloquial se reduce a un promedio de 200 palabras en las generaciones más jóvenes de casi todos los países, con su inevitable correlato en la palabra escrita. El segundo dato también: la humanidad se compone por 53 por ciento de mujeres y el 47 por ciento de hombres. Lejos de achicarse, la diferencia tiende a profundizarse, de resultas que es posible estimar que dentro de 10 mil años -muy poco en su historia- la humanidad se compondrá mayoritaria o quizás exclusivamente por mujeres. Lamentablemente, no tendrán el hábito de la escritura.


Los infundios de Artola.

Cruzó las dos especulaciones el poeta de Viedma Raúl Orlando Artola, para el texto que cierra su más reciente libro, precisamente “La mujer ágrafa y otros infundios”. El escritor -una institución en las letras rionegrinas y patagónicas- se tomó el trabajo de enviar por correo postal un ejemplar a El Cordillerano, práctica entrañable que, al igual que la utilización de ciertos vocablos, en los últimos años se perdió por culpa del PDF.

Sin embargo, gracias al WhatsApp, fue posible entrevistar a Artola, haciendo caso omiso de los 825 kilómetros que separan Bariloche de la capital provincial. Quien se aventure en las páginas del nuevo libro, “se va a encontrar con muchas sorpresas, por la diversidad de los estilos y los temas”, avisó Artola. “Yo provengo del periodismo, entonces mi prosa inicialmente narrativa estaba muy contaminada por mi prosa periodística. Esos primeros intentos en cuentos o relatos fueron superados totalmente por la poesía, que me abarcó la vida entera. Por eso, no trabajé el cuento desde 1972 a 1984 y espero haber superado esa novatez iniciática”, bromeó.

“He leído mucho en narrativa, corta y larga, de todos los autores importantes y entonces, espero haber aprendido algo”, sumó el escritor. “Además, la práctica de la poesía me dio una libertad que no tenía. Por lo tanto, (lector o lectora) pueden entrar por el primer cuento y se van a divertir y muchos me han dicho que insólitamente, es bueno. ‘El patio de los perros’ podría ganar cualquier concurso de cuento pero tiene su jugo, no es sólo diversión.

Después, me lanzo a diversos temas y estilos y los últimos cuentos, tienen registros insólitos para mí. Lo descubrí escribiendo, por ejemplo, ‘Lejos de punto de reunión’. Y sobre el final, los apócrifos, otra categoría de relatos, que me da mucha satisfacción porque hay que investigar mucho”, definió.

Novedad

El origen temporal de los cuentos y relatos es disímil. “Algunos son antiguos, estuvieron recogidos en un librito que no tuvo circulación y se puede decir que se remontan a 1990 o 92. Los otros son más recientes, escritos antes de 2015, cuando tuve el ACV”, recordó el autor. “Los he corregido mucho después de la crítica muy aguda de mi hijo Lázaro, que me hizo dar de baja algunos textos que todavía conservaban esa impronta del registro periodístico. Me permitió abrirme a nuevas cosas: nuevos tipos de temas, de ambientes y de personajes. Podría decirse que cerré el libro en 2012 o 2013, habiendo retomado (el trabajo) seis o siete años antes. Espero que no se note y que se vean todos como nuevos”.

El que firma quiso saber por qué eso de “otros infundios” en el título. “Es muy transitado el decir que la ficción es toda una mentira, una mentira de la imaginación que anida en su hondura, en la existencia de uno y su vivencia de las experiencias. Pero una mentira digna de buscar la verdad, una verdad literaria, tan importante como la real. Es otra realidad. Pero quise usar esa palabra porque me gusta mucho y además, porque los cuentos son infundados en realidad. Sólo yo les concedo -espero que algún lector también- carta de ciudadanía en las letras, sino serían vulgares tonterías. Además, sólo leyendo el título de ‘La mujer ágrafa’, muchos pensarán que tiene un sesgo antifeminista, pero verán que es todo lo contrario”, avisó Artola.

Sobre todas las cosas poeta, el cronista supuso recordar que su libro anterior tampoco era de poemas. “Fue ‘Registros de hora prima’ (2014). Es una paradoja porque es prosa, pero ya Baudelaire escribía poesía en prosa... De golpe, me encontré con una serie de textos que me parecían valiosos, escritos en prosa pero que olían a poesía y siguen siendo considerados por mí poesía. Que cada uno, piense lo que quiera”, desafió. “Sin ir más lejos, en los datos bio-bibliográficos que Luciana Mellado incorporó en la antología ‘Patagonia literaria VI’, incluyó los relatos” que están en el libro en cuestión. Es un volumen de poesía, como ya comentara El Cordillerano.

Por otro lado, “una vez me entrevistaron para compararlo con las mini-ficciones y me pareció un disparate, aunque es cierto que muchas de las micro-ficciones, son poesía. Las micro-ficciones son una gran estafa, no les creo nada”, señaló. “Tengo que conocer mucho al autor y admirarlo para leer ese tipo de textos. Quizá pase lo mismo conmigo: que alguien lea ‘Registros de hora prima’ y se sienta estafado porque esperaba relatos y se encuentra con un género híbrido, si se quiere. Pero los géneros, no tienen nada que ver con nada, salvo los grandes géneros que se separan solos. En el medio, está una prosa que encierra poesía. No solo el texto en sí mismo, sino la intención es poética. Es uno de los libros que más quiero porque me costó mucho, en todo sentido, tuve que darme permiso para publicarlo y tuve la suerte de que después de publicarlo, el elogio mayor lo hizo Rodolfo Alonso, un altísimo poeta argentino, único sobreviviente del Grupo Poesía Buenos Aires, la mítica revista fundada por Raúl Gustavo Aguirre. Me dijo que era una hazaña”, se enorgulleció Artola. Ahora, se reinventa a sí mismo.

Lugar central

Más allá de los cuentos y otros “infundios” que definen a “La mujer ágrafa” (el libro), para Raúl Artola la poesía permanece en “el mismo lugar, el lugar central de mi vida, como escritor y lector. Estoy esperando unos libros de Sharon Olds, la poeta norteamericana, que he leído parcialmente y me entusiasma mucho. La pasión por la poesía se extingue con la muerte y me considero lejos de eso. Todos los pesares físicos que puedo tener se remedian leyendo poesía e intentándola”.

De hecho, todo indica que en su próxima publicación, retomará el tránsito por la poesía. “Tengo una producción desde 2015, el año del ACV, hasta este año, que voy purgando. Hice una pequeña selección para ver si se sostiene y qué queda en pie. Si sale algo, imagino un libro para dentro de un año. Conozco mis tiempos y este año, tengo ‘La mujer ágrafa’ para batallar en la Feria del Libro de Viedma, por ejemplo. Algunos de los poemas nuevos me complacen, otros menos, pero así fue siempre. Para armar un libro de poesía, ha sido fácil encontrar los poemas para que empiece y los del final también, pero el medio es una agua de borrajas, una bruma muy grande”. Una descripción poética.

Adrián Moyano

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