INMIGRACIÓN DE BAJO PERFIL

| 17/06/2018

Los bóers que llegaron a la Patagonia

Los bóers que llegaron a la Patagonia

Arribaron a la zona de Comodoro Rivadavia como consecuencia indirecta de la guerra que protagonizaron en la actual Sudáfrica. Hasta esclavos de “raza negra” trajeron al frío de la Patagonia.

Sobre la historia de las diversas corrientes migratorias hacia la Patagonia, bastante se ha escrito. Incluso, demasiado… Sin embargo, creemos no equivocarnos si decimos que es prácticamente desconocido, en términos de opinión pública regional, el aporte bóer que arribó de Sudáfrica a partir de 1902. El primer contingente hizo pie en Comodoro Rivadavia, por entonces, apenas un caserío que sólo cobijaba una treintena de habitantes.

Según ventila el libro “Historia de la Patagonia” de Susana Bandieri, el primer grupo de colonos tenía origen en el “tronco original holandés” pero se engrosó con “el aporte de protestantes alemanes, franceses, ingleses, nativos y unos pocos portugueses”. Algunos de los apellidos nos pueden resultar familiares: encabezaron el conjunto Luis Baumann, Francisco José de Behr y Juan Coulter.

Según la reconstrucción de la historiadora, los mencionados migraron desde “las repúblicas independientes de Orange y Transvaal luego de su anexión a la Corona británica como resultado de la guerra anglo-bóer” que se extendió entre 1899 y, precisamente, 1902. Hecho de sangre que tuvo como escenario la actual Sudáfrica. El diferendo terminó con la victoria británica y la extinción de aquellas experiencias que habían impulsado los colonos holandeses.

“Bóer” significa campesino, denominación que explica la “fuerte tradición agraria” de los recién llegados, quienes tenían antecedentes como “criadores trashumantes de ovinos”, según la interpretación de Bandieri. Llegaron aquí porque “sobre finales del año 1901, el consulado argentino en Ciudad del Cabo promocionaba la migración de estos grupos, ofreciendo para ello referencias sobre las posibilidades para el desarrollo de la ganadería ovina que ofrecían las tierras de Chubut”.

El asunto se trató en la mismísima Buenos Aires porque “el ministro de Agricultura del presidente Roca, Wenceslao Escalante, convencido de la necesidad de atraer colonización con experiencia rural probada, estimaba que la meseta patagónica tenía similitudes geográficas con la zona que los borres ocupaban, lo cual facilitaría la radicación”. Como se sabe, los estímulos fueron importantes: “el gobierno les ofreció una superficie de 150.000 hectáreas”, aunque subdivididas en lotes.

Favoritismo

Tanto fue el interés capitalino que se modificaron las condiciones que regían en la Ley del Hogar, en beneficio de los sudafricanos, hecho que generó protestas por parte del gobierno británico y de otros colonizadores “argentinos”. La cuestión es que, el 4 de junio de 1902, además de Coulter, Baumann y Behr, arribaron los hermanos Visser, Dolten y Watson, más las familias de Merillac, Levingston, Calvert, Lagrange, Cook, Harrington y Fillmore, entre otras.

El texto de la historiadora aclara: “los recién llegados no eran simples campesinos, eran hacendados, militares y profesionales con capacitación, expulsados por la situación en su país y tentados a echar suerte en nuevos territorios. Muchas de estas familias poseían capital y viajaban con animales, semillas, enseres, materiales de construcción, útiles de labranza y, en algunos casos, personal de servicio, incluidos unos pocos esclavos de raza negra”. Hay que ponerse en la piel de aquellos sudafricanos originarios: ¡arribar a las costas patagónicas a la vista del invierno!

Según Bandieri, “de estos pioneros bóers surgieron luego la mayor parte de las más tradicionales e importantes familiares comodorenses”. Hubo otro contingente que arribó al año siguiente, con 100 colonos más, con destino a la Colonia Escalante. Algunas de las familias recibieron “tierras al oeste y noroeste del lago Musters y otros lotes entre los ríos Mayo y Senguerr”. En 1905, llegaron más sudafricanos, en este caso, en número de 300 inmigrantes.

Si bien la mayoría de los recién llegados se radicó en las colonias Sarmiento y Esclante, “el coronel Bresler y el general Joubert se trasladaron a la zona de San Martín de los Andes, en Neuquén, para iniciar otra colonia”. Sin embargo, sucesos políticos que tuvieron lugar en su punto de partida incidieron para que alrededor de la mitad de los viajeros eligiera retornar a la Unión Sudafricana, que se constituyó en 1910.

Según la reconstrucción de Bandieri, “los que se quedaron se integraron en la región desarrollando, con gran esfuerzo, cultivos en los cañadones y estableciendo granjas productoras de huevos, manteca y quesos, mientras sus rebaños de ovejas pastaban en los campos aledaños. Plantaron, con buenos resultados, frutales y vides y sembraron avena, trigo, maíz y alfalfa”. El posterior hallazgo de petróleo, cambió la configuración de la zona. Incluso, en cuanto a la composición de su población. 

Antes y después del petróleo

El descubrimiento de petróleo incidió de manera decisiva en Comodoro Rivadavia y alrededores. “Ya para 1905, sólo el 6 por ciento de la población adulta” de la localidad, de un total aproximado de 300 habitantes, “era de nacionalidad argentina, en tanto que el resto lo constituían españoles, italianos, rusos, austriacos, vascos, portugueses y alemanes, entre otros, lo cual es ampliamente demostrativo del notable peso de la inmigración extranjera en su constitución inicial”, escribió en su “Historia de la Patagonia”, la historiadora neuquina Susana Bandieri.

Pero “con el tiempo, la demanda creciente de trabajo motivó el asentamiento de pobladores de otros orígenes en las distintas ciudades y ámbitos rurales de la Patagonia austral. Muchos de ellos, como extensión de las corrientes migratorias que poblaron Punta Arenas y su zona de influencia, mayoritariamente de origen chiloense o chilota –pueblos campesinos de las islas del archipiélago de Chiloé- que llegaron a la zona para desempeñarse como mano de obra en las estancias, en las minas de carbón o en los frigoríficos”. Historia la última un tanto más difundida que la presencia de los bóers en la Patagonia.

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