“Hace dos años que Manu partió de casa…”, rememora Juan Benítez, para luego evocar que su cuerpo fue encontrado un par de días después.

Todo Bariloche sabe que Manu es su hijo Manuel, aquel que falleció por hipotermia cuando intentó llegar a cumplir con su trabajo en el refugio Frey en medio de una tormenta de nieve.

Luego empezaron a desempolvarse responsabilidades.

Por ejemplo, acerca de las condiciones en que él y los demás refugieros llevaban sus tareas adelante.

Y, sobre todo, se apuntó a la demora que existió en dar el alerta para que se lo buscara.

Ayer, jueves 25 de abril de 2024, quien era concesionario del refugio Frey cuando ocurrió la tragedia, Federico Pajarín, tras admitir su responsabilidad en un juicio abreviado, fue condenado a tres años de prisión en suspenso.

“Darle un cierre a esto veinticuatro horas antes de que se cumpliera un nuevo año de que Manu partiera de casa resultó muy fuerte para nosotros”, manifiesta Juan.

Aquel 26 de abril de 2022, entonces, cerca de la una de la tarde, Manu salió de su hogar. “Quería ir a toda costa, para cumplir con el trabajo, porque se había comprometido y sabía que, si él no lo hacía, en el refugio no quedaría nadie”, comentó alguna vez frente a este cronista la mamá, Ximena Cerda.

Aquel día de nieve intensa no se veían colectivos, y la camioneta del papá estaba rota.

El muchacho pensó en ir a dedo, pero, finalmente, a pesar de las dificultades, su madre le consiguió un taxi. La mujer, después, se sintió culpable por haberlo ayudado a que tuviera un transporte que lo arrimara lo más posible para que él después comenzara su andar hacia arriba. Cualquiera sabe que ella no tuvo culpa de nada, pero… ¿cómo hacérselo comprender a una persona que sufrió una pérdida semejante?

“La vida entera es como un relámpago en el cielo; se precipita a su fin como un torrente por una empinada montaña”, se lee en El libro de los vivos y de los muertos, obra a la que, apenas meses después de la muerte de Manu, su papá acudió en un intento de sanar internamente.

Juan, que alguna vez expresó su dolor diciendo: “La montaña se lo tragó”, pasó a tener la certeza de que Manuel “es el ángel de la montaña que cuida todo el entorno”.