29/08/2017

Cultura y amistad: el arte une a dos grandes plásticos rionegrinos

El 8 de septiembre en la Casa de la Cultura de General Roca, quedará inaugurada la muestra de los artistas plásticos José Luis Rogel y Rafael Roca. Ellos se conocieron antes de los 80 y hace unos años realizaron una exposición en un hotel de los kilómetros, pero siempre quedó pendiente la idea de Roca de llevar a su ciudad de residencia, los trabajos de Rogel.

Cultura y amistad: el arte une a dos grandes plásticos rionegrinos
Casi 40 años de amistad entre los artistas.
Casi 40 años de amistad entre los artistas.


Por Susana Alegría
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La exposición se mantendrá hasta el 26 de septiembre y se podrán ver allí trabajos de distintas épocas de los artistas. Rogel desde aquí ya ha enviado alrededor de 15 trabajos, y él permanecerá allí solo una semana por cuestiones laborales. El Cordillerano dialogó con ambos intentando dar un breve pantallazo de sus carreras, pasado y presente de grandes referentes del arte.

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Rafael Roca nació en Lanús, provincia de Buenos Aires en 1948, estudió en la Escuela Panamericana de Arte, Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y Escuela Panamericana de Arte. Fue becado en la Cárcova por un premio que obtuvo a nivel nacional. “En 1972 me casé y nos fuimos de luna de miel a Bariloche pero no volví, me quedé a vivir ahí”, dijo el artista. 

Roca fue profesor en la Escuela Municipal de Artes Visuales, que funcionaba en el sótano de la Biblioteca Sarmiento, siendo contemporáneo de Reynoso, Egon Rost, Toon Maes, Marco Pertile y otros pintores que dejaron su huella en nuestra ciudad. En 1981 se separó y se mudó a General Roca donde vive hasta la actualidad.

Conoció a Rogel cuando era alumno de Maes, “nos reencontramos en España cuando José sobrevivía haciendo retratos a los turistas en la Plaza Mayor de Madrid”.

La figura de Maes

Mucho se ha juzgado la figura de Toon Maes en la sociedad barilochense; al respecto, Roca dijo “toda su historia e ideología política de Bélgica, está relacionado en un libro que escribió Esteban Buch, allí lo describe fielmente como era”.

“Maes pertenecía a un partido segregacionista “creo que se llamaba Los Flamencos, en esa unidad política que era una monarquía habían dos religiones con idiomas diferentes, se quería separar como quieren hacerlo los catalanes, entonces en la guerra vieron la posibilidad de separarse de ese rey, en ese contexto hicieron alianza con los alemanes para lograrlo”. Agregó que “Maes siempre decía que él no era racista y que nada tenía en contra de los judíos, sin ir más lejos, Silvia, su último amor, era judía”. Señaló: “como profesor de pintura fue una huella buena en los artistas que se relacionaron con él, yo como escultor tuve otros referentes”.

Su carrera en la región del Valle

De esa etapa, ha conservado su amistad con José Luis Rogel y Raúl Pérez (luthier y artista plástico). Cuando se fue a vivir al Valle estuvo 15 años dando clases en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano de Neuquén, en General Roca fue director de Cultura y quien le dio forma y estructura al Museo Municipal de Bellas Artes Juan Sánchez, “ahora está totalmente desmantelado” comentó con pesar.

“Ahora estoy jubilado y eso lo considero una beca para seguir creando y produciendo esculturas, he podido conseguir del Fondo Nacional de las Artes un crédito a nueve años para construir el taller grande que siempre soñé tener en un terreno que está al lado de casa”.

Hizo varios trabajos monumentales “eso fue mientras funcionaba la economía nacional y popular, que hubo plata para hacer monumentos, no solo de dinero público sino incluso, por colecta de los vecinos cuando había poder adquisitivo o de municipios que nunca me preguntaron mi ideología política”.

Así le encargaron trabajos en la región, “tengo algunos religiosos y otros conmemorativos como el de Malvinas que está en Huergo, de cuatro metros y medio de altura, y el de cuerpo entero de Aimé Paine”.

Estos últimos 15 años trabajó incluso haciendo la cabeza monumental de Rajneri, el fundador del diario Río Negro, escultura que fue pagada por los empleados. “Todo eso se cortó y hace tres años que estoy preparando la exposición con José Luis el 8 de septiembre”.

“Mis trabajos son lentos de hacer y los materiales dependen del presupuesto y el destino de la obra, para hacer el de Aimé elegí resina poliéster con fibra de vidrio con un aspecto marmóreo, hay que tener en cuenta el maltrato al que podría estar expuesto”, dijo.

“Para el monumento de Malvinas me dije, para la guerra hay que usar hierro duro, es un material que cuando se oxida tiene rojo, significa sangre, es un material barato y resistente”. Esto demuestra que la elección de esos materiales también está relacionada con la temática de la obra que le encargan.

El trato hacia los artistas

Con respecto al valor que se les da a los artistas en General Roca y en Río Negro en general, dijo “en esta región hay una predisposición buena hacia los músicos, negocia un representante, le pagan el pasaje en avión al ejecutante y no hay problemas de derecho de autor porque está registrado, sacan miles de copias y el artista cobra, los artistas plásticos vendemos la partitura general manuscrita, no tenemos derechos, piensan que nos dan un beneficio porque nos dan un lugar para exponer, sin traslado ni seguro”. José Luis Rogel lleva sus obras para la exposición en el camión de una carnicería, por ejemplo.

“No podemos pagar un flete que cruce la provincia y hasta los catálogos los pagamos de nuestros bolsillos, además no hay mercado de arte en todo Río Negro, hay algo leve en Neuquén, acá se desmanteló el tímido museo municipal de Bellas Artes”. Agregó que “no hay ni siquiera un edificio de Cultura de Provincia”.

“En esta provincia los patrimonios artísticos se pierden, no hay memoria y se empieza siempre de cero, no hay estudio artístico ni referentes para las escuelas de arte, siempre se empieza con la última moda que viene de Buenos Aires, pero eso lamentablemente pasa también con la música.”
“Río Negro es demasiado diversa y dispersa, no hay comunicación entre cada región, el último intento de acercamiento fue en la época de Álvarez Guerrero, luego todo se perdió. Más allá de lo que se intenta hacer creer seguimos incomunicados y separados con otros músicos, poetas, pintores y escritores”, detalló.

José Luis Rogel

Tiene su atelier en calle Gallardo al 700, nació en Bariloche y desde pequeño que naturalmente se sintió atraído por el dibujo y la pintura. Paco Puchelof, su profesor en la escuela 16, propuso pintar en las paredes del edificio murales alusivos a cada provincia y Rogel se sumó a esas tareas.

En 1974 comenzó a asistir al taller de Toon Maes. Rogel recordó “pensé que me iba a dar clases o enseñar nuevas técnicas, pero me dijo que empezara a pintar y cada tanto se acercaba a sugerirme algo con respecto al color o las formas”. Fue el artista quien lo introdujo en los libros de arte porque hasta ese momento, nunca había tenido acceso a ninguno y fue así que comprendió que la pintura no tenía que ver con la realidad, sino que tenía sus propias leyes.

En 1976 realizó su primera exposición y comenzó a participar en salones municipales, provinciales y regionales. En 1980 ganó el primer premio en el Salón del Sur y ese mismo año recibió el Gran Premio de Honor en Pintura en el Salón Provincial de Río Negro.

Cuando tenía 30 años su maestro lo convenció de irse a Europa, recorrer los museos y conocer la historia de la pintura.

Ya en España, en 1984, obtuvo una beca del Instituto de Cooperación Iberoamericana de Madrid y en 1985 viajó a Estados Unidos donde continuó exponiendo. En 1990 viajó a Suecia y Portugal hasta establecerse en Gran Canaria, donde realizó muestras junto al escritor y ceramista David Nieves, y en 1994 regresó a nuestra ciudad.

Un cuadro tiene muchas maneras de nacer

“Una vez iba caminando hacia mi taller, en una casa de molduras sacaron para la basura una tabla inmensa que se notaba habían usado para pisar sobre ella. Me la llevé, le cambié muy pocas cosas, la presenté en un concurso de pintura y gané. De cualquier forma puede nacer un cuadro. Fue el más rápido de mi vida.”

José Luis Rogel

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