LA HISTORIA GRANDE DEL TEATRO ARGENTINO EN VERSIÓN CLOWN

| 10/04/2024

Con “Podestá”, Gisela continúa el camino que inició su familia pionera

Con “Podestá”, Gisela continúa el camino que inició su familia pionera
Hay que llamarse Podestá y hacer teatro...
Hay que llamarse Podestá y hacer teatro...

A través de un unipersonal, la actriz cordobesa revisitará los orígenes del arte dramático en el país y contará qué tan bueno o no es portar apellido. En El Brote.

Para que se entienda rápidamente, sería como si dentro de un siglo algún descendiente de Maradona quisiera dedicarse al fútbol profesional. ¿Cuántas toneladas pesaría el apellido en cada pierna? Tal vez el ejemplo resulte exagerado, pero una responsabilidad similar afrontó Gisela Podestá cuando decidió consagrarse al arte dramático: sus mayores fueron aquellos y aquellas que a fines del siglo XIX sentaron las bases del teatro argentino. Felizmente, para la actriz cordobesa que se presentará el viernes (12 de abril) en El Brote, llevar tan ilustre apellido es en la actualidad más impulso que lastre.

La obra se titula sencillamente “Podestá” y a través del lenguaje del clown, hecha luz sobre tan rutilante historia. “Mi familia tuvo un papel importante dentro del teatro argentino porque fue la introdujo lo que es el teatro dentro del circo criollo”, rehízo Gisela en intercambio con El Cordillerano. “No es que no había teatro en la Argentina, pero venía de compañías italianas o francesas que hacían ópera, donde el acceso era solamente para personas que podían pagar las entradas. El pueblo iba al circo”, definió.

Aquellos pioneros “eran nueve hijos que se dedicaban al circo, descendientes de María Teresa Torterolo y Pedro Podestá, que eran genoveses”, puntualizó. “Con el tiempo hicieron Juan Moreira, la primera vez que un elenco nacional contaba historias de gauchos que tenían que ver con el mismo público que veía las obras”, destacó. “Entonces, se toma como hecho revolucionario ese acontecimiento: la primera parte del espectáculo era la circense y después del intervalo venía Moreira”.

El trabajo también tuvo su historia porque “los dos primeros años (se representaron) en pantomima, hasta que finalmente introdujeron palabras”, aportó la payasa. “Entonces, se lo reconoce como el primer hecho teatral puramente nacional: autores nacionales, actrices y actores también, con la historia de un gaucho que tenía que ver con la identidad de un pueblo. Por eso se reconoce a mi familia como fundante del teatro nacional”, subrayó.

A tamaña epopeya la revisitará Gisela en su unipersonal. “El clown no inventa, es verídico y real lo que le pasa, es lo más sincero que conozco si bien juega y está interpretando un personaje. Sus emociones son las que de verdad le suceden”, destacó. “Nos conmueve realmente lo que le pasa al payaso, a la payasa, al actor o a la actriz. Es tan verídica la técnica que a mí me resultó muy fácil y llevadero contar una historia que realmente me atraviesa, porque es mi verdadera historia”, resaltó.

Entonces, “lo que hace esta payasa es contar en escena cómo descubre de dónde viene, cómo descubre su árbol (genealógico) y lo que le pasa. Primero, con enojo hasta aceptar y ver que esa es también su propia historia. El lenguaje del clown facilita la historia, con condimentos de humor y ternura”, anticipó la continuadora de los Podestá.

No muchas veces actrices o actores tienen la chance de meterse en la piel de sus mayores. “Toda la investigación que hicimos, además de lo que ya sabía o conocía por anécdotas de mi abuelo, fue en primera persona a partir de libros escritos por mi familia, por ejemplo, Medio siglo de farándula, de José Podestá”, mencionó su descendiente. “Él interpretó a Pepino el 88, el primer clown argentino, y escribió al libro en primera persona. Después, hay otro de Blanca Podestá que también fue parte de la investigación”, entre otros legados familiares.

“En un momento, me pasó que, al escuchar la propia voz de mi familia, me atravesaba de otra manera”, confió. “Igual, leí de todo. Con la investigación, después de muchos meses de leer y leer y de yo anotar en un cuaderno, empezamos a ponerle el juego y a interpretar. Hay algo de ficción a la hora de mostrar cómo la payasa descubre que es una Podestá, pero el resto es todo verídico, súper autobiográfico”, admitió Gisela.

Como decíamos más arriba, “el apellido impulsa un montón al hecho artístico si bien mi sentir no es el mismo desde que empecé a estudiar Teatro de chica, porque al principio sentía mucha responsabilidad y, de hecho, demoré muchos años en decirle a mis profesores cuál era mi origen y de dónde venía”, compartió. “Pensaba que tenía que hacerle honor a ese apellido. A la hora de actuar o de estar improvisando en los talleres, quería que nadie esperara mucho de mí porque el apellido era un peso muy grande: tenías que ser buena o ser buena”.

Consecuencia de esa herencia, “tuve mucho tiempo escondida la información hasta que empecé a contarlo y decirlo”. Después, la carga se alivianó y “hace tres año y medio que estrenamos Podestá”, comentó Gisela. “Fue un proceso el hecho de pararme en un escenario y decir: esta soy yo, esta es mi identidad y también soy una Podestá. Es impulso puro y pasión por el teatro”, proclamó. Y una historia que continúa… La función comenzará a las 21, será al sombrero y sería prudente reservar al 2944 635624.

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