Con seguridad hay muchas más, sobre todo en el punk, pero aquí van unas canciones que protestan contra las condiciones de explotación y hacen historia de la clase obrera.

El rock argentino no se preocupó especialmente para cantarle a la clase trabajadora, aunque buena parte de sus exponentes tuvieron origen en familias que pertenecían a los sectores populares. Sin embargo, hay excepciones tanto en el blues de los albores como en el punk y metal de los 90, más algunas expresiones relativamente recientes y tal vez, con más componentes ideológicos.

Van aquí seis temas de diversas épocas y estéticas para acompañar la conmemoración del Día Internacional de las y los Trabajadores, que se instituyó en 1889 a instancias de la Segunda Internacional. Se originó para recordar a las grandes movilizaciones que tuvieron lugar en Chicago (Estados Unidos) tres años antes, para que se respetara la vigencia de las 8 horas laborales por día. En la Argentina, el primer acto tuvo lugar el 1° de mayo de 1890.

Si bien su letra no contiene explicitaciones políticas, quizá sea “Avellaneda Blues” una descripción magistral del conurbano obrero entre 1960 y 1970. La banda que conformaron Javier Martínez (voz y batería); Claudio Gabis (guitarra) y Alejandro Medina (bajo) aportó una joya indeleble que todavía resplandece a pesar del paso del tiempo. En una de sus líneas, escribió Martínez al describir el amanecer industrial: “La avenida desierta, pronto se agitará / y los obreros / fumando impacientes, a su trabajo van”.

Aunque interpretaba el tema bastante antes, Memphis La Blusera recién registró “Blues del estibador” en 1991, cuando imperaba el neoliberalismo en la Argentina. Al igual que el antecedente de Manal, la canción describe zonas portuarias de Buenos Aires, aunque pone más el acento en los trabajadores que en el paisaje urbano, con menciones a las condiciones de explotación: “Una, dos, tres bolsas cargué, sí, cargué /. Cuatro, cinco, seis bolsas cargué, sí, cargué /. Y cuando pierdo la cuenta, ya no me quedan fuerzas / ni para gastar los diez pesos que me dan”. En vivo, Adrián Otero siempre anunciaba al tema como “blues obrero”.

Al comienzo del mismo año, el metal argentino asumía su origen con “Gil trabajador”, otra gloria que resiste el paso del tiempo. Oda callejera, barrial y precisamente proletaria, está en “Ácido argentino”, álbum potentísimo de Hermética. Sin complejizar teóricamente, el malogrado Ricardo Iorio llamaba a las cosas sin eufemismos: “Masticando esta siniestra heredad, / prisionero estoy en mi ciudad natal / donando sangre al antojo de un patrón / por un misero sueldo”.

Recientemente, Ana Patané lanzó “Ajeno al tiempo”, una revisita tanguera a temas de la banda insignia del metal y la verdad, la versión de “Gil trabajador” es a todas luces conmovedora. Está disponible en plataformas digitales.

Seguramente haya muchos más, pero desde el punk y el hardcore vamos a poner de relieve dos aportes, uno más callejero y el otro, un tanto más intelectual. En “Volvió la alegría, vieja” (1995), 2 Minutos grabó “Laburantes”, justo cuando Ley de Convertibilidad mediante, buena parte de la clase trabajadora la pasaba muy mal. Con urgencia, el Mosca (Walter Velázquez) escupía “Muchos Mercedes y tapados de piel / por la avenida Santa Fe / y en los suburbios / la clase obrera vive su agonía eterna. / Burgués, burgués, burgués, que asco que me das”.

Como si quisiera cerrar la década más nefasta de la historia reciente para los sectores populares, Fun People hizo historia y homenajeó a una figura que se entronca con las grandes huelgas patagónicas de 1920/21. Con “One day, like Wilckens”, la banda de hardcore melódico que lideraba Nekro (hoy Boom Boom Kid), trajo a colación la figura del vindicador, según el calificativo de Osvaldo Bayer. El 27 de enero de 1923 y ante la impunidad que se consagraba, el trabajador de origen alemán se cobró la vida del teniente coronel Héctor Varela, responsable militar de los fusilamientos que terminaron con la existencia de 1.500 peones rurales en Santa Cruz. La banda llevó a la música las investigaciones del escritor y periodista.

Para cerrar el repaso desde ya incompleto, traeremos a colación la versión de “La Internacional” que grabó como simple en 2021 Acorazado Potemkin. La banda que orienta Juan Pablo Fernández -asiduo visitante de Bariloche- también introdujo su aporte en “Esto es”, el álbum en vivo que lanzó el año pasado. De múltiples versiones, la letra tiene origen en Francia en 1871, año de la Comuna de París. “Agrupémonos todos / en la lucha final / y se alcen los pueblos con valor / por La Internacional”, dicen sus últimas líneas. Comprensible que recobre vigencia en tiempos tan ásperos para quienes viven de salarios.