EL HOMENAJE QUEDÓ PENDIENTE POR LAS CUARENTENAS

| 17/04/2020

El Centro Cívico, testimonio de una época en que Bariloche se planificaba

Adrián Moyano
El Centro Cívico, testimonio de una época en que Bariloche se planificaba

Estrada pensó su disposición en función de la Intendencia del Parque Nacional -que se había inaugurado cuatro años antes- y del puerto. No tuvo problemas en modificar su croquis inicial.

La etapa en que se proyectó el Centro Cívico se extendió entre 1936 y 1937, mientras que su construcción se estiró entre 1938 y 1940. Si bien se inauguró el 17 de marzo de ese año, el edificio de la Intendencia del Parque Nacional Nahuel Huapi data del 25 de mayo de 1936 y fue luego que pasó a formar parte del conjunto. El autor del proyecto, Ernesto de Estrada, tuvo como colaborador al también arquitecto Miguel Ángel Cesari.

Las precisiones aparecen en el artículo “Bariloche y su Centro Cívico”, que fue reproducido en el libro “Ernesto de Estrada. El arquitecto frente el paisaje” (CEDODAL 2007). Su autora es la doctora Liliana Lolich, quien precisamente se doctoró con una investigación que se tituló “Arquitectura de influencia europea en la Patagonia”. El texto que traemos a colación es parte de su tesis, a la que defendió con éxito en 2005.

Como se recordará, las actividades que se habían previsto para saludar el 80 aniversario del complejo, tuvieron que suspenderse ante las primeras cuarentenas que se dispusieron para enfrentar el coronavirus. No obstante, la Biblioteca Sarmiento no pierde las esperanzas de concretarlas, una vez que se supere la coyuntura actual. De hecho, continúa solicitando datos sobre quiénes trabajaron en la construcción para proceder a un homenaje, a través de sus descendientes.

La ejecución del proyecto corrió por cuenta de Christiani & Nielsen y el contratista, fue Henrik Lunde, con José Luckman como picapedrero capataz.

La tipología arquitectónica refiere a un conjunto de edificios agrupados en forma de U alrededor de una plaza “seca”, precisamente complementado por un edificio –la Intendencia del PNNH- en el extremo sur del eje central, a modo de remate, con un emplazamiento rodeado de jardines y parques, según la recapitulación de Lolich.

Los usos que se previeron originalmente fueron “municipalidad, museo, biblioteca, comisaría, aduana y réditos, correo, administración, juzgado e Intendencia PNNH”. Hubo ampliaciones en la dependencia policial y en el Correo, alrededor de 1960. De 1991 data la declaratoria de Sitio Histórico Municipal mientras que por un decreto de 1989, se consagró al Centro Cívico como Monumento Histórico Nacional.

Obras modélicas

Es menester aprender o tener presente que “el Centro Cívico de Bariloche fue proyectado conjuntamente con la avenida costanera y la ampliación y mejora del puerto. La finalidad era crear una vía de acceso de incomparable calidad paisajística que ofreciera hacia un lado, la panorámica vista del lago Nahuel Huapi con su entorno de bosques y montañas, y hacia el otro, obras modélicas adecuadas a la imagen de ciudad turística que se quería imponer”, dice la investigación.

Así las cosas, “avenida costanera, Centro Cívico, catedral, Movilidad de Parques Nacionales, la actual escuela N° 266, el demolido Automóvil Club y el ex Departamento Provincial de Aguas, junto con una extensa playa lacustre liberada de edificaciones, formaban parte de un mismo proyecto urbano”. Además, se acompañó el proyecto con “la primera obra de pavimentación que se realizó en toda la región”, desde el Centro Cívico por la avenida costanera hasta la estación del ferrocarril.

Como se dijo, “la primera obra que Parques construyó en la zona fue el edificio de la Intendencia del Parque Nacional Nahuel Huapi, proyecto por el arquitecto Alejandro Bustillo, a quien su hermano, el Dr. Exequiel Bustillo, le había encargado otros tres edificios institucionales. Para ello, eligió diferentes emplazamientos dispersos en lo que entonces era apenas poco más que una aldea de montaña”, recuerda el texto de Lolich.

Sin embargo, “la genial idea de agruparlos en un conjunto fue de Estrada, quien esbozó un croquis preliminar para un primer emplazamiento en el único terreno disponible en ese momento y que Exequiel, en un arrebato de entusiasmo, se apresuró a publicar en la prensa nacional, dándole de inmediato el aval para desarrollar el proyecto”. No obstante, la idea original no fue la que finalmente se plasmó sobre el terreno.

Ocurrió que cuando Estrada “fue por primera vez a Bariloche llevaba el encargo de construir dos o tres edificios públicos cuyos terrenos ya estaban adjudicados en diferentes lugares del pueblo”, continúa la investigación. Una vez aquí y según sus propias palabras, optó por “desechar esos terrenos y realizar un conjunto que formara una plaza, que fuese un verdadero Centro Cívico” y además, “con carácter pintoresco tipo montaña”.

Según Lolich, “la diferencia entre ambas propuestas fue no solo simbólica sino también dimensional”. Sigue Estrada: “antes la Municipalidad estaba pensada en un edificio de madera de 2 o 3 ambientes de modo que este le quedaba grande, arriba había vivienda de personal”. Su testimonio indica que “cuando empecé a proyectarlo, teníamos una oficina con muy buenos dibujantes. Me pidieron dos o tres edificios lo que me pareció un error. Se armó entonces un conjunto de donde agregaba museo, biblioteca, confitería”.

El emplazamiento definitivo se definió después de la adquisición de los terrenos a los herederos de Primo Capraro. “La nueva localización ofrecía la ventaja de poseer puerto propio, el único del área urbana y el más importante del lago, con permanente movimiento de mercaderías y personas”, puntualiza el relato de Lolich. Lamentablemente desde una perspectiva histórica, “se resolvió hacer tabla rasa con las construcciones existentes: molino harinero, aserradero, carpintería, talleres y viviendas del personal, entre otras instalaciones que testimoniaban el más importante patrimonio industrial de la zona cuyo origen se dio con la radicación del primer poblador, Carlos Wiederhold, en 1895”. El consabido progreso golpeaba a las puertas de Bariloche.

En busca de la ciudad-jardín

El hecho de destruir las construcciones que existían previamente donde se levantó el Centro Cívico, “facilitó la implantación de los nuevos edificios y un completo tratamiento paisajístico que incluyó la parquización de manzanas aledañas al conjunto cívico, donde también se incorporó el desnivel natural marcado por el cauce del arroyo que alimentaba el molino –hoy entubado- como parte del paseo que debía acompañar la obra”, continúa la investigación de la doctora Liliana Lolich.

Según la especialista, “este tratamiento del entorno marcaba el carácter de ciudad-jardín, complementado con la prohibición de construir alturas superiores a la cumbrera predominante en los edificios (aproximadamente 11 metros)”. En definitiva, “Estrada supo potenciar inteligentemente el cambio de terreno al unir el conjunto edilicio con la sede la Intendencia del

PNNH recientemente inaugurada, mediante un bulevar que desemboca en la plaza seca, generando así un eje cuya fuerza en el plano ayuda a resaltar la importancia de la torre municipal y su peso como hito urbano”. Menos mal que no prosperó la idea original del municipio de madera…

Completa la narración que “el muelle del antiguo puerto fue el nexo y punto de encuentro ideal con la avenida costanera asegurando de ese modo, la integración total de los espacios urbanos. El puerto completó la funcionalidad del conjunto y su fuerza simbólica marcada por la apertura panorámica a las mejores visuales al lago, los bosques y las montañas”. Historia inicial del sello distintivo de Bariloche.

Adrián Moyano

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