31/03/2020

En tiempos de coronavirus una pareja sobrevive en una carpa

Julio Luzuriaga
En tiempos de coronavirus una pareja sobrevive en una carpa

 

Para estas personas el “quedate en casa”, se convierte en una frase que se asemeja a una broma de mal gusto. Es el caso de Marcela y Exequiel, quienes hace poco más de un mes viven en una carpa, montada en el patio de la vivienda de una de las hijas de Marcela. Como si fuera poco, no tienen trabajo, ni dinero, ni una solución a corto plazo.

El caso de Marcela Soledad Lovera (52) y de su pareja, Exequiel Yáñez (51), es advertido a diario por vecinos del barrio San Francisco IV. En la esquina de calles Monteverde y San Pablo, se vieron obligados a montar una carpa e improvisar una vivienda a la intemperie.

En el caso particular de esta pareja el aislamiento, por la difícil situación que afecta a todo el mundo, es lo de menos; otras tantas son las urgencias por las que están atravesando.

Sin trabajo, ni una solución a la vista, sobreviven gracias a la solidaridad de la hija de Marcela y de las personas que les acercan mercaderías.
Hace un año se fueron a El Bolsón para trabajar como caseros y realizar changas en esa localidad vecina. A comienzos de este año el trabajo se terminó, les pidieron la casa y no les quedó otra opción que retornar a Bariloche. Lo hicieron con la esperanza de poder conseguir trabajo y desarrollar aquí una vida normal.

El retorno

A poco de regresar a esta ciudad se declaró la pandemia por el COVID-19 y con ello los empapó una catarata de vicisitudes que deben sortear a diario.

“No teníamos a dónde ir. Mi hija nos prestó el patio de su casa para que pongamos una carpa. Así lo hicimos y hace un poco más de un mes que vivimos en estas condiciones”, contó Marcela.

Tal como si se tratase de un camping obligado, estas personas sobreviven el día a día, haciendo frente, entre otras cosas, a las bajas temperaturas registradas en los últimos días y la incomodidad que representa vivir de esa manera.

“En El Bolsón nos ganábamos la vida haciendo, yo, trabajos de limpieza en casas, cuidando abuelos y niños, y haciendo tortas fritas y dulce. Mi marido tenía changas como gasista, plomero y albañil, pero eso se acabó”, contó Marcela.

Trabajo

“Ahora no tenemos dónde vivir y además con lo del virus ni siquiera podemos trabajar para comer”, agregó.

Dijo que mantuvieron contacto “con la Municipalidad, pero nos dijeron que por esta situación que se está dando con el coronavirus no pueden hacer nada por nosotros”.

“Mi hija nos presta el baño y la cocina. Pero así no se puede vivir. Nadie de la Municipalidad se acercó para intentar darnos una ayuda”, aseguró la mujer.

Armaron la carpa a la que “techaron” con un nailon y al aire libre montaron una especie de sala de estar.

“Por las noches usamos varias frazadas para taparnos, pero no sabemos cómo vamos a hacer cuando se ponga más frío”, analizó.

Deseosos de tener un lugar donde vivir dignamente y además un trabajo para poder, básicamente, alimentarse, aportaron sus números de teléfonos.
“Nuestros números son 2944-802255 y el de Exequiel es 2944-106056”, subrayó Marcela, no sin antes solicitar ayuda para poder salir de esta difícil situación que les toca atravesar.

Julio Luzuriaga

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