03/03/2020

El valor de lo simbólico

La expresión simbólica dice mucho de una sociedad. En Argentina, hemos venido perdiendo el valor de los símbolos desde hace muchos años. Un ejemplo, es el absurdo tarareo de la introducción de nuestro Himno Nacional en las canchas de fútbol, en lugar de (nuestros dirigentes) exigir ante las autoridades deportivas la omisión de la misma (aunque justo es reconocer que es bastante larga).

Me ha tocado recientemente reemplazar dos banderas deterioradas por otras nuevas y me sorprendió el desconocimiento por parte de mis compañeros de trabajo de que las banderas deterioradas deben ser quemadas en un recinto cerrado y ceremoniosamente.

Por eso, deduzco, los símbolos y las tradiciones están fuertemente asociados a las naciones que “funcionan”.

Y ahora voy al tema que es objeto de estas líneas.

Es inimaginable pensar a un presidente francés estar a bordo de algo diferente a un Citroën C6, a un premier italiano en algo que no sea un Masseratti Quattroporte o a un canciller alemán en algo diferente a un Mercedes o un BMW. Ni hablar de los Cadillac o, en su tiempo, los inmensos Lincoln Continental de los presidentes norteamericanos.

Durante un tiempo, los presidentes argentinos disfrutaban del viejo Rambler Ambassador limousine by Pronello, para uso presidencial protocolar, que si bien era de raíz extranjera, tenía más del 85% de integración nacional.

Pero hoy, el ver al presidente Fernández a bordo del Corolla, seguido por otros dos Corolla, me generó un dejo de desesperanza respecto del valor que le dan a lo simbólico.

De todo el mercado de medianos grandes Mercosur, solamente el Corolla no es argentino. Es brasilero. Aquí se fabrican los Chevrolet Cruze, los Citroën C4 Lounge, los Peugeot 408 y hasta hace poco tiempo, el Ford Focus.

Tan poco apego parecen tener nuestros dirigentes al valor orientador de lo simbólico, que ni siquiera tienen la delicadeza de elegir un producto de la industria que dicen (y deberían) defender y promover.

Ya sabemos que para su vida privada real se mueven en Audi, Mecha o BMW, pero para “empatizar” con la gilada usan autos más populares, así sea en actos oficiales, como el de hoy.

Ojo, no tengo nada contra el Corolla, que me parece un auto excelente, pero los símbolos dicen mucho de quienes nos gobiernan.

Preferiría que se quiten la máscara y se muevan directamente en un Rolls-Royce, así queda menos en evidencia su desapego por lo que significa “promuevo nacional y uso nacional”.

Germán Berizzo
DNI 8.577.013
Bariloche

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