30/07/2019

Gracias a integrante barilochense, llega “La conjura de los malditos”

Adrián Moyano
Los actores estuvieron en El Cordillerano. (Foto Tonny Romano)

El staff es platense pero uno de sus integrantes se mudó a Bariloche un tiempito atrás, donde se incorporó al colectivo El Grumo. La permanencia del vínculo propicia el arribo de un enfoque teatral muy llamativo.

Que Santiago Verdaguer decidiera afincarse en Bariloche un año atrás propició que “La conjura de los malditos” pudiera verse entre nosotros durante mañana y el viernes próximos (1º y 2 de agosto respectivamente desde las 21). El elenco platense se dará cita en MOMA para recrear una propuesta inusual que aúna otro enfoque de la improvisación teatral y una suerte de homenaje a poetas que a pesar de escribir a fines del siglo XIX, mantienen intocada su impronta.

Parte del staff se hizo presente en El Cordillerano para anticipar la trama. Mariano Mazzotta, uno de los cuatro actores, indicó que “La conjura… es un espectáculo improvisado, tanto desde la actuación como desde la música y la iluminación. Lo que buscamos es cambiar un poco el eje, porque habitualmente la improvisación teatral tiende a lo humorístico y liviano, nosotros buscamos algo más dramático, más cercano al teatro de texto y con otra seriedad, inclusive con otra oscuridad. Nos inspiramos en los textos de los poetas malditos”, deslizó.

Juan Pablo Valenti, otro de los actores, brindó más pistas. “Los textos de Charles Baudelaire, Arthur Rimbaud y Edgard Allan Poe son disparadores para las escenas que construimos después. La conjura… surgió de las ganas de construir algo nuevo, nos juntamos entre amigos y surgió de Santiago Verdaguer, que ahora está viviendo en Bariloche. Él nos propuso venir para hacer funciones”, relató.

Natalia Scurzi es la encargada del diseño y la comunicación en redes sociales del elenco. En su visión, “La conjura de los malditos” implica “romper un poco con las estructuras que encontramos en el teatro y en la improvisación, buscando elementos que no son habituales, como recurrir a este tipo de literatura, que despierta un montón de contenidos y se pueden hacer muchas escenas. Presentan un desafío para lo que es la improvisación, porque el humor está muy bueno pero al mismo tiempo, esta es una propuesta nueva”, resaltó.

De manera no tan implícita, el planteo implica una crítica a la improvisación exclusivamente humorística, a la vez que reivindica determinada literatura. “No es una crítica que cuestione que esté mal otro tipo de teatro porque nosotros nos hemos conocido ahí, venimos de ese palo y lo seguimos haciendo pero es una cuestionamiento desde el buscar algo nuevo y no quedarnos con lo que hay”, precisó Mazzotta.

La cuestión es cuestionar

“Los poetas malditos también tuvieron mucho de eso, han cuestionado y dedicaron ensayos enteros a cuestionar la manera de hacer poesía y de hacer arte en aquella época pero puntualmente, lo que hicieron fue buscar otro camino y lo hicieron”, añadió el joven actor. “Habitaron la oscuridad, cuando en ese momento, la poesía estaba para el lado de la luz y encontraron otra manera. Se ganaron el mote de malditos porque no tuvieron mucha suerte, fueron vanguardistas y como tales, no fueron muy aceptados en su tiempo pero hoy se los reivindica como los genios que fueron”, resaltó.

A partir de estos conceptos, en escena sucede “de todo”, advirtió Valenti. “Muchas veces, no sabemos muy bien qué va a pasar, porque es improvisado. Partimos de una pequeña lectura recortada de un texto al azar que nos da pie a imaginarnos un ambiente y quiénes somos, dónde estamos parados y qué estamos construyendo. Lo que tiene de interesante es que nos conocemos de hacer un par de años, entonces tratamos de comprender qué propone el otro, proponemos nosotros y entonces, es un ida y vuelta súper interesante. Es como ir poniendo piedras en un muro que se está construyendo y generar algo”, completó.

El trabajo se redondea porque “también están la propuesta de la luz y de la música, que van en juego constante con nosotros. Tenemos un agregado más que nos parece súper interesante: cada escena o acto dura lo que dura una botella de vino. Mientras vamos actuando, nos vamos tomando un vino en escena y eso propone otras cosas, quisimos ver qué pasaba y la verdad, se vuelva algo súper interesante. Los lugares a los que vamos llegando se vuelven densos, pesados, no perdemos actuación. Me sale decir que arribamos a otros lugares”, insistió Valenti.

La presencia de las botellas denota alguna coherencia. “Ellos estaban marcados por el alcohol, por el opio y lo que en su tiempo se usaba para la evasión. Todos venían de vidas muy atormentadas y eso también se refleja en sus textos. Durante la función vamos leyendo fragmentos al azar de muchos libros de estos poetas, eso va dando la atmósfera en la que va a transcurrir la historia y sumado al vino, nos lleva por lugar muy interesantes. También es lindo para nosotros no saber cuál es la historia que vamos a contar, siempre nos encontramos con algo nuevo que te interpela. A nosotros como actores y al público, nos encontramos con gente que ha terminado llorando”, compartieron los actores.

Scurzi constató que la platea resulta “súper conmovida. Hay mucha conmoción de parte de la gente, mucha recepción, lee y respeta lo que está viendo porque por ahí son escenas que uno no está acostumbrado a ver. Son fuertes y quizá reflejan de golpe las cosas más feas de la humanidad pero la gente se involucra y a veces se encuentra con nosotros, cuando se rompe la cuarta pared. Lograr eso es genial”, valoró. Está visto: ciertas conjuras hacen añicos los límites.

Biografías de respaldo

Además de los dos franceses y del estadounidense, “también incluimos poemas de Alejandra Pizarnik y Marosa Di Giorgio, porque de golpe encontramos en sus literaturas características similares”, justificó Natalia Scurzi, la diseñadora del grupo. “Y en las biografías –sumó Mariano Mazzotta- porque siempre buscamos esa doble condición: que escribieran con ese simbolismo, con esa manera particular que tenían de escribir y que a su vez, tuvieran una biografía de respaldo. Suelen ir de la mano: quien tuvo una vida así no escribe sobre flores, salvo Baudelaire que escribió sobre las flores, pero del mal”, ironizó.

El elenco platense vive sus días barilochenses de gran manera “porque significan reunir el elenco original. Cuando Santiago se vino para acá perdimos una pata y decidimos no reemplazarlo. Cuando hacemos funciones en La Plata, invitamos gente para cada espectáculo, no llenamos el vacío que dejó. Entonces, ya es muy lindo reencontrarnos con el cuarteto original. Las ganas de volver están”. De las funciones en MOMA también será de la partida el barilochense Lautaro Ampuero Vega, quien aportará la música en vivo. El staff habitual se completa con Nicolás Hrabar y la técnica en iluminación de Felicitas Sisti. La producción local corre por cuenta de Vanesa Nicolini.

Adrián Moyano

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