25/03/2019

La fascinante visita de un Beatle a la Argentina: “Fue como un cuento mágico”

Daniel Pardo
La fascinante visita de un Beatle a la Argentina: “Fue como un cuento mágico”

Paul McCartney se presentó en el Campo Argentino de Polo. El destacadísimo concierto zamarreó a más de 60.000 personas. Barilochenses asistieron y transmitieron su emoción. El músico local Lucho Arrondo aseguró que fue un show histórico.

El primer tema que grabaron Paul McCartney, John Lennon y George Harrison fue In Spite of All The Danger (A pesar del peligro) en 1958. Eso fue, incluso, antes que fueran Los Beatles; se llamaban The Quarry Men. Para poder grabarlo debieron juntar con esfuerzo las monedas, cada uno puso 3 chelines y 6 peniques. El estudio de grabación era muy precario. Luego, acordaron tener el disco una semana cada uno. 61 años después, 60 mil personas corearon ese tema en un estadio de Buenos Aires. Claro, ni en el lugar más alucinado y optimista de la frondosa imaginación de ese grupo de entusiastas músicos, podía aparecer una escena así. Uno de ellos, Paul McCartney, se presentó el sábado en el Campo Argentino de Polo y alteró -impiadoso- el ritmo cardíaco de tres generaciones.

Las pantallas gigantes que se ubicaban a los costados del escenario recorrieron la vida del ex Beatle con imágenes y música; desde la primera grabación del 58 hasta su último disco, Egypt Station, de 2018. Ese entretenido paseo finalizó con la imagen de su bajo Hofner. Ese fue el preludio a su aparición en escena. Las luces se pagaron, un silencio desesperante continuó, y finalmente una luz buscó la figura del protagonista de la noche, vestido con una camisa blanca, campera y pantalón negro. El público lo quiso abrazar con un abrumador grito de felicidad y las manos levantadas se estiraron con fuerza para alcanzarlo. Después de saludar y recibir tanto afecto instantáneo, sonó uno de los acordes más llamativos y clásicos de la música para abrir el recorrido musical de su vida, A Hard Day´s Night (Anochecer de un día duro, publicado como simple en 1964), tema capaz de provocar la explosión de emociones predispuestas.

Luego, repasó temas de su extensa carrera musical. Homenajeó a su “hermano”, John Lennon con la bellísima Here Today (Aquí ahora) y a George Harrison, con la composición que Frank Sinatra consideró como la mejor canción de amor jamás escrita, Something. El tercer tema en el setlist provocó el delirio asfixiante del público, All My Loving (Todo mi amor). También interpretó temas de su último disco, Egypt Station (Who Cares, Come On To Me y Fuh You). Fueron tres horas de un fuerte zamarreo emocional a través de la música. Y el público respondió con cánticos para demostrar el ardiente afecto.

“Estoy emocionado, lo vi a Paul McCartney”, reconoció, aún movilizado, Lucho Arrondo, músico barilochense que interpretó el rol de Paul en la banda tributo Beetups y luego participó de otros proyectos musicales vinculados a la música de los cuatro genios de Liverpool, como Real Love y ahora Beatblues.

“Fue como un cuento de magia”, resumió Lucho, por la música de Paul, la temperatura ideal, la inmensa luna en un cielo despejado y los amigos que lo acompañaron desde Bariloche.

Diego Pitriqueo, otro de los integrantes de la banda tributo en Bariloche, reconoció que fue una experiencia increíble y aseguró: “Paul es el número 1 de la historia”.

Para el contrabajista local Alejandro Bianco Dubini también tuvo un sabor especial porque cumplió el sueño de conocer al gran Paul que -reconoció- lo indujo a enamorarse de las cuatro cuerdas. Y, además, la fecha del show coincidió con su cumpleaños. McCartney incluyó en el repertorio la alegre canción Birthday. Y todo cerró.

La banda que acompaña a Paul está integrada por el histriónico y talentoso baterista Abe Laboriel Jr., los guitarristas Rusty Anderson y Brian Ray, además del tecladista Paul “Wix” Wickens. La banda de vientos Hot City Horn enriqueció la interpretación de temas como Ob La Di-Ob la Da, Got To Get You Into My Life, y Live and Let Die.

El último tema elegido por Paul para cerrar la fiesta fue Golden Slumbers/Carry That Weight/The End del disco Abbey Road que dice que “al final, el amor que recibís es igual al amor que das”. Las sonrisas eternas y las lágrimas del público parecen haber confirmado esta idea.

 

Un fan patagónico, en primera persona

¡Finalmente! Pasaron tantos años desde que escuché a Los Beatles por primera vez y sin embargo, ¡cada vez me gustan más! Despertaron mi amor por la música y las ganas de ser músico. Con los años tuve la oportunidad de formar parte de dos bandas tributo (The Beetups y Real Love) y me sentí feliz de recorrer tantos escenarios tocando su música, y de que mi hija de diez años me acompañara, compartiendo el amor que solo un beatle comprende. En 2016 estuve cerca de ir a verlo a Córdoba, Paul pisaba suelo argentino una vez más, pero no llegué y me arrepentí desde entonces porque uno nunca sabe cuándo es el último show. Casi como un guiño compartido, el año pasado en vez de hacer "La fiesta de los 15", preferimos ir a conocer Liverpool y The Cavern, sacarnos una foto juntos al cruzar Abbey Road y recorrer Penny Lane. Casi como una burla, Paul estuvo visitando Liverpool apenas unas horas antes de que llegáramos de sorpresa mientras grababa un sketch junto a James Corden, y una vez más lo perdimos por poco. Fuimos a su casa de niño, a esa que había entrado unas horas antes, ¡y hasta nos trajimos unas piedritas de su patio, para tenerlo cerca por siempre!

Llegamos temprano a hacer la fila para entrar y poder acomodarnos lo más cerca posible. Campo adelante, decía la entrada, pero pensábamos que íbamos a estar muy lejos. ¡El campo de polo es enorme! Estábamos muy adelante en la fila y al entrar, corrimos y nos acomodamos apenas a 7 u 8 metros del escenario. Todos emocionados, todos juntos, todos desconocidos, ¡pero con un amor común por un músico tan grande, inmenso!

Tal vez lo único que explica que una persona de 76 años gire por el mundo presentando un nuevo álbum, tocando sus clásicos de Beatles, Wings y de su extensísima obra, por casi tres horas sin parar y lo haga majestuosamente; cantando mientras toca el bajo, la guitarra, el piano, la mandolina, el ukelele..., sea para retribuirnos todo el amor y la devoción que le tenemos personas como nosotros, un papá con su hija en los hombros, con lágrimas de felicidad cantando a coro con el corazón, junto a miles de personas: Paaaaul, ¡te amoooo! Gracias Paul.

Diego Pitriqueo, músico.

Daniel Pardo

Te puede interesar
Ultimas noticias