HAZAÑA DE BLUSERO BARILOCHENSE

| 20/10/2018

“Carucha” Giménez tocó con Ronny Earl

“Carucha” Giménez tocó con Ronny Earl
“Carucha”, en el Menotomy Bar & Grill de Arlington. Primer jueves de octubre.
“Carucha”, en el Menotomy Bar & Grill de Arlington. Primer jueves de octubre.

Se consideró al estadounidense el mejor guitarrista del género en 2018. El encuentro tuvo lugar dos domingos atrás, en Boston, durante un concierto de la cantante Diane Blue. Elogios muy significativos para el líder de Carucha’s Blues Band.

Dos domingos atrás, Martín “Carucha” Giménez compartió escenario con Ronny Earl, uno de los mejores guitarristas de blues de la escena internacional. Fue en Boston, al transcurrir un concierto de Diane Blue. Hombre de perfil más bien bajo fuera del escenario, corrió por cuenta de Santiago Azar (El Alambique) que El Cordillerano supiera de la hazaña. El líder de Carucha’s Blues Band ya retornó de su periplo norteño y, sin estridencias, compartió sus alternativas con este diario.

“Gracias a Dios, fue el cuarto año consecutivo que tuve la posibilidad de viajar”, señaló. “Estuve tocando. Fui a tocar blues, que es lo que trato de hacer cuando toco la guitarra”, relativizó Giménez. “Por tercera vez, pude tocar con una persona realmente relevante en el ambiente del blues: Ronny Earl. Trabamos una relación de amistad bastante profunda y, entonces, pude volver a ir y mantenerme en contacto con todo el ambiente que a mí me gusta”.

Las presentaciones del barilochense en suelo estadounidense reconocen dos orígenes: las ansias y las invitaciones. “A veces, sucede que estoy con ganas de viajar y me dicen: dale, venite que hacemos tal y tal fecha… Lo que pasó puntualmente ahora es que toqué dos veces en Boston con la cantante de Ronny Earl, Diane Blue. Ya en abril del año pasado, habíamos hecho una fecha en Arlington (Massachussets), tocamos dos horas y pico y, evidentemente, le gustó porque, este año, cuando empecé a decir que por ahí volvía, enseguida me dijo: perfecto, decime cuando venís y armo unas fechas… Y así fue, armó dos: una en el centro de Boston y otra de nuevo en Arlington”, resumió.

En la escena doméstica, “tuve varios proyectos de diferentes estilos”, recordó Giménez. “En un momento, uno se llamó Divaga Band y después se llamó Divagados. Era más pop, con composiciones propias pero, hace más de dos años que no estamos tocando. En 2014, arrancó Carucha’s Blues Trío, la banda que tengo al día de hoy pero que se transformó en Carucha’s Blues Band, porque se sumó otro integrante: dos guitarras, un bajo y batería. Es mi proyecto de hoy”.

Como consecuencia de la experiencia reciente, está en etapa de redefinición. “Siempre que vuelvo de un viaje como este, vengo con muchos replanteos, al tocar afuera y tocar como se tiene que tocar el estilo. Es como si viniera un estadounidense y quisiera tocar folklore o chamamé porque toca la música y la vive… A mí, me pasa a la inversa: voy a tocar blues a un lugar donde el blues es prácticamente la música por excelencia, entonces al volver con toda esa información me cuesta mucho bajarme y decir: bueno, ¿qué quiero hacer? ¿Está bien este proyecto? ¿Cómo sigo adelante? ¿Es lo que quiero hacer?”.

Disco en curso

Según compartió el guitarrista, “ahora estoy un poco con esa pelea interna y trabajando un disco, que va a ser el primero mío. Ya están grabados más o menos cinco temas sobre 10 que quiero meter, probablemente con invitados. Estoy definiendo quiénes van a ser, pero lo bueno es que empezó el proceso, porque a veces ponerse en marcha es lo más difícil. En Bariloche, mi trajín es trabajar mucho con todas las cosas que están acá, ahora a muchas revoluciones porque hace muy poquito que volví y siempre que vuelvo tengo ganas de cambiar, aunque a veces no se dé”.

Si bien el país es una sucursal importante para el género, “la diferencia que yo percibo tiene que ver con algo innato. A nivel Argentina, tenemos un montón de movida de blues y, en Bariloche, también hay algunas bandas… Es complejo de explicar porque últimamente, hay un montón de blues band pero la verdad, no todas hacen blues, por lo menos no desde mi óptica. La diferencia que percibo es desde la ejecución, no porque esté mal lo que hacemos porque, de hecho, hay un montón de músicos que realmente son muy buenos. Hablo de algo innato, del tipo que nació y que toda su vida tocó eso… Por más que acá toquemos muy bien, nunca vamos a llegar a eso”, destacó.

Al estar en el origen, el músico estadounidense “nació con eso, se crió con una cultura que es así, entonces en los componentes de las bandas noto diferencias de sonido en la ejecución y desde lo relajado que se toca. Y, por encima de todo eso, que si se quiere es de interpretación musical, está la parte conceptual y espiritual: es algo que se tiene que vivir. Uno toca de una manera u otra según como seas y qué te pasa en el corazón… Si tu corazón está teñido de un montón de cosas, naturalmente vas a tocar de una manera, que no tiene que ver con la ejecución ni con la velocidad ni con tener más o menos recursos”, definió. A juzgar por el tenor de sus anfitriones, está claro de qué colores está teñido el corazón de Giménez.

El reconocimiento como impulso

Para que gente como Ronny Earl o Diane Blue abran sus escenarios para Martín “Carucha” Giménez, algo debe pasar. “Me cuesta mucho hablar de mí mismo, no soy bueno para hablar de mí… Pero, por lo pronto, dos domingos atrás toqué en Boston y Ronnie Earl me vino a ver, es decir, no a la inversa. Se enteró de que yo tocaba y vino, salió de su casa. Es un tipo de 65 años que todavía es joven, pero en función de la vida ajetreada que tuvo, sus 65 años son un poquito más. Vino a verme y eso, para mí, fue muy relevante”.

El estadounidense tuvo palabras mayores para el barilochense. “Subió y tocó varios temas, pero cuando terminamos, me dijo que no podía creer como tocaba yo, que la ejecución que tengo es más desde el corazón y el alma, que ya estaba preparado y tenía que seguir para adelante. Me lo dijo el propio Earl dos domingos atrás”, insistió Giménez. “Y Diane, cada vez que tocamos juntos, se maravilla… Yo no creo que lo que haga sea tan raro. Es normal pero capaz que es la forma, no lo que digo sino cómo lo digo. Yo no fui a aprender guitarra y nunca estudié música, entonces hago lo que puedo pero evidentemente, les gusta”, relativizó el músico.

A pesar de tamaños cumplidos, el guitarrista no se marea. “Creo que el reconocimiento te ayuda a seguir adelante. Es algo que ratifica que estás en un camino correcto con lo que estás haciendo. Para mí, los reconocimientos son oportunidades de aprendizaje en lo que uno hace, porque nunca se llega al punto de aprender todo. No es que ahora que Ronnie Earl me dijo tal cosa, ¿sabés qué? Nada, la vida sigue… Está bien saberlo en el corazón y está bien porque Earl es alguien muy importante en el mundo del blues a nivel mundial. Está bueno, me sirve para apuntalarme en lo que hago, en poner ganas y en seguir laburando todos los días para que salga cada vez mejor”.

Nada más, ni nada menos.

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