HASTA EL 31 EN SALA FREY

| 18/08/2018

Grupo Deshielo invita a recorrer “El paseo”

Grupo Deshielo invita a recorrer “El paseo”
Deshielo, durante la inauguración.
Deshielo, durante la inauguración.

Con registros de las intervenciones visuales que hicieron en espacios urbanos y boscosos de Bariloche, los nueve integrantes del colectivo dan vida a su segunda muestra. Lenguajes innovadores y mensajes no tan ocultos.

Hasta el 31 de agosto, podrá visitarse, en la sala Frey, “El paseo”, muestra conjunta que implica la segunda presentación en público del colectivo Deshielo. Se trata del registro de intervenciones visuales que sus nueve integrantes hicieron en ámbitos barilochenses, aunque con énfasis en los espacios urbanos. Integran el grupo Bruno Bernardi, Bruno Stecconi, Fernando Burgos, Maia Gattás Vargas, María José Guillaumet, Mercedes García Baltar, Paz Crotto, Sol Tuero y Victoria Sayazo.

La charla con El Cordillerano se produjo con cuatro de ellos y ellas. Historió Stecconi que “hace un año y medio, Maia convocó a un grupo de artistas visuales y de distintas áreas para juntar fuerzas y empezar a ver qué podía salir. Hubo muchas deserciones y, en general, terminamos siendo sólo fotógrafos. A partir de ahí, pensamos en la posibilidad de hacer una muestra y la hicimos en la Escuela de Arte La Llave. Luego vino esta, ya pensando en un concepto”.

El colectivo finalmente coincidió en efectuar “intervención urbana con fotografías dentro del espacio de Bariloche. Entonces, cada uno pensó en distintas variables de lo que quería llevar a cabo individualmente. Somos nueve, nos reunimos una vez por mes y además de las muestras, tenemos la idea de empezar a traer gente de Buenos Aires o de distintos lugares para que den talleres de fotografía u otras actividades”, completó Stecconi.

“Al juntarnos, pensaba en la necesidad de espacios de formación, porque en Bariloche faltan”, comentó Gattás Vargas. “Hicimos la convocatoria con Mechi (García Baltar) en casa y fue cobrando identidad con el tiempo… No fue muy pensado”. Sumó su compañera que “la vida del artista es bastante solitaria y, a veces, hace falta la mirada del otro; un empuje y hacer cosas grupales es más fácil. Eso nos parecía importante”, subrayó.

Por su parte, Bernardi contó que “cada uno iba mostrando su trabajo. Empezar a conocernos un poco llevó un tiempo, porque no nos conocíamos, salvo algunos trabajos. Había un listado de personas que habíamos hecho talleres en Bariloche en momentos previos”. En efecto, “varios nos conocimos en el taller de Ataúlfo Pérez Aznar, que se hacía una vez por año”, recordó Gattás Vargas. Como “eso terminó, entonces decidimos activar de alguna manera”, añadió García Baltar.

Hilo conductor

En cuanto a “El paseo”, su “hilo conductor es la intervención: salir un poquito de la sala, aunque en Bariloche no tenemos salas”, ironizó Bernardi. “Entonces, era casi algo obligatorio salir a la calle y ver cómo lo que hacíamos se podía trasladar a una sala. En general, utilizamos la fotografía como un objeto para poder sacarlo y llevarlo a la calle, para volver a fotografiarlo. Después, cada uno fue utilizando técnicas o ideas para llevar adelante su proyecto personal”, señaló.

A la hora de describir el trabajo de cada uno de los presentes, Stecconi describió: “es una instalación en un bosque de árboles autóctonos con fotografías translúcidas. Entonces, suspendidas dentro del bosque, la luz del Sol durante el día generaba distintas intervenciones sobre la fotografía, al ser translúcidas... De ahí, hice un video a través de un registro stop motion foto por foto durante el día. Esa es la obra”.

En cuanto a la mentora del asunto, “la primera idea que tenía era llevar el museo a la calle o la calle al museo. Venía trabajando con mis alumnos el tema del arte urbano, el espacio urbano, las publicidades y, después, fue cobrando otra forma… Respeté eso al trabajar con el espacio que está al lado de nuestra casa en El Trébol, con ese hotel que para mí es una especie de museo a cielo abierto, porque tiene murales, grafitis, intervenciones… Un amigo filmó una película ahí… Me pareció algo muy rico y mucha gente no accede porque está como clausurado y también es peligroso. Empecé a pensar en ese espacio como una zona arqueológica más, entendiendo que la laguna, en sí misma, es una zona arqueológica y científica. Me habían contado la historia del milodón y mi mamá me contó que fue el primer lugar que conoció en Bariloche, así que empecé a ver conexiones, lo que insiste y lo que queda, valorar los rastros y no sólo lo evidentemente artístico o científico. Quise hacer cruces. También puse notas de diarios con todas esas facetas que tiene la zona: el incendio, la reserva ecológica, los hallazgos científicos… Quedó una instalación bastante punk: traje cascotes del hotel, maderas quemadas y la foto que estuvo pegada”, describió.

Algunas de las obras recibieron intervenciones por parte del público mientras estuvieron expuestas en la ciudad o en el bosque, porque “habíamos hecho una página en Internet, donde se mostraban las propuestas de cada uno con un mapa, entonces la gente podía hacer El paseo, que también es el nombre de la muestra. Podía recorrer y ver las obras, con su ubicación”, apuntó García Baltar. “Así que se tienen que dar una vuelta para ver los trabajos de los otros integrantes de Deshielo”, invitó Bernardi. Y tiene razón.

 

Siempre de temporada

“Como acá estamos bastante regidos por la temporada de invierno o la de verano o la baja, la palabra temporada nos marca. Entonces, me interesaba intervenir un lugar que estuviera abandonado en la temporada de invierno y se usara en el verano”, describió Mercedes García Baltar, en relación con su obra. “Es una casilla de guardavidas en la playa pública de Melipal. Me gustó fotografiarla desde diversos ángulos y que se viera bien que era Bariloche: el lago y la ciudad a lo lejos… Lo que hice fue reproducir esa imagen pegada en la casilla a tamaño real y mostrar abajo una secuencia de cómo fue hecha la intervención. En un momento, la foto se cayó con la nieve y cuando la encontré, vi que siguiendo su marco había un grafiti. Entonces, la volví a pegar, respetando ese grafiti. Fue divertido el proceso y ver qué pasó con eso”, compartió.

Parcialmente, Bernardi completó el recorrido: “utilicé una imagen que tenía dentro de un proyecto más grande. Simboliza un poco un proceso personal y familiar, de idas y vueltas, de encuentro y desencuentros. Me parecía simbólica en este momento; es una imagen muy íntima, de una habitación, muy personal… La idea era sacarla de ese espacio y llevarla al medio del bosque. Lo hice en el cerrito Llao Llao, en el Mirador… La idea era sacarla del cajón y ponerla en el bosque, tomar un registro o varios del momento y dejarla, a ver qué pasaba. Liberarla de alguna manera o dejarla al cuidado del bosque. El título de la obra es ‘Luz de invierno’ y habla de la imagen en sí, cuando fue tomada, y también de la nueva”. Hay que verla.

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