ATRACTIVO CENTRAL DE PUERTO BLEST

| 28/04/2024

¿Quiénes encontraron la olla de barro que dio nombre a cascada Los Cántaros?

¿Quiénes encontraron la olla de barro que dio nombre a cascada Los Cántaros?
La cascada que sale del lago Los Cántaros.
La cascada que sale del lago Los Cántaros.

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El bautismo se produjo en 1855, cuando todavía faltaban 30 años para que la soberanía argentina se hiciera efectiva en la región aledaña a Bariloche. Espléndido rincón del Parque Nacional Nahuel Huapi.

Es uno de los sitios más visitados por turistas ávidos de contacto con la naturaleza, quienes en su mayoría desafían los 700 y pico de escalones del célebre ascenso. La cascada Los Cántaros es atractivo central en la excursión a Puerto Blest y los guías de turismo suelen explicar el origen del nombre por el hallazgo de, precisamente, unos cántaros de cerámica. Pero ¿quiénes y cuándo concretaron ese llamativo descubrimiento?

Para 1855, la soberanía argentina estaba lejos de efectivizarse sobre Bariloche y área de influencia. Tres años antes tuvo lugar la Batalla de Caseros y en 1853 se sancionó la primera Constitución, pero del otro lado de la cordillera avanzaba la colonización alemana a instancias del Gobierno chileno. El mismo año de la organización constitucional argentina se fundó Puerto Montt, en la zona cuyo nombre originario es Melipulli.

El encargado de organizar el asentamiento de las familias colonizadoras fue Vicente Pérez Rosales, quien se preocupó por reabrir el antiguo Camino de las Lagunas, una de las vías por las cuales puelches y huilliches se comunicaron entre sí durante siglos. Ante las dificultades que presentaba el mantenimiento del Camino de los Vuriloches, fue el preferido por las expediciones esclavistas y jesuitas, pero desde Francisco Menéndez a fines del siglo XVIII, nadie chileno o argentino lo recorría.

El funcionario trasandino supo por parte de Vicente Gómez, un vecino de Puerto Montt, que su abuelo había acompañado al sacerdote franciscano en su último viaje al Nahuel Huapi, que tuvo lugar en 1794, cuando apenas contaba con 14 años. Se trataba de José Antonio Olavarría, “un anciano indio”, según la apreciación de Juan Martín Biedma, cuyo trabajo utilizamos como fuente. Por su parte, Gómez acompañaría a Guillermo Cox en su periplo de 1862-63.

La cuestión es que “el intendente creyó que con su concurso -el de Olavarría- e indicaciones se podría tal vez hallar el pasaje de la cordillera. Confió pues a Gómez la dirección de una expedición a la que se asoció un colono alemán, don Felipe Geisse, hombre activo y robusto, que fue intendente interino de Puerto Montt y un indio (sic), famoso talador de bosques, Juan Currieco, más conocido como Pichi Juan”, anotó el investigador argentino.

Biedma incluyó estas aseveraciones en “Toponimia del Parque Nacional Nahuel Huapi” (Editorial Caleuche-2004), una obra que se publicó originalmente en la década de 1960. Currieco ya “había guiado a Pérez Rosales en su primer viaje al Norte del lago Llanquihue” y luego, también acompañaría “a Fonck y Hess en su viaje de 1856”. Pero el año anterior, “los expedicionarios, llevando a Olavarría como práctico, partieron de Puerto Montt el 26 de febrero de 1855”.

Según el diario de los viajeros, que Biedma tuvo la chance de consultar, “navegaron el (lago) Llanquihue y luego el Todos los Santos en una chalupa que días antes había mandado construir Francisco Geisse”. Más tarde, remontaron el río Peulla, para pernoctar en una pampita a orillas de “una laguna llamada de los Cauquenes”. El periplo siguió en dirección sudeste y encontraron otra laguna, “a la que llamaron del Guanaco por haber visto en sus orillas un huanaco (sic) y varios rastros del mismo animal”.

Es poco probable que merodearan guanacos por allí. Biedma supuso que, en realidad, los expedicionarios vieron huemules. De ahí en adelante, Olavarría no pudo continuar. “Allí quedó el anciano práctico vencido por la fatiga y el esfuerzo de subir la empinada cuesta, pero les indicó el camino a seguir: del cerro de la Esperanza media legua dirección Este Sur Este”. Sus compañeros creyeron ver “el Nahuel Huapi al cual bajaron”.

En sus recorridos, “en un estero de la orilla norte en una lagunita distante cuadro cuadras del lago hallaron los pedazos de un cántaro de barro”. Al año siguiente, Fonck puso en duda que sus antecesores llegaran al gran lago, pero esa es otra historia. Por su parte, Pérez Rosales también admitió el fallido. Gómez y Geisse no lo lograron, “sea por no haber camino en esa dirección por sus flancos escarpados, sea por preferir bajar a una lagunita y estero que tomaron equivocadamente por los indicados por Olavarría”.

El funcionario chileno ratificó que en “esta lagunita en cuya ribera hallaron una olla fue, según me la mostraron Pichi Juan y otros compañeros de esa expedición, la que lleva desde entonces el nombre de laguna del Cántaro; parece que no hay camino de ella al lago Nahuel Huapi por impedirlo una pared lisa y cortada a pico”, reprodujo Pérez Rosales. Que los reportes no hagan referencia a la cascada, evidencia que los caminantes no bajaron hasta las playas del hoy Puerto Blest.

En la actualidad, llevan el nombre de Los Cántaros el lago que está el norte “del extremo occidental del brazo Puerto Blest (sic)”, la cascada que cautiva con sus torrentes a miles de turistas por año y también, el cerro de 1.715 metros de altura, vecino de los ambientes acuáticos. Su nombre se debe entonces a Vicente Gómez, nieto de Olavarría, y al alemán Geisse, aunque muy probablemente, fuera Currieco quien encontrara el “cántaro de barro”.

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