HOY SE CELEBRA EL DÍA DE LA CULTURA AFRO

| 08/11/2022

Los “negros del Carmen”, africanos en la puerta de la Patagonia

Los “negros del Carmen”, africanos en la puerta de la Patagonia
Viejo soldado afro en una celebración militar.
Viejo soldado afro en una celebración militar.

Hasta fines del siglo XIX persistió en la localidad maragata una numerosa y dinámica colectividad de origen africano, producto la esclavitud primero y de otros factores después. Una historia poco conocida.

Desde 2013, el 8 de noviembre se conmemora en la Argentina el Día Nacional de los/las afroargentinos/as y de la cultura afro, a partir de una ley que instituyó homenajear a María Remedios del Valle, a quien Manuel Belgrano confiriera el grado de capitana en el ejército que lideraba “por su arrojo y valor en el campo de batalla”. Más o menos en la misma época, gente de origen afro protagonizaba una historia menos conocida en la puerta de entrada a la Patagonia: Carmen de Patagones.

Si bien el poblado se había fundado en 1779, fueron los primeros “gobiernos patrios” los que otorgaron al fuerte “la habilitación de puerto menor”. Entre otras innovaciones, se dispuso que los barcos “negreros”, es decir, los que conducían cargamentos de esclavos y esclavas, cumplieran en las costas del río Negro sus cuarentenas, en reemplazo del puerto de Ensenada. En consecuencia, “siempre escapaban negros o morían en el lugar”.

Tomamos como fuente de esta reseña el artículo “La 'cara oculta’ de la historia del Fuerte del Carmen: la comunidad negra”, que elaboraron Graciela Iuorno, Elida Pica y Alcira Trincheri; docentes e investigadoras Universidad Nacional del Comahue. El texto puede encontrarse en varios sitios de Internet. Aquellos y aquellas inmigrantes involuntarios, perdieron su identidad original al momento de los desembarcos: “coroneles designados a cargo del gobierno del Fuerte serán los apellidos que les adjudicarán a los africanos: Crespo, Oyuela, Guardiola entre otros”.

“Muchos de los negros que poblaron Carmen de Patagones tenían como destino Brasil”, señala la investigación. Pero a raíz de la abolición de la esclavitud en Gran Bretaña, los corsarios con patente en el imperio que abordaban barcos esclavistas, se quedaban con aquella mercadería humana para venderla entre “los pudientes y no tan pudientes”. También a los oficiales del ejército, “en carácter de personal de servicio”.

Fue usual que se incorporaran a las tropas bajo diversas modalidades. Durante la conflagración con el Imperio del Brasil, operó el buque corsario “Lavalleja”, al mando del marino de origen francés Francisco Fourmantin, por entonces, vecino de Patagones. Entre 1826 y 1827, comercializó 467 personas de origen afro. “En cuanto al sexo, se precisan entre 270 varones y 125 mujeres, habiendo más de ambos, pero sin poder cuantificarlos. Los precios oscilan en un promedio de setenta y dos pesos y cuarenta y ocho”.

En los archivos de las parroquias religiosas, los así llamados “negros del Carmen” aparecen mencionados como africanos, morenos, pardos, de color o libertos. A las mujeres se las calificaba de neófitas. “La mayor inmigración negra registrada en las fuentes está datada entre los años 1824 a 1850”, período extenso que incluyó a la guerra con Brasil, la campaña de Rosas contra algunos grupos mapuches y buena parte de las interminables guerras civiles argentinas.

Las investigadoras también consultaron actas de nacimiento, casamiento y decesos, para encontrar que “la movilidad de la comunidad negra” fue “muy fluida” en Carmen de Patagones hasta 1899. En el apartado “Estado”, tales documentos hacen referencia a “soldados africanos”; “soldados negros de Angola”; “soldados de Patagones”; “soldado cazador” o “solteros africanos”. En el rubro “Observaciones” de los mismos registros, aparecen anotaciones que referencian a “morenos soldados”; “él esclavo-ella liberta”; “negros libertos”; “negros libres”; “morenos” o “militares”.

Aunque formalmente la esclavitud no tenía lugar en las Provincias Unidas del Río de la Plata, en la realidad, sobrevivieron formas de servidumbre bajo diversas modalidades, contra las cuales hubo resistencia y oposición. Las autoras traen a colación un caso muy ilustrativo: una acción judicial “casi ganada” por “la negra Juana”, contra su amo, José Guardiola. Llamativamente, hasta el propio Bernardino Rivadavia participó del expediente.

Llevó adelante el caso un comandante de la plaza, a partir del testimonio del “cabo cazador” Julián Guzmán, es decir, un afro que integraba la guarnición de Carmen de Patagones. El soldado fue testigo del atropello que sufrió “la negra Juana” porque “estaba debajo de la cama cuando el patrón cometió abusos reiterados. Juana habría engendrado una hija con el imputado”. Rivadavia se limitó a apercibir a Guardiola pero también a la mujer ultrajada por “mala conducta”. Sin embargo, dictaminó que ella quedaba en libertad de “elegir un nuevo amo”. Sentido muy curioso de la justicia…

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