SALIÓ EL MIÉRCOLES PASADO

| 04/01/2022

Gustavo viene pedaleando desde Liniers hasta la gruta de la Virgen de las Nieves

Gustavo viene pedaleando desde Liniers hasta la gruta de la Virgen de las Nieves

El camino de la fe puede ser inexplicable para quien no lo transita. Gustavo Guzmán ha pedido la protección de la Virgen de las Nieves en sus años de rescatista de montaña y ahora, en agradecimiento, comenzó una enorme travesía, unir Liniers con Bariloche en bicicleta. Ayer llegó a Tepalqué, Provincia de Buenos Aires, y hoy continúa su recorrido hacia nuestra ciudad.

El miércoles pasado salió en bicicleta desde la parroquia en Buenos Aires y se calcula que arribará a la gruta de la Virgen de las Nieves, en nuestra ciudad, dentro de 15 días. El jueves a media mañana llegó a la localidad de Lobos. En una de las siguientes paradas, dialogó con El Cordillerano para contar cómo surgió la iniciativa del corazón.

Gustavo es un gendarme de 39 años que nació en Córdoba y vivió algunos años en nuestra ciudad, donde conoció de la existencia de la Virgen de las Nieves. “Participé de algunos tetratlón ahí y otros en Esquel, siempre me gustó el deporte”, comentó. “Fui rescatista de Gendarmería y muchas veces sentí su protección en situaciones complicadas y en inconvenientes que tuve con grandes tormentas”.

En el 2014 atravesó por un cáncer muy potente, “me dijeron que no sobreviviría, entonces me volví a encomendar a ella y al quinto mes me empecé a mejorar y logré salir adelante”.

Vive en San Miguel, “mi señora se enteró que en Liniers había una iglesia que era de la Virgen de las Nieves, por eso salí desde ahí rumbo a la gruta en Bariloche”. 

El miércoles partió solo en su bicicleta, con la mochila en la espalda, “voy a ir por General Hacha hasta Neuquén, cuando me canso busco donde armar mi carpa”. Se propuso hacer aproximadamente 100 kilómetros por día, por lo que se calcula que llegará a nuestra ciudad a mediados de enero.

Gustavo tiene cinco hijos. “Una de mis hijas se suicidó por cuestiones del amor cuando era adolescente, y eso me unió más a la Virgen, porque ella sabe lo que se siente” dijo muy conmovido. Junto con su mochila, carga enormes vacíos y tristezas en cada kilómetro que comenzó a recorrer, “horas y horas de soledad, pensando y sintiendo a medida que avanzo, como en la vida misma”, reflexionó.

Gustavo ha hecho cumbre en el Aconcagua varias veces y ahora, está frente a un nuevo desafío netamente espiritual. Seguramente, la gente estará esperando su llegada para darle la bienvenida.

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