SEGÚN GRABACIONES CON FINES MUSEÍSTICOS

| 03/07/2021

A comienzos del siglo XX, el estilo era el género que más sonaba

A comienzos del siglo XX, el estilo era el género que más sonaba
Los CD que editó el Instituto Iberoamericano de Berlín, incluyendo la Música Criolla.
Los CD que editó el Instituto Iberoamericano de Berlín, incluyendo la Música Criolla.

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Porque suponía que la música argentina estaba en extinción, en 1905 un científico alemán congregó a 33 músicos populares que plasmaron más de 100 registros. Casi el 80 por ciento fueron estilos.

En 1905, 33 músicos y músicas argentinas de extracción popular grabaron, a instancias de Roberto Lehmann-Nitsche, una multitud de obras que el investigador caratuló como “Música Criolla”. En una carta a un colega, el alemán expresó: “Los cantores en cuestión son siempre conocidos ‘payadores’, que ejercen su trabajo muy profesionalmente. Por ejemplo, a algunos de ellos se los contrata para alegrar el ánimo de la masa votante durante las asambleas políticas”.

Pero no parece ser el caso mayoritario. “Por la información que ofrecen los manuscritos sabemos que los intérpretes eran hombres y mujeres de La Plata que desempeñaban tareas administrativas en la esfera pública o privada y por las tardes se reunían en la casa de Lehmann-Nitsche para participar en su proyecto de recolección”. Incluso, algunos de ellos residían en esa misma vivienda.

El investigador registró sus intervenciones en 125 cilindros de cera que luego, remitió a una institución académica de Berlín. Los textos en cuestión acompañan a los cilindros. Las alternativas en las que se produjeron las grabaciones fueron investigadas por el etnomusicólogo Miguel García, para su libro “Etnografías del encuentro. Saberes y relatos sobre otras músicas” (Ediciones del Sol – 2012). El autor es doctor en Antropología, docente universitario e investigador del CONICET.

En cambio, Miguel Garmendia vivía en Ensenada y “registró su canto en seis cilindros”, con el nombre de El Gaucho Tormenta. También aparece catalogado como “gaucho” en las anotaciones del alemán. Lehmann-Nitsche y algunos de los músicos involucrados en sus registros planeaban constituir un centro tradicionalista, según pudo averiguar García. Pero la empresa nunca se concretó.

El menor de los músicos contaba con 14 años y el mayor, con 55. Seis eran mujeres. Conformar la selección demandó 35 sesiones de grabación. Varios de las y los participantes solo concretaron una intervención, pero fue significativo el caso de Juan Varela, que grabó 14 piezas como solista, otra en dúo y tres en trío. Además, Varela fue el primero que enfrentó al fonógrafo, para aportar una cifra, dos milongas, una vidalita y 10 estilos.

En efecto, de los géneros que registró el investigador alemán, el estilo fue el más visitado. Además de los que interpretó Varela, 9 de los 10 que aportó Carlos Acevedo también fueron estilos. En conjunto, el 79 por ciento de las interpretaciones se refirió a ese género. En cambio, en cuanto al repertorio femenino, de 19 cantos, Lehmann-Nitsche rotuló a 15 como canciones. Aclaró García que bajo esa denominación se agruparon expresiones bastante heterogéneas.

Por ejemplo, en una de ellas, una voz anuncia al comienzo: “Delirio, habanera cantada por el inspirado payador Eduardo Barberis”. Además, existe una versión de “El silencio de las tumbas”, del célebre Gabino Ezeiza, también rotulada como canción, aunque “responde estructuralmente a un estilo”, aclaró García. Que mediaran 13 años entre las grabaciones y el trabajo de rotulación que se tomara el alemán, quizá dificultó las cosas porque, además, cuando los impuso ya no estaba en presencia de los intérpretes.

Puede concluirse entonces que para 1905, el estilo era la expresión más popularizada. Según una nota al pie del propio García, existe menciones al género desde mediados del siglo XIX, “formalmente se caracteriza por tener dos secciones bien diferenciadas, una de las cuales reaparece al final. Otras características de su hechura son el sentido descendente de sus frases y una rítmica libre”. Por su parte, Anahí Mariluan -licenciada en Folklore- acotó que no es bailable.

En 2021, las grabaciones que realizara el científico alemán revisten interés, pero tienen sus límites, porque “las posibilidades técnicas del aparato de captación condicionaban otros aspectos, como, por ejemplo, la duración de los cantos. La audición de los registros hace evidente que en algunos casos la púa finalizaba su recorrido sobre la superficie del cilindro antes de que terminara la ejecución y, en otros, que los músicos, conscientes de esa limitación, decidían suprimir estrofas, generalmente las intermedias”, estableció García. Un tesoro que bien valdría un trabajo de restauración o recreación.

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