CENSURA CONTRA SPINETTA Y CHARLY GARCÍA

| 24/03/2021

Para la dictadura, el rock era subversión

Adrián Moyano
Para la dictadura, el rock era subversión

Emilio Massera, representante de la Armada en la Junta Militar, asumió personalmente una cruzada contra la música que escuchaba la juventud. En 1979, el líder de Serú Girán respondió con “La grasa de las capitales”

Ante la ofensiva ideológica y material de la Junta Militar contra el rock, músicos, productores y público tuvieron que reinventarse para sobrevivir (no es una metáfora). “Cuando Massera decide conectar el rock con la subversión, los recitales pasan a ser pequeños, mientras el movimiento continúa creciendo underground. Para reemplazar los discos y casetes que salían de la venta por estar censurados, se distribuían grabaciones caseras y los conciertos se hacían en pequeños cafés o en sótanos”.

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La observación lleva la firma de Mara Favoretto, autora del artículo “La dictadura argentina y el rock: enemigos íntimos”. El texto se publicó en “Resonancias”, revista digital que edita el Instituto de Música de la Universidad Católica de Chile. La edición es la correspondiente al período julio - noviembre de 2020. La autora es doctora en Letras y profesora en la Universidad de Melbourne (Australia), donde vive desde 2003.

Recuerda la investigadora que “el contexto de la época colocaba al rock como un género peligroso ante la mirada azorada de algunos conservadores. A este respecto, circulaban textos que aseguraban que el rock era peligroso”. Favoretto citó un fragmento de Alberto Boixadós, quien fue docente en la Universidad Nacional de Córdoba y afirmaba que la música progresiva era particularmente preocupante porque generaba estados hipnóticos en los oyentes jóvenes, “generando acciones futuras de tipo imprevisible” (¡!).

“En este ambiente de inseguridad había que encontrar otras formas de hacer música libremente”, reconstruyó la investigadora. “En cierto modo, la lección de música se convirtió en una actividad privada, fuera de todo control estatal. El profesor a domicilio y su alumno, sin testigos, evadían los límites de la censura sin mayores consecuencias. La lección era, entonces”, un espacio de resistencia. Según Sergio Pujol, “un ejercicio crítico, un tiempo de críticas desplazadas, corridas del espacio público al privado”.

Censura paranoica

Favoretto apuntó que “existen numerosos ejemplos de censura paranoica”. En uno de ellos, “el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER), en 1978, vetó una emisión de ‘Dulces y Pomelos’, ciclo de rock de Radio Belgrano, por incluir la canción ‘Credulidad’ de Luis Alberto Spinetta, interpretada por Pescado Rabioso”. Los censores encontraron inconveniente la frase ‘las uvas viejas de un amor”, que “fue entendida como una imagen que hacía referencia a los testículos del macho de la especie humana”. ¡Que imaginación!

En 1979, dos años después del Festival del Amor, Charly García volvió a las andadas con Serú Girán, su banda de entonces. Su nueva ironía fue “La grasa de las capitales”, un disco emblemático que “hablaba del imaginario social, de las representaciones de la Argentina reprimida y estancada. La palabra grasa es una metáfora para indicar la cubierta, la superficie que no dejaba ver el interior. La grasa es una metáfora de la Argentina del momento, que era un engaño”, interpretó la investigadora.

El concepto “grasa de las capitales” aludía a “la parte visible de un país que había sido silenciado. ¿Qué sonaba entonces? La grasa era un falso sonido (el tema citaba unos compases de música disco), una falsa forma, un falso jardín” que “nunca florece”, otra vez según Pujol. “En este trabajo musical, García, en lugar de denunciar la represión, posaba su atención sobre determinadas imágenes del mundo circundante: la grasa superficial que intentaba cubrir la devastadora realidad. En ese disco, en más de una canción, García dice que ‘no se banca más’ o ‘no se puede más’ y hasta incluía un tema que hablaba del suicidio”, completa Favoretto.

Aquellas y aquellos que vivieron la dictadura, recordarán: “por un lado, estaban los discursos oficiales, mesiánicos, cargados de mensajes de paz y amor a las familias cristianas, y, por otro, el consumismo y la vida fácil que se mostraba en la televisión y el cine. Frente a esta realidad, García habla de otra faceta: la grasa de las capitales y un acto desesperado”. El tema en cuestión es “Viernes 3 AM”. Obvio, pasó a formar parte de “la lista de temas de difusión prohibida”. 45 años atrás, quedaba inaugurada aquella pesadilla.

Adrián Moyano

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