EN VILLA LLANQUÍN

| 24/05/2020

La suma de voluntades para que un ex integrante del Hogar Emaús pase el invierno con calefacción

Susana Alegría
La suma de voluntades para que un ex integrante del Hogar Emaús pase el invierno con calefacción
La primera gran caravana solidaria fue hace varios meses, para rehacer la vivienda incluso, dejarle hecha la platea del piso.
La primera gran caravana solidaria fue hace varios meses, para rehacer la vivienda incluso, dejarle hecha la platea del piso.

 

Cada día es más frecuente la unión de solidarios para hacer llegar una ayuda más consolidada a las personas. Este es uno de los hermosos ejemplos en los que se apostó a una cadena de voluntades para mejorar una vez más, la calidad de vida de Julio Flores.

Hasta hace algunos meses la vida lo había llevado al Hogar Emaús, donde por años recibió la contención y acompañamiento necesario tanto de voluntarios como del Hospital Zonal para dejar atrás su problema de salud.

Una vez recuperado, decidió retornar al campo que heredó de su padre en las afueras de Villa Llanquín, más precisamente en la zona de arroyo Seguel. Fue necesaria una gran mano para reacondicionar su casa, a donde se mudó apenas finalizó la escuela.

Siempre pendientes de su situación, se le consultó a Vanesa Domínguez, una solidaria de Llanquín, cómo se encontraba Julio para enfrentar el invierno que ya se avecina.

La respuesta fue que necesitaba urgente una salamandra porque solo contaba con el fogón al aire libre, ubicado entre su vivienda y un gran morro de piedra. Conocido el pedido desde el Hogar Emaús, se movieron para que en un par de días consiguieran una a la que le reforzaron las soldaduras para que tenga mayor durabilidad.

Los amigos de Viajes Solidarios Bariloche hicieron una parada frente a la Balsa La Maroma donde Vanesa y su esposo esperaban para cargar la salamandra en una carretilla y cuando fuera el momento llevarla cerro arriba.

Para llegar a la casa de Julio Flores una vez finalizado el camino de autos se debe continuar a pie por una picada de montaña, por casi tres kilómetros más, por allí Pedro Currual y Pablo Barrientos, integrantes del ICE Nahuel Huapi (Departamento de Incendios, Comunicaciones y Emergencias) cargaron la salamandra.

Acompañados por la familia de Vanesa llevaron además los caños y las chapas que hay que colocar como protección sobre la pared. En una jornada de trabajo, dejaron funcionando la salamandra, para enorme felicidad de Flores. Fernando, de la capilla, y Diego Vera también sumaron su granito de arena.

Gestos y actitudes que merecen ser difundidas, en tiempo donde el malestar y las preocupaciones, crecen día a día.

Susana Alegría

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