04/03/2020

Llegan las “Ostras frescas” del grupo Ósmosis

Adrián Moyano/ Fotos: Tonny Romano
Llegan las “Ostras frescas” del grupo Ósmosis
Mariano Beitia (izquierda) y Luca Schenone (derecha).
Mariano Beitia (izquierda) y Luca Schenone (derecha).

La obra encuentra en escena a Luca Schenone y Jorge Gallo, bajo la dirección de Mariano Beitia. Se originó en un taller del barrio Melipal dos años atrás y participará de la próxima Fiesta Provincial del Teatro.

El Verano Teatral continuará su marcha mañana viernes con la llegada a la Escuela Municipal de Arte La Llave de “Ostras frescas”, la obra que tiene como director a Mariano Beitia más el trabajo sobre el escenario de Luca Schenone y Jorge Gallo. La función está prevista para las 22, en el marco del ciclo que impulsan la Asociación Teatrantes y la institución anfitriona. Chance de arrancar el fin de semana en clave grotesca.

El Cordillerano dialogó con los dos primeros. “Se estrenó en diciembre de 2018 como trabajo de Ósmosis, el nuevo grupo que estamos integrando junto con Luca”, arrancó Beitia. “Todo partió de un taller de experimentación teatral y de montaje que realicé ese año y de ese taller, surgió Ostras frescas. En realidad, está escrita por Luis Loyola Cano, un dramaturgo porteño. La elegimos en el taller para realizarla y después devino en varias presentaciones”.

En efecto, la obra trascendió y de manera notable los límites del taller. “Ya estuvimos en El Brote y la sala de la junta vecinal Melipal. En el verano de 2019 intensificamos los ensayos y tuvimos un reestreno en abril, con varias funciones en el mismo lugar. Participamos del festival Primavera Teatral y después nos fuimos a El Bolsón, donde actuamos en la Casa del Bicentenario. Mandamos un video para presentarnos en la Fiesta Provincial del Teatro de 2019 y fuimos seleccionados, gracias a Dios, con 14 obras. Por problemas administrativos, no se hizo el año pasado, se va a hacer en mayo, así que vamos a tener la posibilidad de llevar este sueño, que nació en un taller de barrio. Estamos súper contentos y bueno, ahora estamos participando del Verano Teatral”, enumeró el director.

Beitia es un hombre del medio cuyo trabajo es conocido. En cambio, la relación de Schenone con el teatro es relativamente reciente. “Empezó en ese taller, porque previamente, no había tenido más que algunas clases de Teatro en el Secundario. Arrancamos, con los otros chicos vimos un montón de cosas básicas y después, nos metimos en esta obra con Jorge Gallo, el otro actor. Nos pusimos a practicar con los personajes durante tres meses y después, tuvimos la primera función”, historió.

La trama “transita a través de dos personajes, que están esperando los restos del general Keller, un excombatiente de la guerra de Manchuria”, compartió el actor. “Comienza cuando se encuentran y hay una en relación entre ellos que se va desarrollando durante toda la obra. Empiezan a aparecer entre los dos cuestiones de poder y mientras tanto, se transita la espera. Vamos justamente desarrollando diálogos y bastantes monólogos por parte de cada uno, que expresa su posición respecto del tema y cómo viven la espera”, redondeó.

Absurda y grotesca

Beitia completó que “si tenemos que encuadrarla dentro de un género, es una obra absurda y grotesca que tiene visos de realidad, porque no es tan absurda. Creo que está muy basada o algo basada en Esperando a Godot pero es otra obra: dos hombres esperando algo que está por llegar y que no llega, no llega… La relación entre ellos dos y la conversación ideológica que tienen va dando sentido a lo que es la obra, va creando sentido. Uno domina al otro, uno es más débil y el otro más fuerte, hasta que al final llega lo que tiene que llegar o no llega (risas)”.

Todo indica que el subgénero es de la predilección del director, que también es actor. “Sí. Hicimos Alivios de luto, que era una especie de grotesco. El amateur era una obra realista pero cuando la trabajamos, le pusimos una puesta media absurda y sí, me siento cómodo y creo que el grotesco también está bueno para mover un poco la realidad, no distorsionarla pero sí moverla y crear un ámbito de sueños donde uno imagina. Está bueno, a mí me gusta ese tipo de propuestas, así que vamos por ahí. También es poética, porque lo poético también se acentúa”, afirmó.

Añadió Schenone que “la puesta en sí invita a la participación y el contacto con el público. Eso tiene bastante relación con el nombre de nuestro grupo: Ósmosis. Si hay que definirla, es la influencia recíproca entre dos individuos o elementos que se encuentran en contacto”, puntualizó, con llamativa precisión. “Además del nombre del grupo, es también uno de los objetivos que tenemos en el taller y también en la puesta: que haya bastante cercanía con el público. Prácticamente, estamos encima de ellos y es parte de la idea: que ellos transiten la obra con nosotros para que en esa influencia recíproca, también empiecen a sentir la espera. Esa es una de las cosas que más me gusta: el enfoque de participación e intercambio”, declaró.

Aquella precisión que señalábamos tiene su explicación. “Soy biólogo y Jorge también. De ahí el nombre Ósmosis”. Los colegas se acercaron al arte dramático porque “la ciencia en general tiene este complemento artístico, que es muy útil para nosotros para expresarnos y comunicar las ideas que tenemos. Siempre nos recomiendan hacer teatro cuando estamos haciendo carreras científicas porque nos sirven para expresar mejor las cosas que estamos trabajando y también la creatividad. Así que empezó por una recomendación para desarrollar la expresión oral pero siempre me gustó el arte, antes tenía bandas porque era músico y me gustaba el show. Dije: ‘vamos a ver qué onda el teatro’ y rápidamente, en este proyecto me sentí muy cómodo y con ganas de esforzarme... Creo que también hablo por Jorge, porque a los dos nos ayuda mucho en la carrera, aunque yo soy más de laboratorio y él de campo”, señaló. Del tallercito a la Fiesta Provincial de Teatro… Pavada de arranque.

Más sentidos y menos cabeza

En el rol que desempeña en “Ostras frescas”, “estoy muy concentrado en la disposición de los cuerpos en escena, es algo más corporal”, resaltó Mariano Beitia. “Después, con lo que va pasando, vemos qué va sucediendo con el trabajo del actor pero estoy haciendo más que nada énfasis en lo antropológico, en lo corporal y en lo sensorial, más que en lo intelectual. Por eso también esto de lo abstracto, lo absurdo, lo grotesco y de darle un sentido. La obra es cortita, dura 40 minutos y también estoy interesado en lo audiovisual, me gusta que esté metido ese aspecto en un contexto moderno, de siglo XXI, para subrayar una especie de escenografía, porque la única que tenemos es una botellita chiquita. El resto es audiovisual y el trabajo de ellos”, aportó.

No contento con ser parte de la Fiesta Provincial del Teatro a fines de abril y principios de mayo, Ósmosis pergeña otra obra que inclusive, ya tiene fecha de estreno: 23 de mayo en La Llave. En este caso, la vinculación con la literatura será absoluta. “Estamos trabajando en una puesta poética de textos de Marguerite Yourcenar, a partir de su libro Fuegos”, adelantó el director. En este caso, serán siete los actores. Nueva excusa para retomar el diálogo con el grupo, en dos meses y monedas.

Adrián Moyano/ Fotos: Tonny Romano

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