22/07/2019

Cómo transitar el dolor de las pérdidas

Cómo transitar el dolor de las pérdidas

El dolor por alguna pérdida es una estación del viaje de la vida a la que todos, en algún momento de nuestro recorrido, vamos a llegar. Entonces es importante tener en cuenta cómo vamos a reaccionar cuando estemos frente a él. Algunas ideas…

Frente al dolor:

Tengo que tratarme bien
Muchas veces, cuando perdemos algo o a alguien, nos autorreprochamos por lo que hicimos o dejamos de hacer. No nos lastimemos innecesariamente. El dolor de cada persona es único y nadie, por buenas intenciones que tenga, puede comprendernos por completo. Es nuestro camino y debemos transitarlo. Pero si le agregamos a ello, el juzgarnos y criticarnos a nosotros mismos, empeoraremos las cosas. Si bien hay que permitirse sentir todas las emociones que surjan, no hay que echarle más leña al fuego. El dolor es como una serie de olas que pueden ser grandes o pequeñas. Pueden venir una detrás de otra o de forma espaciada. Pero tenemos que enfrentarlas, sin resistirlas, hasta que se deshagan.

Tengo que valorar las semillas que la persona que partió me dejó
Cuando perdemos a un ser querido, siempre esa persona que ya no está nos dejó alguna semilla que nos ayuda a atravesar el duelo. Puede ser una semilla que fue sembrada en mí (una huella interior) y continúa creciendo. Tal vez una enseñanza que nos moldeó. O puede ser una semilla que fue sembrada en otros (una huella exterior). Tal vez una profesión que lo conectó con la gente, lo cual puede convertirse para nosotros en una red afectiva donde compartir recuerdos e historias de quien partió.

Tengo que convertir mi dolor en un don para ayudar a los demás
Por dura que sea nuestra experiencia de pérdida, ya sea que se trate de un ser amado, una relación de pareja o un empleo, siempre es posible transformar el dolor en un “don” para ayudar a la gente. Esto es así porque solo el que ha sufrido en carne propia es capaz de ponerse en los zapatos de otros, es decir, de mostrar empatía. Por ejemplo, solo alguien que fue abandonado sabe lo que eso significa. Todos poseemos la capacidad de usar el dolor del ayer para hacer mejor la vida de otras personas, si adoptamos la actitud adecuada.

¿Y si somos nosotros quienes debemos acompañar a un doliente?
En este caso, es fundamental adaptarnos a la persona. Es decir, averiguar si hay algo que podemos hacer en su lugar, aunque se trate de algo simple como alimentar una mascota o regar las plantas.
También es importante no intentar darle explicaciones o consejos en un intento por apaciguar su dolor. Lo importante es hacerle saber que estamos a su lado, aunque sea de manera silenciosa.

En los procesos de duelo, el papel de los otros es secundario. El dolor le pertenece exclusivamente a aquel que tiene que atravesarlo. Por eso, no tenemos que molestarnos si la persona está enojada o es indiferente. Todo es parte de su proceso.

No le temamos al dolor. En algún momento todos tenemos que experimentarlo y siempre nos ayuda a crecer pero la decisión de convertirlo en sufrimiento es nuestra, y de nadie más.
Por consultas, podés escribir a [email protected].

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