15/07/2019

Cómo resolver conflictos

Cómo resolver conflictos

Todos nos enojamos. Se trata de una emoción normal y universal pero puede suceder que se vuelva dañina y llegue a afectar nuestra salud. ¿Cuándo sucede esto? Cuando se trata de un enojo demasiado frecuente e intenso que nos conduce al conflicto permanente. También cuando el enojo dura demasiado tiempo y deriva en violencia. Aquí nos encontramos frente a un “enojo patológico”.

¿De qué manera podemos solucionar esto? Te invito a considerar algunas actitudes que podemos adoptar para aprender a resolver los conflictos:
Aprender a esperar

Es imposible dialogar cuando uno está enojado. La agresividad es una reacción de las emociones (no de la razón) y no se puede entablar un diálogo desde lo emocional. Algunos hablan con enojo no solo para descargarse sino además para silenciar al otro. ¿Qué deberíamos hacer frente a alguien airado? Esperar antes de intentar dialogar. Podemos imaginarnos a nosotros mismos como una habitación vacía con una puerta adelante y otra puerta atrás.

Nuestras emociones ingresan por el frente y salen por atrás. Luego vuelven a entrar y así se repite el ciclo. Ciertas emociones permanecen un tiempo en la habitación, mientras que otras salen con rapidez y no vuelven a entrar y otras vuelven a entrar en varias ocasiones. Lo ideal es que todas las emociones circulen sin estancarse (para que podamos experimentar nuevas emociones y ninguna quede reprimida en el cuerpo). Es por ello que, frente a la emocionalidad negativa propia o ajena, es fundamental estar dispuestos a esperar hasta que esta pase y la persona vuelva a un estado de tranquilidad.

No huir sino evitar el conflicto

Cuando alguien nos ataca verbalmente y no reaccionamos, o le respondemos en medio de ese “estado emocional”, por lo general, el enojo de esa persona aumenta y la situación empeora. Nada se resuelve cuando uno está bajo enojo. Lo mejor es decirle: “Tal vez tengas razón pero, ¿qué tal si lo conversamos más tarde? Porque de este modo no nos vamos a entender”. De esta forma le entregamos el siguiente mensaje: “Comprendo tu enojo pero prefiero no entrar en esta discusión”. Es una manera de detener el conflicto, o posponerlo para cuando las dos partes estén tranquilas, sin escapar.

Esperar a estar relajado para enfrentar el conflicto

Nunca pensamos con claridad y objetividad cuando estamos enojados. Por eso, necesitamos relajarnos y tranquilizarnos antes de enfrentar una situación conflictiva y, sobre todo, de tomar alguna decisión importante.

Convertir el enojo en fuerza para resolver el conflicto

El enojo es energía. Por eso, un ser humano sabio cuando se enoja no pretende destruir a quien tiene en frente sino que se calma primero y después le propone: “Busquemos la manera de resolver esto sin hacernos daño”. Así transforma esa energía en fuerza para alcanzar la paz.

Para mantener nuestra salud física y mental, cada vez que discutamos con alguien, no pretendamos tener la razón, simplemente busquemos la forma de resolver las diferencias y darle un cierre al conflicto.

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