En la reunión anual del Foro Económico Mundial (WEF) en Davos (Suiza) las personas más adineradas del mundo, los poderosos, deciden los pasos a tomar. Según sus propias definiciones buscan “impulsar soluciones con visión de futuro y abordar los retos mundiales más acuciantes mediante la cooperación público-privada”. Las consecuencias de estas decisiones abarcan a toda la humanidad. En lo discursivo muestras preocupaciones, desparraman buenas intenciones, pero los trazos geopolíticos marcan otros rumbos. Siempre vuelven una y otra vez hacia el futuro (inmediato), con los objetivos adelante, sin importar ni el atrás, ni los costados. Se preocupan más si la economía se enfría que si el planeta se entibia.

Los pueblos indígenas son los guardianes de un tercio de los territorios del planeta, manteniendo prácticas culturales y espirituales que nutren sus entornos y comunidades. Las voces indígenas son, por tanto, vitales para añadir una perspectiva que priorice el pensamiento a largo plazo y las experiencias humanas. Por eso el WEF creó la Red de Conocimiento y Liderazgo de los Pueblos Indígenas, en donde se reúnen expertos y representantes indígenas como espacio para fomentar una mayor cooperación a través del conocimiento indígena.

En la edición de este año se realizó una vistosa ceremonia contra la desforestación. La llevó a cabo Putanny Yawanawá, de la comunidad Yawanawá ubicada en el medio la Amazonía de Brasil. Ellos son unas dos mil personas, llevan el nombre de quien los creó, el espíritu que les dio el territorio, la lengua y la cultura. La selva que los rodea es el bosque tropical más extenso del mundo, rico en biodiversidad y territorio de numerosos pueblos indígenas. Es también el lugar donde la desforestación no cesa, siendo la mayor amenaza para estos pueblos tanto en lo económico como por su cultura. 

Putanny es una líder de su pueblo, siendo una de las primeras mujeres de la nación yawanawá en recibir la iniciación espiritual de manos de los ancianos. Un cambio en la tradición que fue destacado por el Senado brasilero. Pero dejando de lado lo pintoresco, el mundo necesita acciones concretas para una vida más equitativa, inclusiva y sostenible.