10/06/2019

La luna volvió a descerrajar andanadas de poesía

Adrián Moyano
La luna volvió a descerrajar andanadas de poesía
Sala llena para Tamara Padrón.
Sala llena para Tamara Padrón.

Una treintena de lectores por noche, talleres y charlas. El SUM del SOYEM se dejó ganar por versos de todos los tipos y calibres. A los locales, se sumaron poetas de San Martín de los Andes, Neuquén y otros puntos.

Los organizadores solicitaron premura porque estaban inscriptos “29 poetas para leer”. Estaba por comenzar la tercera noche del Encuentro de Poetas “La luna con gatillo”, clásico de los 90 que no por casualidad revivió el año pasado. En conjunto, con la que finalizó el domingo suman nueve ediciones de un acontecimiento sumamente democrático: entre los y las 29 había escritoras consagradas, gente con obra publicada, otra que leyó desde papeles desordenados, no faltó quien recitó de memoria y otros que trajeron a colación versos de padres o amigos. Para el cierre, dos nombres fuertes: Fernando Noy y nuestra vecina de Osorno, Roxana Miranda Rupailaf.

En todos los tonos. Primera en la extensa nómina figuraba Paula Yende, quien imprimió sesgo de performance a su lectura, más bien interpretación de un texto que habla de las mujeres mapuches de ayer y de hoy. Su intervención fue muy festejada por sus compañeras de la Colectiva de Escritoras Patagónicas, de cuya irrupción en escena diera cuenta El Cordillerano meses atrás. Varias de sus integrantes arribaron a Bariloche para ser de la partida, junto a las locales.

Arturo Castagnetto -uno de los organizadores- convocó a Javier Gil, responsable de Ediciones Desmesura. Javier aclaró que no escribía y compartió varios textos de Jorge Alegret, gran poeta vecino de Bariloche que publicara a través del Fondo Editorial Rionegrino (FER) un par de años atrás, pero que cultiva perfil bajo. Después, el músico y también poeta Marcos Cohen llenó a sus versos de preguntas, a los que leyó desde el celular.

Asami Ortiz puso en común fragmentos poéticos de una obra de teatro y Merlín Scarone fue quien prefirió compartir un escrito de su padre Sergio. Abel Pérez se confesó nervioso e informó que era la primera vez que andaba

“por acá” pero a pesar de su ansiedad, recitó de memoria un conmovedor alegato antibelicista, que mereció cálidos aplausos. Siguió Sebastián Fonseca, el barilochense que en los últimos años publicó a través de la Editora Municipal Bariloche (EMB) y otras editoriales, con ímpetu considerable.

Espíritu de slam

Alejandra Pérez admitió que quiso reunir a la poesía con la ciencia ficción en su trabajo y Fran de Médicis consagró su intervención a compartir el espíritu de los Slam de Poesía que organiza con algunas cómplices. Sin que mediara aviso alguno y casi de manera inadvertida, transitó desde el agradecimiento a los organizadores hacia una proclama de sesgo político en la que exhortó a continuar alimentando “la olla popular de la poesía”, mientras se valía del lenguaje inclusivo.

Carolina Rodríguez sacudió a la audiencia con sus versos, que se inspiraron en la sentencia del caso Lucía Pérez, quizás el más escandaloso de los últimos tiempos: ‘Absueltos, dijeron. Fallaron los tres’, finaliza su poema.

Enseguida, se situó al frente Fedra Roberto, docente universitaria, coreógrafa y bailarina, quien se excusó -sin necesidad- por leer a sus 49 años un poema que había escrito a los 20.

Cristina Venturini había llegado desde San Martín de los Andes para ser de la partida. Su participación tuvo más que ver con la interpretación que con la lectura y también fue muy festejada por sus colegas de la Colectiva.

También de la vecina localidad neuquina se acercó Tamara Nadia Padrón, otra de las escritoras que cuenta con obra publicada, quien leyó un poema que ironiza sobre el origen oriental-europeo de sus nombres.

La presencia de Graciela Cros mereció una breve interrupción en la seguidilla de lecturas, porque Clara Bosch -una de las organizadoras del Encuentro- destacó que la poeta no solo estuvo presente en todas las ediciones de La luna con gatillo, sino también en su preparación. La aludida leyó “Soy una dama que escupe en la calle”, que antes se llamaba “Cantos de la gaviota cocinera” según explicó. Otra de las ovaciones de la noche.

Después, llegó el momento de Carina Rita Medina, quien había llegado desde Neuquén para participar de los talleres, charlas y lecturas. La poeta celebró hace poco la aparición de “La causa de las cosidas”, el más reciente de sus libros, pero en la noche del sábado leyó de una publicación anterior, un trabajo que condensa feminismo, a partir de diferentes e irónicas variaciones sobre sus rulos.

Romina Olivero cuestionó los tiempos civilizatorios: “contamina tanto artefacto de medida”, concluyó. Por su parte, Gabriela Klier animó su poema con críticas hacia el orden estatal. María Cecilia Pérez leyó un poema demoledor sobre un padre envejecido y Edith Galarza, puso de nuevo de relieve a la violencia de género, al igual que Araceli Suárez Vidaurre. Luego, la barilochense Virginia Schuvab convirtió en versos una tremenda experiencia hospitalaria.

Stephan Ronacher dictaminó que “el mundo está re-loco” y Raulé invocó las tertulias de Quinquela, bar que cerró unos años atrás. También aportó Susana Amuchástegui, quien integra el grupo de Narradoras de la Biblioteca Sarmiento. Si hacía falta alguna confirmación sobre el pluralismo de La luna con gatillo, siguió el actor Silvio Gressani, con un texto sobre muerte y pintura.

Cerró la extensa nómina Sergio Varela, quien se presentó como integrante de Énfasis en el Papiro Dorado, la biblioteca que funciona en el Hospital Zonal Bariloche y que además, cobija un taller literario que coordina Sebastián Di Silvestro. A instancias del poeta, Varela elaboró una elegía para despedir a Agustín Pecchia, joven artista contemporáneo que se marchó antes de tiempo. “Un ser demasiado sensible para este plano”, conmovió su excompañero.

Después de la maratón, aportó su música Anahí Rayen Mariluan, en versión suya poco conocida: guitarra, loopera y cultrún. Para el cierre estelar de la tercera jornada, Roxana Miranda Rupailaf –tercera vez en Bariloche- hizo que se erizara la dermis con fragmentos de “Trewa Ko”, su libro más reciente. La poeta mapuche compartió mesa con Fernando Noy, gloria viviente del under argentino. Lujos con los que suele auto-agasajarse La luna con gatillo. Que se venga la décima.

Adrián Moyano

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