COMO PARTE DE SU CICLO ANUAL

| 06/06/2019

Títeres al Viento estrena “Una vieja valija”

Adrián Moyano
Títeres al Viento estrena “Una vieja valija”
El titiritero en acción.
El titiritero en acción.

La compañía que integran David Ávila, Nancy Videla y Pablo Sánchez afrontará una función por mes en la sala de lectura de la Biblioteca Sarmiento, sitio entrañable si los hay. La próxima cita, este sábado a las 17.

Para aprovechar el impulso, Títeres al Viento ideó un ciclo anual de funciones que tendrá lugar en sitio entrañable: la sala de lectura de la Biblioteca Sarmiento. La próxima cita se concretará mañana desde las 17 en la institución del Centro Cívico y a la luz de la experiencia reciente, sería recomendable organizarse para lograr entradas anticipadas. Máxime cuando se trata de un estreno: “Una vieja valija”.

En la Redacción de El Cordillerano, le tocó a David Ávila compartir impresiones. “Pensamos proponer a la gente de la Biblioteca Sarmiento un ciclo anual de títeres, estable con una función al mes, preferentemente los fines de semana. Presentamos un proyectito, lo aprobaron y entonces tenemos funciones garantizadas hasta fin de año, para toda la familia. A veces los sábados y otras, los domingos. Así que estamos recontentos de que nos hayan dado el okey a esta idea nuestra”, celebró.

Cuando el titiritero utiliza la primera persona del plural, habla de “Nancy Videla, de Pablo Sánchez, de mí y de la mucha gente que está nucleada en Títeres al Viento. Somos varios”, resumió. “Con el ciclo empezamos en abril y en mayo hicimos una pausa porque estaba el Festival de Titiriteros Andariegos. En la primera función se llenó la sala y quedó gente afuera, por eso recalco que está la posibilidad de comprar las entradas de lunes a viernes en el lugar para que nadie se quede afuera. Es feo empezar la función y saber que hubo gente que se fue hasta allá y no pudo entrar. Entonces, para organizarse un poco mejor con la familia, disponer de esas entradas está bueno”, exhortó.

La chance de afrontar -al menos- un compromiso mensual, genera efervescencia en Títeres al Viento. “La estabilidad de funciones me permite trabajar con un marco creativo mayor, propone generar contenido para cada función. El ideal es una función distinta cada mes y vamos a ver, capaz repitamos alguna que otra, funciones u obras que a la gente le gustan mucho y quieren volver a verlas o que a nosotros nos gustan mucho y queremos repetir. Pero a mí me pone en el laburo de generar contenido y obras nuevas, siempre para todo público. Está bueno el desafío y hay que aprovecharlo”, señaló Ávila.

Ninguna presión

La obligación “me encanta porque aparece como una presión pero cuando uno afloja un poco, las ideas empiezan a aflorar. Uno empieza a revisar el cajón, donde están los proyectos que quedaron ahí, olvidados, y ahora se pueden retomar. Entonces, está bueno poder concretar porque está la obligación de concretar, de bajar el material a la realidad y eso me encanta”, insistió el titiritero.

El elemento se relaciona con la función del sábado. “Cajón, valija… Le pusimos Una vieja valija pero ayer en el ensayo, nos dimos cuenta de que eran dos, porque además de títeres vamos a tener la música en vivo de un bandoneonista: Pablo González. Para su bandoneón, compró una caja antigua traída en un barco de Europa, donde guarda su instrumento y entonces, además está la valija donde guardo los títeres. Entonces, son dos viejas valijas, que tienen que ver con la madera y con el cuero”, ejemplificó.

En cuanto al formato que podrá verse, “la propuesta es de cinco obras breves para títeres de guante. Esta vez, sin diálogos, al viejo estilo del cine mudo o del cine de animación tipo Pantera Rosa. Es un poco lo que venía laburando con (títeres para) adultos y me di cuenta de que también era propicio para todas las edades”, compartió Ávila. “Agregué dos trabajos nuevos, uno no es mío y el otro sí”. En definitiva, “obras breves, sin diálogo con la música en vivo, la gente se va a encontrar con eso. Que sean de corta duración las vuelve entretenidas, la gente está más ahí (pendiente) que en un historia de una hora”, señaló.

Antes de llegar al retablo o al espacio escénico, “trabajo con algunas imágenes previas fuertes, que pueden llegar a componer una historia con principio, nudo y fin; y trato que no duren más de 5 minutos”, admitió el titiritero.

“Es el formato en el que me muevo imaginariamente, siempre pensando en títeres de guante. Después, hay otro laburo creativo que es leer o ver algo que haya hecho algún compañero más experimentado o clásico y tratar de hacer una versión propia”, señaló.

La interacción con la música implica otra faceta destacable. “Pablo hizo un laburo de selección de canciones y de composición para esto, buscando un calce entre lo que yo propongo con los títeres y lo que él trae con la música.

Ese fue un laburo creativo de estar ensayando cuerpo a cuerpo, ver qué pasaba y cómo se llevaban” los dos lenguajes. “También tuvimos la ayuda de Adrián Porcel de Peralta, lo invitamos a un ensayo y nos tiró muchas ideas para amenizar la música en vivo con los títeres. El laburo creativo fue en estas tres o cuatro variables”, reseñó Ávila. Ni chances de que amaine el viento.

Historias en Una vieja valija.

Un lugar querido

Que la sala de lectura de la Biblioteca Sarmiento cobije ocasionalmente funciones de títeres parece un gran acierto. “Desde lo personal, yo voy desde niño a la Biblioteca. Para mí, entrar a la sala y sentir ese olor a madera y caminar por ese piso, era toda una experiencia”, historió David Ávila, nervio motor de Títeres al Viento. “Mis viejos nos asociaron, a mí y a mi hermano, cuando éramos chicos. Tiempo después abrió la biblioteca infantil y a mi primer taller de teatro fui en la Biblioteca, así que para mí el espacio es muy significativo”.

La sinopsis de la obra dice: “un personaje de otro tiempo llega con una vieja valija, en ella hay títeres y en cada títere una historia. Historias que hablan de la creación, de la explotación y del amor. Pequeñas ficciones con títeres para compartir. De pronto, todo ese pequeño universo retorna a su valija para seguir los caminos”. Según el titiritero, “estar ahí entre libros, cuando cerramos cortinas y encendemos unos tachos que instaló Gustavo, el técnico de la sala, se genera un clima hermoso para una función. Me encanta”, insistió Ávila. A veces se llama magia.

Adrián Moyano

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