EL BUEN SAMARITANO

| 23/05/2019

La Casita que abre sus puertas a quienes están atravesando momentos difíciles

Susana Alegría
La Casita que abre sus puertas a quienes están atravesando momentos difíciles
Los voluntarios.
Los voluntarios.

En la intersección de las calles Chubut y Otto Goedecke está ubicada la casa diocesana El Buen Samaritano, de índole solidaria y totalmente gratuita, para albergar a personas de escasos recursos de la Línea Sur.

Muchas veces sucede que a un paciente que llega al hospital, lo acompaña un familiar, si esa estadía se prolonga por internación o tratamiento, el acompañante queda a la deriva, no pudiendo pagar quizás, los costos de un hospedaje.

Cáritas es quien se encarga de abonar los servicios, los materiales de trabajo y los alimentos para el consumo de los huéspedes. No es algo permanente, sino que sirve de paso para dar una mano a quienes están viviendo una situación que requiere de asistencia.

También abren sus puertas a quienes vienen a visitar por un par de días a algún interno del penal que está privado de su libertad, por eso los voluntarios que más brindan ese servicio son de la Pastoral Carcelaria, de Migraciones y de la Salud.

Tres de los voluntarios que desarrollan sus tareas en la Casita, Cristina Martín, Teresita Silva y Lizardo Festinesi, comentaron a El Cordillerano “acá es totalmente gratuito, si la gente quiere dejar una colaboración será bienvenida, pero no es una condición para que se hospeden”.

Se les brinda alojamiento, hay una habitación para mujeres y otra para hombres, con baños completos compartidos, además cuentan con una privada para los casos que requieran de mayor intimidad según la situación que estén atravesando.

En otro de los sectores está la amplia cocina, donde además cada uno puede cocinarse algo si así lo desea, allí al momento de la entrevista se encontraba un señor de Comallo con su hija pequeñita, esperando el horario de cirugía de su esposa en el hospital. Cuentan con una provisión básica de alimentos cedida por Cáritas que no incluye los perecederos. Hay ollas, vajilla y utensilios en el caso que alguien deseara cocinar algo especial. Todo lo que hay allí ha sido donado.

“Generalmente el alojamiento se da por tres días, pero eso lo vamos viendo, se supone que vienen a Bariloche ya con un turno programado”.

Cuentan con una capacidad para ocho mujeres y seis hombres, “acá hay horarios establecidos para mantener un orden lógico, además todos tenemos nuestros trabajos y es necesario organizarse bien”. Hay un espacio pequeño donde pasa la noche el sereno, por cualquier situación que surja o alguna emergencia.

La construcción de la Casita fue uno de los grandes logros del obispo Frassia, fue inaugurada hace doce años pero luego estuvo cerrada por un tiempo; reabrió sus puertas hace casi cuatro años. “Fue gracias a la gestión del obispo Chaparro que volvimos a funcionar porque la verdad es que la gente necesita de este espacio” dijeron. En la planta alta están las oficinas de Cáritas y la Pastoral.

En la Casita no hay autoridades, trabajan en comisión, donde la palabra de todos es tenida en cuenta y no inculcan ni toman como regla el que las personas que allí se hospedan deban pertenecer a la religión católica.

“Solo necesitamos estar comunicados, pasar los informes de lo sucedido durante la semana y de surgir algún inconveniente, resolverlo entre todos” detallaron. También en esas reuniones tratan los temas domésticos como alguna reparación que haga falta. “Somos todos indios sin ningún cacique” dijo Lizardo, orgulloso de la tarea que llevan adelante.

Al ingresar ya se nota la calidez de un hogar, juguetes a mano para los más chiquitos, obras de arte en las paredes, plantas y fotografías, además de dibujos que han ido regalando los nenes en forma de agradecimiento. Todo esto es importante para que la gente que allí deba hospedarse, se sienta como en su casa.

Por medio del Obispado se brinda asesoramiento y acompañamiento en todo lo referido a los trámites o lo legal.

El lema principal de quienes brindan asistencia en la casa El Buen Samaritano, es “Nunca dejemos que alguien se acerque a nosotros y no se vaya mejor o más feliz, lo importante no es lo que damos, sino el amor que ponemos al dar”.

Cómo colaborar

Aquellas personas o instituciones que deseen colaborar con este espacio pueden acercar ropa de cama, manteles, cortinas, alimentos perecederos, incluso algunas plantas o elementos de decoración. También reciben donaciones en efectivo, las que siempre se hacen por medio de Cáritas en el primer piso, especificando que es para la Casita, a cambio le entregarán la factura correspondiente.

 

Susana Alegría

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