23/07/2018

¿Y si cambiamos la metáfora?

¿Y si cambiamos la metáfora?

Nuestra vida funciona con metáforas. ¿Qué es una metáfora? Una metáfora es una manera de expresar algo, pero mencionando otra cosa. Veamos algunos ejemplos de las metáforas más comunes que utilizamos:

De boxeo: “pago otra ronda”; “no tires la toalla”, etc.
De cocina: “estoy frito”; “ese negocio hay que cocinarlo”; “el jefe está que hierve”.
De pesca: “hay muchos peces en el mar”.
De temperatura: “está hirviendo”; “una discusión acalorada”; “qué fría que sos”.
De olor: “esto está que apesta”; “esta situación me huele fea”.
De cultivo: “estas ideas van a dar buenos frutos”; “soy una persona fértil”.
Del clima: “sos un sol”.

Si yo te dijera que pensaras en un área que no está funcionando del todo bien en tu vida, llámese pareja, finanzas, salud, etc., ¿con qué la compararías? Lo primero que vendría a la mente es la metáfora que tenés incorporada.

Por ejemplo, si digo: “Soy una flor”, voy a funcionar como una flor; si digo: “La vida es un carnaval”, caminaré por la vida bailando; si digo: “La vida es una lucha, no sé dónde vamos a parar”, voy a funcionar como un soldado que pelea.

Muchos viven en una metáfora y ésta los hace funcionar de una determinada manera. Es decir que les permite lograr cosas, pero a la vez los limita porque hay metáforas positivas y otras negativas. Si yo digo que soy una vasija, entonces sé que puedo recibir y que también puedo dar, pero la vasija no se mueve, no produce. La misma metáfora que me permite tener un logro, a la vez, no me permite tener otros logros. Si alguien dice: “Soy una flor en esta maceta llamada Buenos Aires”, esa imagen habla de delicadeza, entre otras cosas; pero si alguien pisa la flor, la quiebra. Es decir que la metáfora sirve para una determinada cosa pero no sirve para otra.

Uno se puede ir preguntando cómo es algo o alguien… “mi pareja es como la vida, como el dinero, como nosotros…”. A todo siempre le ponemos una imagen porque pensamos en función de metáfora.

Ahora, cuando hay un área en la que estamos atascados es porque la metáfora ya no nos sirve más y necesitamos cambiar la imagen. ¿Por qué? Porque si no lo hacemos, no podremos funcionar bien. Por ejemplo, una pareja cuando discute tiene una metáfora cultural bélica: “Dame tu argumento, decí lo que pensás y defendete pero no me ataques”. La mayoría de nosotros tenemos una metáfora de guerra, por eso discutir casi siempre termina mal porque en una guerra alguien gana y alguien pierde. Pero si se cambia la metáfora imaginando la discusión como un tango, donde los dos que participan tienen que aprender pasos nuevos para que a ambos les vaya bien, es posible salir de la metáfora de ganar-perder para imaginar que hay que buscar una solución que sea buena para todos. En todo baile llamado “pareja”, siempre hay dos integrantes.

Usemos las mejores imágenes en nuestra vida y, cuando sea necesario, cambiemos la metáfora que ya no nos resulta útil. Tal actitud puede llevarnos a un nuevo nivel. Vayamos más allá de nuestro mapa, más allá de lo que pensamos y de lo que creemos. Tengamos la humildad de reconocer que necesitamos cambiar y la valentía de introducir los cambios necesarios, tengan la forma que tengan.

Quien hace del cambio positivo un estilo de vida no solo disfruta de sus beneficios, sino que además se convierte en una persona con más y más fortaleza interna a través de los años. Ser reflexivo y dejar el impulso atrás nos permite la posibilidad de cambio. ¡Vale la pena cambiar!

Si tenés alguna consulta, podés escribirme a [email protected].

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