SON LECHUZAS Y BÚHOS QUE, POR EJEMPLO, CONTROLAN AL TEMIBLE COLILARGO

| 26/03/2024

No hay que ser injustos con el tatué, el chuncho o el chonchón

No hay que ser injustos con el tatué, el chuncho o el chonchón
Tucúquere. (Foto: Silvana Alzogaray)
Tucúquere. (Foto: Silvana Alzogaray)

Cierta cultura popular otorga carácter pernicioso a rapaces que no sólo son inofensivas para el ser humano, además ayudan a mantener a raya las poblaciones de determinados ratones.

Puede que ciertas aseveraciones de la cultura popular sean especialmente injustas con algunas aves, en particular, con las que en medios rurales patagónicos y chilenos se denominan tatué o chonchón, entre otras formas de llamarlas. La ciencia es clara y afirma que no sólo no hay por qué temerlas, sino que además cumplen una función muy importante al controlar, por ejemplo, a la población de ratones colilargos, tristemente célebres entre nosotros por ser los portadores del temible hanta virus.

Después de las inquietudes que despertaron publicaciones de El Cordillerano sobre los relatos que giran en su torno, la consulta se dirigió a Silvana Alzogaray, bióloga que conoce particularmente el tema porque integró un proyecto de extensión en el Centro Regional Universitario Bariloche (CRUB) que se ocupó de la conservación de la lechuza batarás, una de las rapaces sobre las que pesa mala fama.

La especialista respondió las inquietudes con un escrito de cuya redacción también participó Mercedes Toledo, una de las coordinadoras del Club de Observadores de Aves Bandurria (Dina Huapi). Entre otras, tomaron como fuentes investigaciones de la doctora Ana Trejo, también investigadora de la Universidad del Comahue; y de sus colegas trasandinos José Tomás Ibarra y Pelayo Benavídez (Universidad Católica).

EC: ¿Qué puede aportar la biología al conocimiento sobre las aves popularmente llamadas tatué, chuncho, chonchón y demás denominaciones?

Alzogaray y Toledo: Esas aves, representadas en mitos y leyendas, son los búhos y lechuzas. Pertenecen al orden de las rapaces nocturnas, aunque algunas tienen hábitos diurnos. Sus características son ojos grandes ubicados al frente, lo que les permite ver a sus presas durante la noche. Son capaces de detectarlas con una luz cien veces menor a la que necesita un humano. Pueden girar su cabeza hasta 270 grados.

Las plumas que recubren su cara forman dos círculos que dirigen el sonido directamente a los oídos, captando de esta forma el movimiento que producen sus presas al moverse. Dichos sonidos serían inaudibles para el hombre. Poseen poderosas garras que le permiten cazar.  Tienen un pico en forma de gancho para desgarrar a sus presas.

Cuentan con plumas especializadas las cuales le dan la oportunidad de hacer vuelos silenciosos sin que sean detectadas por las presas con las que se alimentan, entre ellas ratones, pájaros y coleópteros. Los estudios científicos realizados en el CRUB a cargo de la doctora Ana Trejo, han contribuido a conocer la dieta de búhos y lechuzas que habitan nuestra región con el propósito de definir el importante rol como depredadoras del ratón colilargo (Oligoryzomys longicaudatus), transmisor de virus del Hanta.

EC: ¿Están presentes en el área de Bariloche? ¿Son de alguna manera perniciosas?

Alzogaray y Toledo: En la región del Nahuel Huapi (Bariloche, Dina Huapi, Villa La Angostura) se encuentran presentes cinco especies de lechuzas y búhos: lechuza del Campanario (Tyto alba); lechuza batarás (Strix rufipes); tucúquere (Bubo magellanicus); caburé grande (Glacidium nana) y lechuzón de campo (Asio flammeus).

Desafortunadamente existe bastante desconocimiento de estas aves, quizá porque la mayoría tienen hábitos nocturnos y es difícil avistarlas, a lo que se suma el diseño de sus plumas que se mimetiza con el ambiente.

Caburé chico. Foto: Silvana Alzogaray.

Contrariamente a lo que se expresa en los mitos, cumplen un rol fundamental en los ambientes que habitan, como bosques, estepa y zonas de ecotono, dado que son las principales controladoras de las poblaciones de ratones, contribuyendo de esta forma al equilibrio de los ecosistemas.

A veces en el campo son perseguidas porque se las acusa, exageradamente y sin argumentos, de ser las causantes de la depredación de aves de corral o de ser pájaros de mal agüero por ciertas creencias culturales.

EC: ¿A qué puede atribuirse el origen de las supersticiones?

Alzogaray y Toledo: El patrimonio etno ornitológico se constituye en el tiempo como resultado de la herencia cultural y la biológica de las aves, relacionadas entre sí con las comunidades locales. Entre los pobladores las aves cumplen un papel preponderante en el amplio mundo de significados que se despliegan en la vida cotidiana. Observan las aves silvestres que surcan el cielo, que se posan en los postes, cercos, techos arbustos, árboles y encuentran soluciones y mensajes asociados al devenir cotidiano. Se distinguen diversos roles, medicina, juegos y adornos, alimento y otras anunciadoras de acontecimientos. En la cosmología mapuche, por ejemplo, las aves son consideradas encarnaciones de espíritus de antepasados que nos visitan a los vivos dando buenas o malas noticias.

Según las creencias y supersticiones cuando el lechuzón de campo se acerca a la casa por la noche, anuncia una mala noticia. Quizás las supersticiones estén basadas en la forma de la cabeza redonda y que pueden girarla casi por completo o tal vez sea el sonido de su vocalización lo que atemoriza.

EC: ¿De qué manera se puede contribuir a su preservación?

Alzogaray y Toledo: Ante todo informándose sobre su biología, comportamiento y especialmente acerca del servicio ecosistémico que prestan los búhos y lechuzas. Si existe la oportunidad de encontrarlas no ahuyentarlas ni cazarlas, tampoco destruir sus sitios de nidificación y descanso. Evitar talar árboles, dejarlos en pie para que puedan hacer sus nidos y posarse. Por otro lado, dejar de poner veneno para ratones ya que las lechuzas y búhos pueden morir al ingerirlos.

La educación ambiental es clave para contribuir a su conservación, la gente debe saber que, gracias a ellas, junto a aguiluchos y algunos mamíferos como los zorros, las poblaciones de roedores son mantenidas a raya. Los ratones que habitan en los campos suelen tener varias camadas de crías por año, en el caso que no sean controlados pueden aumentar el riesgo de transmisión de enfermedades, como el síndrome pulmonar por hantavirus.

Resulta necesario “presentar en sociedad” a estas aves rapaces por el importante rol que cumplen en los ecosistemas. Desde el Club de Observadores Bandurria, a través de las salidas de campo y talleres, incentivamos el conocimiento de lechuzas y búhos. Una de las actividades que hacemos y compartimos con los/las participantes a las salidas, es señalarles los sitios posibles para avistarlas y mostrarles los bolos (llamados egagrópilas) que regurgitan luego de haber ingerido su dieta diaria. En los mismos es posible ver restos de ratones e insectos (pelos, huesitos, caparazones) que no pudieron ser digeridos. Poner en valor las lechuzas y búhos además de cuidarlas y protegerlas es una forma de mantener saludables los ambientes.

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