De tanto en tanto alguien toma a la ligera cuestiones delicadas y graves como el racismo. Hacen chistes inapropiados, descalifican, se burlan. Dentro de este grupo hay quienes van más allá y glorifican la segregación, la justifican y hasta la exaltan.

Sucedió con el rapero Kanye West quien empezó diciendo que los nazis hicieron cosas buenas para luego subir la apuesta y terminar diciendo “yo soy nazi”. Un tiempo atrás le había restado importancia a la muerte de George Floyd, un afrodescendiente muerto en los Estados Unidos por asfixia en manos de la policía cuando fue detenido por supuestamente intentar hacer una compra con un billete falso de 20 dólares.

La actriz Natalie Portman no dudo en salirle al cruce: “Ver el resurgimiento del antisemitismo hace que mi corazón se acelere (…) Este odio debe ser combatido con amor ilimitado el uno por el otro. Hoy, envío amor a todos mis compatriotas judíos. Y envío amor a todos los que están con nosotros en contra de estas palabras y acciones violentas”.

Ella apoya todas las iniciativas contra el racismo, sin distinción. Unos años atrás declaró que se deben conocer todos los genocidios, no solo el holocausto judío, a propósito de una visita que hizo a un museo dedicado al genocidio en Ruanda. Recibió críticas como si una tragedia valiera más que otra.

Según un artículo del New York Times en Twitter hubo un aumento del 61% de posteos antisemitas. Las redes sociales han colaborado para aumentar esta tendencia. Esto pone en debate por enésima vez la discusión sobre la libertad de expresión y la necesidad de leyes en contra del negacionismo. “Creo que el foco debería estar en entender que el odio existe en todas las épocas y contra todo tipo de personas, y deberíamos usar ese conocimiento para tener más empatía con otros que han sufrido”.

Para que sirva de ejemplo, en Alemania se siguen juzgando los crímenes nazis. En junio de 2022 se condenó a Josef S., ex guardia cárcel de 101 años a 5 años de prisión, y en diciembre a Irmgard Furchner, secretaria de un campo de concentración de 97 años a 2 años de libertad condicional, ambos por cómplices en la muerte de prisioneros. El racismo mata y hay que ponerle un freno.