El Amazonas es una vasta región de Sudamérica caracterizada por su impresionante biodiversidad y por ser el bosque tropical más grande del planeta, por ello se le dice el pulmón de la Tierra. También es conocida por sus pueblos originarios, la desforestación y las disputas territoriales. La mayor extensión pertenece a Brasil.

Allí se habla el ñe'engatú o nheengatú, también conocido como el tupí moderno o brasílico, que es la lengua general amazónica. Son unos 20.000 los hablantes. Esto se debe a que durante cinco siglos estos pueblos fueron perseguidos y el idioma prohibido. Es uno de los doscientos idiomas originarios que existe en ese país.

La Constitución de 1988, redactada luego de la dictadura (1964-1985), reconoce el derecho a los indígenas a usar su propia lengua, sin embargo la ley de leyes no había sido traducida a ningún idioma originario hasta ahora. Demando el trabajo de quince expertos durante tres semanas.

En la ceremonia de presentación estaba Rosa Weber, presidenta de la Corte Suprema, con una corona de plumas en su cabeza, quien dijo "nos tomó 523 años llegar a este momento”, y Sonia Guajajara, ministra de los Pueblos Indígenas. Ambas mujeres son un símbolo de los cambios en Brasil.

El ñe'engatú fue declarado como lengua en peligro de extinción por la Unesco y está incluida en el “The Endangered Languages Project” de Google. Algunos voluntarios están desarrollando aplicaciones para celulares como Telegram o Messenger, además un grupo de profesores crearon la Academia de la Lengua Ñe'engatú (ALN).

Pero no se trata solo de idiomas sino también de la posesión de la tierra. Desde el 2021 el Superior Tribunal Federal debate el marco temporal, es decir si se remonta solo a 1988 el derecho a que unos 800.000 habitantes originarios accedan a la propiedad. El primer paso es que conozcan la Constitución en su propio idioma.