La música empezó a escribir para desahogarse, pero menos de un año y medio después de la publicación, trajina por el país para visibilizar una enfermedad de la que poco se sabe.

Cuando empezó a escribir para desahogarse, Débora Calderón no podía prever que, gracias a ese gesto imperioso, recorrería kilómetros y firmaría dedicatorias. Durante el fin de semana que pasó, la música y escritora estuvo una vez más en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, adonde llegó de la mano de “Había una vez un lugar llamado hemisferio Borderline”.

La barilochense renovó el rito el sábado pasado, en el stand 105 del Pabellón Azul del predio palermitano. Su libro no aborda un tema fácil: “trata de una patología psiquiátrica que se va adquiriendo en la niñez por ausencias, falencias, estar desprotegida, abusos, muertes o pérdidas. Lo hice principalmente para desahogarme, pero luego fue tomando otro color y me di cuenta que podía ayudar a un montón de personas”, confió la autora en diálogo con El Cordillerano.

Compartió que “si bien la editorial no llevó a la Feria Internacional del Libro reimpresiones, se ha movido de manera inmensa y ha llegado a lugares inhóspitos, por eso me llamaron y me invitaron”. Es que “Había una vez…” también es libro virtual y ese formato le permite cruzar más fácilmente las fronteras. “Llegó a plataformas en México, Colombia, Chile y cruzó el océano y se fue para algunos lugares de España. Estoy muy contenta por las devoluciones que me hacen”, agradeció Débora.

De todas maneras, “hoy ya vamos por la quinta reimpresión, más allá de que se vende como e-book en todas las plataformas de Internet”, insistió. “Estoy muy contenta y agradecida porque me está llevando a viajar por todos lados. Después de Buenos Aires, me voy para Córdoba, donde también lo están esperando, así que estoy muy contenta. También voy a estar en Carlos Paz”, completó.

Tanta repercusión hizo que la escritora pensara en profundizar el camino y en el presente, “el libro tomó forma como dramaturgia. En este caso, la dramaturga soy yo, de mi propio libro”, señaló. “A fines de agosto y principios de septiembre se va a estrenar en La Llave y en el teatro que hay en el Centro Cívico”, adelantó. Ante la diversificación, “estoy muy contenta porque yo estudio arte desde muy pequeña, desde los 8 años: actuación y música”.

En la versión teatral de “Había una vez…” Débora Calderón saca “una nueva función mía, que es la dirección de la obra de teatro y la verdad, estoy sumamente contenta con cómo la estoy desarrollando. Hay mucho equipo en el staff, si bien es un unipersonal. Se basa en lo que le pasa a un niño, en lo poco cuidado que está y en las cosas que le suceden y que no le tendrían que suceder”, adelantó.

Ejemplificó con una temática escabrosa: “la pedofilia, que se está visibilizando cada vez más”. La trama “se basa en cómo queda arruinado y sin contención”. Entonces, “de adulto, puede llegar a experimentar esta patología”, es decir, el Trastorne Límite de la Personalidad, también conocido como Borderline. “De eso trata la obra, que es muy cruda y visceral, igual que el libro”, remarcó nuestra interlocutora.

A pesar del tema difícil, “con todo el staff estamos muy contentos. Además, yo soy la productora ejecutiva y general, así que es un desafío inmenso y un honor para mí trabajar con todos los actores y actrices con los que estoy trabajando. La obra de teatro se llama igual que el libro: Había una vez un lugar llamado hemisferio Borderline”, mencionó. No falta tanto para su ingreso en la cartelera.

“Quiero agregar que no es una patología psiquiátrica, sino mental, que puede derivar en autolesiones y en un montón de cosas”, avisó Débora. “Hay que visibilizarla cada vez más porque la gente no lo entiende, no sabe qué es y se cree que es parecida a la bipolaridad, pero no lo es”, advirtió. “Hay que tratarla con psicólogos, psiquiatras y medicación. Si bien no viene de nacimiento o heredada, el Borderline es una patología que uno adquiere en la niñez y luego se desarrolla en la adultez”.

La publicación salió a la calle “hace un año y cuatro meses. Ayudé a un montón de gente, me envían mensajes súper amorosos, me han recordado cosas y por suerte, los padres entienden a los hijos. Hice dos informes en la TV Pública sobre el libro, viajo y conozco lugares gracias al libro”, celebró. Además, “en cualquier momento, arrancamos con la película. El libro tiene alas y se mueve solo, es como un ángel”, agradeció. No es para menos.