EL CASO NO IRÁ A LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

| 08/02/2023

Rechazaron recurso defensivo de dos jóvenes condenados por violar a su hermana

 Rechazaron recurso defensivo de dos jóvenes condenados por violar a su hermana

El Superior Tribunal de Justicia rionegrino rechazó el recurso extraordinario federal que intentaron dos sujetos declarados responsables de haber sometido sexualmente a su hermana y, con ello, negó la posibilidad de que el caso llegue a la Corte Suprema de Justicia de la Nación para ser analizado. La defensa intenta revertir la sentencia que condenó al mayor de los hermanos a ocho años de prisión, pero eximió al segundo de pena.

Hoy tienen 30 y 28 años de edad. El mayor de ellos fue condenado en febrero de 2019 a la pena de ocho años de prisión; pero, el segundo, que era menor al momento de los hechos investigados, fue eximido de prisión. Los juzgaron y los declararon penalmente responsables del delito de violación agravada por el vínculo de hermanos con la víctima y la convivencia previa, en calidad de autor y partícipe necesario.

El fallo del STJ volvió a rechazar la posibilidad de que el caso llegue a los estrados de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

La defensa había cuestionado que no hubo en la causa una revisión integral de la sentencia condenatoria, a la que consideró arbitraria por falta de motivación adecuada. Entre los argumentos, la defensa se apoyó en el voto en disidencia de la jueza del Tribunal de Impugnación, que había propuesto hacer lugar a la impugnación defensiva y anular la sentencia “por la ausencia de fundamento lógico y de un cuadro probatorio adecuado que justificara la sanción impuesta”.

Pero los jueces del máximo tribunal rionegrino apuntaron que la presentación defensiva no satisfizo todos los requisitos legales establecidos por la Corte Suprema para la admisión de los recursos, aunque más allá de ello, advirtieron que tampoco cubrió las exigencias argumentales que se fijan en la misma acordada de la Corte Suprema, pues no rebatió los fundamentos de la decisión apelada, sino que, básicamente, reiteró objeciones que ya han recibido adecuada respuesta.

Según los informes que se destacaron en la misma sentencia que los condenó, los jóvenes transitaron una vida por demás difícil, en un contexto socioambiental muy duro. Pese a ello, los dos lograron reencausar su vida formando familia, dedicándose al trabajo y forjando relaciones saludables con su entorno.

Los dos habían sido declarados autores penalmente responsables del delito de abuso sexual con acceso carnal, agravado por la relación de parentesco (hermanos) y convivencia para con la víctima, en calidad de autor y partícipe necesario, respectivamente. Al momento de los hechos, tendrían unos 19 y 17 años de edad, mientras que la pequeña sometida transitaba entre sus 10 y 11 años.

Los dos acusados cometieron el hecho en una fecha que no pudo establecerse con precisión, pero comprendida entre el año 2011 y el 22 de abril de 2012, cuando dentro del domicilio familiar, aprovecharon la circunstancia de haber quedado solos con la menor, para atacarla sexualmente. Según se confirmó, ambos ingresaron al dormitorio de la niña y luego de atarla y amordazarla, la agredieron sexualmente.

En la sentencia, se destacó que los acusados sufrieron en su adolescencia la muerte violenta de su padre y, también, una situación de abandono por parte de la madre, que los profesionales que intervinieron en la atención de los menores evaluaron como perversa.

Más allá de ello y tras una profunda etapa de abuso de estupefacientes, ninguno de los dos registraba antecedentes al momento de dictarse la sentencia y en la actualidad mantienen empleos estables, logrando una aceptable vinculación con compañeros, amigos y familia.
Trágicamente, la niña victimizada por sus hermanos también sufrió un abuso sexual por parte del padrastro, quien tiempo atrás también resultó condenado a la pena de diez años de prisión.

El padre de los involucrados murió asesinado a balazos en el frente del domicilio en donde ocurrieron las violaciones en abril de 2013. Dos hijos de la víctima y un amigo estaban en la calle cuando apareció un sujeto en una motocicleta, que se detuvo por una probable falla mecánica. Los jóvenes se rieron de la situación y el motociclista les apuntó con un arma de fuego y les robó los celulares.

Minutos después, el sujeto de la moto retornó al lugar con un grupo de cinco o seis jóvenes, entre los que se hallaba quien luego confesaría el crimen y sería condenado a diez años de prisión. Tras discusiones, intentos de robo y algunos disparos, el padre de los menores salió de su domicilio y gritó: “¡¿Qué pasa?!”. Fue lo único que alcanzó a gritar, porque recibió un proyectil que le atravesó el pulmón izquierdo y llegó hasta la vena cava. Murió apenas unos minutos después por la grave hemorragia interna. Tenía 46 años.

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