Pronunció la sentencia Alejandra Molina, investigadora que trabaja en una biografía del científico y montañista. Forma parte de un proyecto en el que están involucrados e involucradas otros siete médicos, estudiantes y profesionales de diversas disciplinas.

Como parte de un extenso proyecto de investigación que incluye una recopilación de toda su obra y la redacción de una biografía, el próximo martes (29 de noviembre) a las 11, se inaugurará un busto en homenaje a Christofredo Jakob, el neurobiólogo de origen alemán cuya faceta de andinista permanece indeleble en Bariloche. La pieza escultórica se ubicará en el hotel Tronador, a pasos del lago Mascardi.

Compartió la novedad con El Cordillerano Alejandra Molina, investigadora del Centro Regional de Computación y Neurotecnología de la UTN (Universidad Tecnológica Nacional) sede Mendoza. “En los últimos seis años me he dedicado a investigar y estudiar la vida del doctor Jakob y recopilar la obra bibliográfica completa. Cuenta con alrededor de 250 trabajos entre libros y artículos. Hasta donde sé, es la primera vez que se recopilan en su totalidad en estos casi 100 años y, desdichadamente, no fue nunca publicada en una entrega. La dificultad estribaba en que los trabajos están dispersos por bibliotecas, tanto nacionales como extranjeras”, introdujo.

Pero nuestra interlocutora no está sola detrás del cometido. “Soy integrante de un grupo de ocho personas conformado por médicos, estudiantes, investigadores y profesionales: Roberto Caccuri, Jorge Funes, Cristina Besada, Marina Harteneck, María José Micale y Ademar García (CABA); Antonio Álvarez Abril (Mendoza) y yo (Córdoba). Nos une la inmensa admiración que sentimos hacia este sabio maestro”, resaltó.

El colectivo puso en marcha el Proyecto Jakob, “que tiene como fin solicitar los recursos económicos necesarios ante entidades del Gobierno para la recuperación y puesta en valor del acervo del doctor Jakob en el Laboratorio de Anatomía y Patología Nerviosa, que iniciara en el Hospital Borda”. La misión tiene cierta premura porque ese material “se está deteriorando cada día”, alertó Molina.

Se trata de “aparatología, cortes y preparados histológicos, piezas de museo, fotografías, mobiliario e infraestructura edilicia”, enumeró. “Contar públicamente con la divulgación de lo que contiene el legado material y la extensa obra bibliográfica será de gran beneficio para la ciencia nacional. Teniendo en cuenta la relevancia histórico-cultural y científica del trabajo que realizara el doctor Jakob, particularmente considero un deber moral su reconocimiento, cada uno desde el lugar que le corresponde”, proclamó.

En ese marco, “propusimos, junto con la familia Jakob, colocar tres bustos en la zona de Bariloche. La idea es ubicarlos en el hotel Tronador, en el refugio General San Martín y en el refugio de (laguna) Ilón. Los tres lugares son absolutamente simbólicos para la obra biogeográfica argentina realizada por Jakob”. Las piezas escultóricas fueron donadas por sus descendientes.

Adelantó la entusiasta investigadora que “el primero será en el exterior del hotel, mirando al cerro, su coloso. Jakob amaba esa zona más que nada”, puntualizó. “Se dedicó a estudiar el suelo, la flora y la fauna nacionales con detalle, conservándose hasta nuestros días muchos de los nombres con los que bautizó espejos de agua y cerros. Otros, llevan en su toponimia el paso de don Christofredo por los Andes: el lago Jakob y La mirada del Doctor son los más ilustrativos”, destacó Molina.

Es que “entregado instintivamente al andinismo, codo a codo con los pioneros, exploró toda la cordillera argentina”, informó. Jakob vivió entre 1866 y 1956. En 1899 fue contratado por el Gobierno nacional y en las primeras décadas del siglo XX visitó la zona en repetidas oportunidades, junto con sus hijos Ricardo y Hermann. Benito Vereertbrughen hizo las veces de anfitrión y los viajeros contaron con José Cretton como guía.

Molina recurrió a algunas de sus sentencias: “Soy un hombre que cree obstinadamente que este mundo es para los optimistas, pues ¡la misma naturaleza nos lo enseña! Llamo la atención sobre la necesidad de engendrar en las almas de la juventud estudiantil argentina, el amor a sus montañas y creo que abriendo caminos nuevos también el estudiante argentino sentirá poco a poco la atracción hacia el andinismo que vigorizará sus cuerpos y sus almas”.

Nuestra interlocutora también se embarcó en otro aspecto de la tarea, porque para lograr el objetivo del proyecto “uno de los mayores obstáculos es que se ignora lamentablemente la obra descomunal realizada por Jakob”, entonces “comencé a escribir su biografía. Las existentes datan de la década del 60 y abordan, sobre todo, los aspectos de su obra. En mi caso, me propuse una investigación profunda de su vida, que es fascinante e increíblemente trascendente”.

Porque accedió al “privilegio de tener la obra completa y haberla estudiado lo mejor posible, a través del relato de su historia de vida voy interrelacionando su obra y contextualizando los hechos históricos, tanto alemanes como argentinos, que acompañaron su desarrollo”, describió la investigadora. “Escribir su libro es una de las responsabilidades más grandes que he tomado en mi vida. Solo deseo que todo el país conozca al profesor, andinista, padre, médico y al primer neurocientífico argentino, porque considero que no conocer y reconocer a Jakob, sobre todo en la neurociencia actual, es como si en España no supieran de (Santiago) Ramón y Cajal”, destacado médico que obtuvo el Premio Nobel en 1906.

“El libro tendrá alrededor de 500 páginas de texto y 300 páginas con fotos, que estimo terminar para el año que viene y publicar con ayuda que aún no tengo. La mayoría de las ilustraciones son inéditas, como los relatos de su propia familia”, adelantó la investigadora. Cuando el volumen llegue a destino, será de especial interés para público barilochense, aunque no solo, claro. Por lo pronto, la primera etapa del reconocimiento se cumplirá el próximo martes.