La hermana de la cantante estuvo como invitada del programa de Andy Kusnetzoff, y entre otras cosas habló sobre la decisión de su familia de vivir todos juntos.

Debido a lo reservada que es con su vida privada, hay muchos misterios alrededor de Soledad Pastorutti, sobre todo en lo que se refiere a su familia. Lejos de emborracharse con la fama, la cantante siempre prefirió vivir en su pueblo, Arequito, manteniéndose fiel a su esencia.

Es que al parecer para los Pastorutti la familia es sin duda lo más importante, a tal punto que su unión es mucho más cercana que la de las demás familias. Tanto es así, que tanto la Sole, como su hermana y sus padres viven todos juntos, con sus respectivos esposos e hijos.

Invitada en Podemos Hablar, el programa conducido por Andy Kusnetzoff, Natalia Pastorutti, hermana de La Sole y también cantante, fue consultada sobre el apoyo de su familia en su carrera y la de su hermana, y terminó explicando la particularidad de que viven todos juntos, en el mismo lugar.

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“Nosotros vivimos como todos juntos, en realidad no todos juntos sino como en un predio. Cada uno tiene su casa. El terreno es el mismo. Yo tengo que cruzar una calle igual”, explicó Natalia.

“En mi casa la música estaba todo el tiempo. Luego fuimos a Cosquín y nuestra vida cambió. La familia siempre estuvo presente y todos dejaron su vida por acompañarnos”, agregó la música, al explicar como fue su familia quién marcó su pasión, y la de su hermana, por la música.

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Además, Natalia explicó que gracias a esa disposición familiar, es que pudieron mantenerse en contacto en los tiempos de pandemia, ya que al vivir todos juntos no necesitaban salir y romper la cuarentena, para encontrarse y reunirse.

Ya antes, Soledad había explicado un poco cómo era esta convivencia: “En el medio, comemos todos juntos en un quincho familiar. Lavamos los platos y acomodamos entre todos, y después cada uno se va a su casa”.

Y también, había hablado del porque de su decisión de vivir en Arequito, su pueblo natal: “A todos les parece raro y hay quienes no me creen que viva en Arequito. Viví casi dos años en Buenos Aires en la semana, y los fines de semana volvía al pueblo, como los estudiantes. Nos casamos sin tener nuestra casa terminada y, al principio, vivimos en la casa de mis viejos. La libertad y la vida de pareja la teníamos más en Buenos Aires”.