Expositores se reparten entre la sala Frey y el SCUM, mientras se anuncia la primera expo en la casa restaurada para el 21 de septiembre. La muestra se titula “Huellas” y marca el retorno del acontecimiento después de dos años de ausencia presencial.

Cuando se entra a la sala Frey, a la derecha del visitante impacta “Transmutar”, una pequeña pero contundente obra de Verónica Kurpiel: un seno de mujer luce una importante sutura. Directa alusión al nombre de la muestra que la Asociación de Artistas Plásticos de Bariloche desdobló entre el SCUM (Villegas) y el espacio del Centro Cívico: “Huellas”. Estará abierta al público hasta el 17 de septiembre.

El segmento forma parte de Septiembre + Bariloche = Arte, la tradicional exposición que propicia la entidad cuando los fríos invernales aflojan y se anticipa la llegada de la primavera. Por cuestiones sanitarias, el rito anual no pudo llevarse a cabo en el bienio pandémico, aunque en noviembre del año pasado hubo una suerte de remedo que se concretó a través de una galería virtual británica.

Luego del aporte de Kurpiel, sigue la participación de Víctor Mario Al Khatib Bebel, quien no solo extendió su nombre desde que El Cordillerano dio con su trabajo plástico años atrás, además cambió drásticamente de lenguaje y objeto: ya no muestra sus entrañables reproducciones de automóviles antiguos, ahora incursiona en formas abstractas a las que liga con reflexiones como la que sigue: “elevemos nuestra mirada interior hacia aquello que busca manifestarse en nosotros mismos”.

Ya sobre la pared que da al lago, reincide con su arte Estela Bruera, a quien entrevistamos no hace mucho en El Cordillerano, en ocasión de una muestra individual en el mismo sitio. En esta ocasión, exhibe tres pinturas en las que aparecen siluetas y rostros femeninos: “Infinito”, “Onírica” y “Entre pandemia y mujeres”. También en el ámbito de la figuración incursiona Francisco Murcia, aunque su mirada se detiene más bien en paisajes con sello patagónico.

En efecto, un trabajo de proporciones considerables reproduce a “El Chaltén”, quizá la montaña más emblemática de la Patagonia. “La huella que nos lleva a donde se manifiesta la mejor versión de nosotros mismos”, proclama el autor en su texto de sala. Dos obras más de su autoría se inspiraron en las primeras huellas impresas al finalizar “La nevada” y en el andar de “La Trochita”.

Para la ocasión, la sala Frey tiene sus dimensiones más reducidas. El ambiente de su fondo no se habilitó, de manera que el recorrido finaliza en una pared que habitualmente no está y que luce “Rastros de pueblos antiguos”, obra de Miriam Vivas que emula al Principito, el eterno personaje de Antoine de Saint Exupéry. Un pastel al óleo que, además, comparte un mensaje que podría considerarse ecologista.

"El Chaltén" y otras estampas patagónicas, de Francisco Murcia. (Foto: Facundo Pardo)

En sentido inverso al que traía el cronista, descuella “Catedral otoñal”, una espléndida pieza de arte textil que lleva la firma de Wendy Merchant, hecha a partir de “telar de vellón y lana”, según informa la propia artista. Y el segmento finaliza con la participación de Stella Maris Graff, que técnicamente, combina en sus tres trabajos xilografía, dibujo a lápiz y óleo pastel. Esa relación permite resaltar el árbol que es “Testigo” de la insondable geografía patagónica, fisonomía tan áspera y querida que también se hace presente en “Ausencia” y en “Mi fortaleza”.

Según informó la AAPB, la sala Frey podría visitarse de 9 a 20, al igual que el SCUM. Demás está decir que todas las miradas del mundillo plástico de la ciudad están además puestas sobre la calle Elflein, donde funcionará la tan anhelada sede de la entidad y una nueva sala de exposiciones. La muestra inaugural de La Bachmann está prevista para el 21 de septiembre, cuando todavía el noveno mes del año sea sinónimo de arte.