La cantante tiene una propiedad soñada y contó qué la llevó a tomar la decisión de elegir ese lugar para vivir.

Soledad Pastorutti se convirtió en un verdadero orgullo nacional. La artista de folclore, que comenzó su carrera cuando era tan solo una niña, vivió la fama desde muy chica pero no se dejó obnubilar por ella, como suele suceder con quienes dar sus primeros pasos en el mundo del espectáculo desde jóvenes.

Es por esa razón que cuando comenzó a formar una familia con Jeremías Audoglio, con quien comenzó a salir en 1998 y se casó en 2007, lo hizo con la idea de ver crecer a sus futuros hijos en el mismo lugar que lo hicieron sus padres, Arequito.

El pueblo el que nació Soledad Pastorutti está ubicado en la provincia de Santa Fe. Allí, en la actualidad la artista reside con su marido y las dos hijas que llegaron para completar su hermosa familia, Antonia y Regina.

La enorme propiedad de La Sole queda en las afueras de la mencionada localidad y el mismo terreno con sus padres, Omar y Griselda, y su abuela Valeria. Además, en el mismo campo se encuentra Natalia Pastorutti con su marido y sus hijos.

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Sin embargo, Soledad se encargó de explicar que cada uno tiene su espacio, su hogar y la distancia con las otras familias, dado que el terreno tiene varias hectáreas. Pero el compartir un lugar tan especial, hace que todos los niños crezcan juntos y la familia comparta más momentos reunidos. Dado que si habría más distancia entre ellos,  las giras y las obligaciones laborales de la artista en Buenos Aires, complicarían los encuentros.

“A todos les parece raro y hay quienes no me creen que vivo en Arequito. Viví casi dos años en Buenos Aires en la semana, y los fines de semana volvía al pueblo. Como los estudiantes. Nos casamos sin tener nuestra casa terminada y, al principio, vivimos en la casa de mis viejos. La libertad y la vida de pareja la teníamos más en Buenos Aires”,, contó hace un tiempo Soledad Pastorutti en diálogo con Noticias.

Además, allí reveló que la ruta no le molesta y que por el contrario le gusta manejar los 400 kilómetros que la separan de la Capital Federal. Su decisión de quedarse en Arequito tuvo que ver precisamente con la familia, con poder estar más juntos, compartir momentos, y que sus hijas crezcan al aire libre, con libertad y con todas las posibilidades que te da un lugar así.

“En el medio, comemos todos juntos en un quincho familiar. Lavamos los platos y acomodamos entre todos, y después cada uno se va a su casa. A la noche también cenamos todos ahí: mi hermana es la que menos va porque le gusta acostarse temprano. En el pueblo tengo una vida tranquila. Mis amigas son las de siempre”, contó sobre los detalles de la convivencia. 

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Otra decisión que tomó La Sole con respecto a sus hijas es que asistan a la misma escuela pública que ella fue en su niñez y que aprendan a valorar cada posibilidad que les da la vida de la misma manera en que lo hizo la cantante junto a su hermana.