20/07/2022

Día del amigo: tener una amistad es un “anticuerpo” necesario para la post pandemia

Día del amigo: tener una amistad es un “anticuerpo” necesario para la post pandemia

Luego de la pandemia de coronavirus la amistad se presenta como un especie de anticuerpo -en el sentido metafórico, claro- que nos permite afrontar todas las vicisitudes de la vida, como si fuera un especie de gran escudo protector para frenar la avalancha de incertidumbres que irrumpieron con la reciente crisis sanitaria.

Las relaciones de amistad son parte de este nuevo universo que se reconfigura de forma presencial y suma a nuestra salud un poroto muy preciado que es esta sensación general de sentirnos bien.

Enrique Febbraro, odontólogo, psicólogo, escritor, profesor y músico, entre otras tantas ocupaciones, el 20 de julio de 1969 estaba pegado a la pantalla de los viejos televisores que, en blanco y negro, mostraban las primeras imágenes del Apolo XI y el increíble fenómeno de los astronautas caminando sobre suelo lunar. Ahí mismo, según relató en diversas oportunidades, tuvo la idea de promover el 20 de julio como el Día del Amigo.

Partía del concepto que la amistad era la máxima virtud por el desinterés que llevaba implícito. Y así fue como decidió mandar un millar de cartas a destinatarios de todo el mundo donde explicaba que había vivido el alunizaje como un gesto de amistad de la humanidad hacia el universo y que estaba convencido que un pueblo de amigos se transformaría en una nación imbatible.

Decía que todo el planeta estaba pendiente de los tres astronautas. “Fuimos sus amigos y ellos, amigos del universo”. Cerca de setecientas personas respondieron a su iniciativa. Su sueño estaba en marcha.

La pandemia y el bienestar de una amistad

Desde que comenzó la pandemia, las amistades comenzaron a tener nueva relevancia, quizá porque tomamos conciencia de la finitud de la vida en una época donde las incertidumbres afloraron de forma disruptiva.

La relación entre tiempo dedicado a los vínculos y el bienestar adquiere aún más importancia en la post pandemia, luego de largos meses privados de la interacción social fluida. Según una reciente una investigación de esta consultora, el 64% de las personas reconoció que luego de la pandemia harían un uso más eficiente del tiempo y el 82% admitió que se enfocaría en disfrutar más de los seres queridos y la amistad.

Con la vuelta a una normalidad, también han retornado los encuentros cara cara, el entusiasmo por retomar actividades sociales de todo tipo y también rutinas como facultad, trabajo presencial y otras obligaciones y actividades. Las múltiples exigencias del estilo de vida actual hacen difícil el encuentro.

Los más recientes estudios realizados indican que creció la preocupación y la ansiedad entre los más jóvenes con respecto al futuro. Justamente esa ansiedad tiene que ver con cuestiones relacionadas al manejo del tiempo. Cómo ser productivos, estar actualizados, el FOMO (no querer perderse de nada, de FEAR OF MISSING OUT en inglés) pero a la vez poder disfrutar de esas pequeñas cosas de la vida como pasar tiempo de calidad con amigos con plena atención de lo que les pasa. Saben que ese vínculo es motor de bienestar pero es muy difícil de lograr con tantas exigencias, hay una tensión”, explica Mariela Mociuslky, CEO de Trendsity y señala que van inventándose nuevas rutinas para no perder ese gran valor de encontrarse.

La neurociencia y la amistad

 El neurólogo Alejandro Andersson explica a Infobae, que en las investigaciones se pueden encontrar, y es bastante intercambiable, la palabra amistad y lo que sería el vínculo social. Son relaciones entre individuos que incluyen interacciones afiliativas, que tiene una determinada frecuencia, que ocurre en la zona determinada cantidad de tiempo”.

“O sea, tener un amigo o amiga significa estar involucrado afectiva y recíprocamente por un periodo de tiempo prolongado. A veces uno está asociado porque tiene cuestiones comunes, puede ser conversar un determinado tema, pero también se puede formar alianzas contra otros y esto a veces lo encontramos en el resto del reino animal”, agregó.

¿Y qué ocurre en el cerebro cuando nosotros entablamos un tipo de amistad?

 “Primero el cerebro tiene que identificar y diferenciar a cada tipo de individuo. Por otro, en segundo lugar, tiene que seleccionar qué hacen particulares e individuo, es decir, tiene que seleccionar la información social sobre los demás para tomar decisiones. Hay algunos datos sociales que nos dan más recompensa que otros. Si un posible amigo tiene intereses comunes con nosotros es algo favorable y ese tipo de información activa las áreas de recompensa, como la corteza singular anterior, la corteza árbitro frontal, el núcleo accumbens y el núcleo el caudado.Y como tercera tarea el cerebro controla la producción de hormonas y neurotransmisores que modulan las interacciones de amistad filiativas, como son la oxitocina, la vasopresina la dopamina, la serotonina y las endorfinas. A esta tarea la podemos titular como regulación neuroquímica de la amistad”, dice Anderson.

“La serotonina nos hace sentir el bienestar cuando interactuamos con amigos y la vasopresina es la causante del sentido de pertenencia que tenemos frente a nuestro grupo social”, cierra el especialista.

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