COA Bandurria realizó este fin de semana una actividad para la cual invitó a niños y niñas de nivel inicial y primario. Una salida de campo en la costa del Nahuel Huapi para aprender, observar y concientizar acerca de las aves.

Referentes del Club de Observadores de Aves de Dina Huapi llegaron hasta la playa del Puerto San Carlos para recibir a los chicos, acompañados por sus padres, quienes lo hicieron muy abrigados y con libreta en mano para no perderse nada de lo que vivirían.

Silvana Alzogaray, una de las organizadoras, en diálogo con El Cordillerano brindó detalles acerca de la salida. «Como grupo acompañamos a las personas a descubrir el maravilloso mundo de las aves y hace un tiempo se nos ocurrió crear el “COITA”, esto es un club de observadores de aves para más pequeños». Ya cuentan con dos guías muy especiales, uno de 8 años Eloi y el otro de 12 Gael, los que se han denominado el club Zorzalitos.

La actividad fue coordinada entonces por los adultos Liliana Romeu, Mariano Jalil y Silvana Alzogaray y los dos niños: Gael y Eloi, quienes ampliaron la información sobre la actividad: “Cuando uno observa aves no siempre puede determinar con exactitud el lugar donde pararse porque las aves se mueven de un lugar a otro. El punto de encuentro fue el puerto, pero a la izquierda nos encontramos con un Biguá abriendo sus alas, gallaretas, remolineras y un montón de patos”. Ese lugar fue el elegido para realizar las diferentes actividades.

Les contaron a los chicos la importancia de conocer y respetar las aves y por qué son tan importantes en el ecosistema, relacionándolo con la polinización de las flores y la dispersión de semillas.

Como la jornada fue un poco ventosa, los cauquenes que generalmente están en la costa a la altura de calle Onelli, en esta oportunidad reposaban muy tranquilos en el sector protegido del Puerto San Carlos. “Como está bajo el caudal del lago, se formó una playita, había pasto y con todo el grupo de observadores se pudo bajar a observar”.

Comenzaron a guiarlos para que observen cómo son las patas, las alas y los colores del plumaje de cada especie. “Se les habló de la importancia de documentar todo lo que iban observando en una libreta de campo donde quedara registrado el clima y cuántas aves veían”.

Antes de eso, les explicaron cómo se llama cada parte del cuerpo del ave, como ser el lomo, pecho, vientre, alas, patas. “Eso se llama topografía del ave. Les entregamos copias con una figura de un ave y los chicos con un lápiz lo identificaban en cada imagen”, aclaro la entrevistada.

Los más chicos, todo lo que iban aprendiendo lo volcaron en obras de arte, guiados por la profe de plástica Liliana Romei. Primero observaron a los patos, cómo se zambullían, el movimiento de las patas de las gallaretas, de los cauquenes y cómo se secaban las plumas al sol los biguás. Con toda esa información se dispusieron a construir con diferentes materiales como rollos de cartón, papel y cinta, patas de cauquenes, las cabezas y los picos con arcilla. “Después cada uno comparó si lo que habían hecho se parecía a los que estaban viendo en la naturaleza”. También se tiraron en el pasto para imitar el movimiento de las aves.

Por otro lado Gael, Eloi y Mariano guiaban a los de nivel primario, quienes resaltaron la importancia de todo lo que debían registrar en la libreta de campo, ya sea para futuras observaciones como para contar con la información para la conservación de las aves.

Conservar el ambiente

El encuentro sirvió además para hablar de un tema que preocupa, la basura. De cómo las aves pueden quedar atrapadas en sus patas por las bolsas de nylon o el peligro de dejar restos de tanza de pesca en las playas.

Es de resaltar que la actividad que brinda el COA Bandurria es totalmente gratuita, ya han realizado encuentros similares en la desembocadura en la reserva del Ñirihuau, Villa Los Coihues y en la Estancia Fortín Chacabuco para observar aves silvestres de la región.