DURANTE MUCHO TIEMPO, SE ADJUDICÓ AL GOBIERNO ARGENTINO

| 01/05/2022

¿Cuándo se cometió el error que se hizo nombre?

¿Cuándo se cometió el error que se hizo nombre?
El nombre que debió ser se refugia en unos pocos carteles.(foto:Matias Garay)
El nombre que debió ser se refugia en unos pocos carteles.(foto:Matias Garay)

El célebre decreto de 1902 instituyó la denominación San Carlos de Bariloche, pero la mutación de la “u” por una “a” venía de medio siglo antes.

Lee también: ¿Cómo se pasó de Vuriloche a Bariloche?
Hasta fechas relativamente tardías como la década de 1960, se pensó que el error de acuñar el nombre de Bariloche en lugar de Buriloche había corrido por cuenta de las autoridades argentinas al formalizar la existencia del poblado, en 1902. Pero en realidad, la equivocación databa de medio siglo antes, corrió por cuenta del polaco al servicio de Chile, Ignacio Domeyko, y la repitieron acríticamente decenas de figuras ilustres que, evidentemente, conocieron al dedillo los escritos trasandinos, pero no tanto la zona, antes de su incorporación a la jurisdicción de Buenos Aires.

Juan José Biedma trajo a colación una nota el pie de página que apareció en “Reminiscencias del Perito Moreno”, obra que publicó su hijo Eduardo y reeditó EUDEBA en la década de 1970. Dice la cita: “Actualmente se sostiene que al fundar el pueblo de S.C. de Bariloche fue una equivocación de las actas que se escribiera Bariloche y no Vuriloche, como se afirma sería correcto, pues el nombre proviene del paso que descubriera el Rdo. P. J. Guillelmo, en 1714 y que Moreno redescubriera en 1880”.

Continúa la mención: “Lo curioso del caso es que el pueblo de Bariloche se delineó en 1902 y ya Moreno, en el año 1853, en un artículo que publicó en el diario La Nación, lo escribe Bariloche y así también figura en el mapa del Instituto Geográfico Militar, edición 1896”. En el párrafo precedente evidentemente hay otro error, porque en 1853, Francisco Moreno apenas si contaba con un año de edad…

Añadió Biedma en su “Toponimia del Parque Nacional Nahuel Huapi” (Editorial Caleuche 2004) que “aun antes de la fecha mencionada por E.V. Moreno en el texto anteriormente citado hemos hallado la escritura Bariloche”. Según el investigador, “Guillermo E. Cox habla del camino de Bariloche en 1859 y el mismo F.P. Moreno en 1880 relata su descubrimiento del Paso de Bariloche”.

Cox anduvo por aquí en el verano de 1863, pero el texto al que se refirió Biedma data de unos años antes. Además, cruzó por el antiguo Camino de las Lagunas, es decir, el que hoy coincide con la excursión turística Cruce de los Lagos, que incluye el Todos los Santos, el río Peulla y el paso Pérez Rosales, para luego desembocar en Puerto Blest y el lago Nahuel Huapi. Es decir, el chileno de origen galés no conoció de primera mano el Camino de los Vuriloches.

En realidad, el redescubrimiento del antiguo camino corrió por cuenta de Emilio Frey, cuando trabajaban las comisiones de límites, entre fines del siglo XIX y principios del XX, para establecer por dónde pasaba la famosa línea de más altas cumbres que dividen aguas, principio que había establecido el Tratado de 1881 entre Chile y la Argentina. En su viaje a la zona de 1880, Moreno (el futuro perito) apenas si se asomó al lago que él denominó Gutiérrez, por cuya margen oeste, efectivamente finalizaba la mítica senda.

Completó Biedma que “idéntica ortografía”, es decir, Bariloche, “usaron Roberto Christie, Emilio Valverde y Jorge Rohde”. Del primero hablamos no hace mucho en El Cordillerano, ya que un lago y precisamente, un paso, recuerdan sus andanzas por la zona. El segundo encabezó dos exploraciones en búsqueda del mítico paso en 1884 y en 1885, con resultado infructuoso. El tercero, fue un subordinado de Conrado Villegas durante el avance de las tropas hasta el Nahuel Huapi y tampoco dio con el cruce. De hecho, confundió el lago Gutiérrez con el Seno del Reloncaví.

Pero más allá de aciertos y frustraciones, el racconto de Biedma concluye que el nombre de Bariloche ya se utilizaba de manera corriente, bastante antes que el famoso decreto de 1902, que firmaron Julio Roca y Wenceslao Escalante. La denominación Buriloche había sido trastocada por Ignacio Domeyko y nadie tuvo la chance o la intención de volver a las fuentes. 120 años después parece demasiado tarde y solo perdura como nombre comercial de un viejo hotel, de un centro médico, un barrio y un colegio.

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