11/11/2021

Hidrógeno verde, una recaudación de U$S 7.700 millones anuales

Hidrógeno verde, una recaudación de U$S 7.700 millones anuales

El anuncio de una inversión de 8.400 millones de dólares para producir hidrógeno verde en Sierra Grande despertó enormes expectativas en todo el país y especialmente en Río Negro. Es que no todos los días aparece un grupo económico dispuesto a invertir esa suma en alguna actividad.

Y así como es una montaña de dinero destinado a la producción industrial (hay que montar una central eólica importante y después las instalaciones para producir y almacenar el hidrógeno), también es cierto que se trata de “fabricar” un producto que tiene un alto valor de mercado.

Según los datos que aporta la Agencia Internacional de Energía, el hidrógeno verde se cotiza entre los 3,5 y los 8 dólares por kilo, dependiendo de los costos de producción. Se estima que el valor se irá abaratando en la medida que los procesos se hagan más eficientes y que entren en producción los nuevos emprendimientos: en el mundo hay unos 230 proyectos en marcha y otros 120 que fueron anunciados durante este año. El pronóstico es que a partir de 2030, el valor ronde los 2 dólares por kilo.

Según el anuncio que realizaron los responsables de Fortescue, la planta a construir en Sierra Grande estará diseñada para producir 2,2 millones de toneladas anuales de hidrógeno. Instancia a la que se irá llegando en forma paulatina, claro está.

Pero como siempre, en el mundo de la energía todo puede ser imprevisible. Depende más de la necesidad del recurso que la disponibilidad o el costo de producción. Si tomamos el precio mínimo de la actualidad, podríamos estimar que en su mejor momento la recaudación de Fortescue puede trepar a los 7.700 millones de dólares anuales. Y no es que vaya a ser un negocio fácil ni exento de riesgo. Hay que construir dos plantas industriales: la de energía eólica y la de separación de hidrógeno. Hay que instalar los sistemas de almacenamiento. Y se tiene que adecuar las instalaciones portuarias para después llevar el hidrógeno a los mercados que lo demandan. En principio, Alemania. El país que más interés ha demostrado por reemplazar sus fuentes de energía por vectores sin “huella de carbono”.

Primero, la exportación

El proyecto de Fortescue fue diseñado para la exportación del hidrógeno casi en su totalidad. Al menos en esta primera etapa. De esta forma, se consolida la rentabilidad de una propuesta que demanda una muy alta inversión inicial. Y se garantiza la existencia de un mercado con capacidad concreta de recibir esa forma de energía.

El anuncio convertirá a la Argentina en un país exportador de energía, transformando su estructura del comercio exterior y permitiendo ampliar la capacidad de ingreso de dólares. El ministro de Producción, Matías Kulfas, tiene un innegable matiz “desarrollista”. En su balance, busca la forma de superar la conocida “restricción externa”, que es la escases de dólares para poder financiar la compra de equipamiento industrial o desarrollar otras alternativas económicas. Y la forma rápida es convirtiendo al país en un gran exportador energético, de la mano de profundizar Vaca Muerta y desarrollar el hidrógeno verde.

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