Solía ayudar a las subcomisiones de límites trasandinas y, en cierta ocasión, conoció los calabozos del Ejército, hasta que el capitán Mariano Fosbery dispuso su libertad.

Cuando la tercera subcomisión chilena de límites anduvo por el brazo Blest del lago Nahuel Huapi, llamó río Tauschek al arroyo que llegó a nuestros días con el nombre de Bravo. Corrían 1899 o 1900 y se arrogó esa prerrogativa Carlos Aguirre Luco, jefe de los exploradores trasandinos. Por entonces, José Tauschek era “un colono, natural de Bohemia, establecido cerca de San Carlos de Bariloche”. La cercanía con los vecinos hizo que el bohemio tuviera que conocer los calabozos del Ejército Argentino en determinada circunstancia.

Resulta que “por su baquía y conocimiento de la zona era estimado y buscado por los pobladores de la región”, según reconstruyó Juan Martín Biedma, en su “Toponimia del Parque Nacional Nahuel Huapi” (Editorial Caleuche – 2004). Estaba afincado en la zona desde 1892. Francisco Moreno lo conoció el 8 de marzo de 1896 y dejó testimonio: “Al pie de la barranca donde en 1880 tuve mi campamento, en la choza abandonada del indio valdiviano Guaito, cacareaban las gallinas y se oía el mugido de las lecheras; esa choza había sido reemplazada por cómodas casas de madera, habitación del colono don José Tauschek, cuyos cultivos y productos pastoriles tienen ya fama entre los colonos alemanes de Llanquihue”.

El por entonces perito estampó esas líneas en “Apuntes preliminares sobre una excursión a los territorios de Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz”, obra suya de libre descarga.

También conocieron al colono los integrantes de la séptima subcomisión argentina, en cuyo informe establecieron: “A unas 2 leguas al E. de San Carlos y más o menos a la misma distancia del río Limay, está situada sobre una terraza de unos 40 metros sobre el nivel del lago, la casa del señor Tauschek, natural de Bohemia, pero viviendo en Chile y en Argentina desde unos 40 años”.

Al parecer, arribó al sur de niño porque “el señor Tauschek, de 50 años de edad, ha luchado desde su juventud con los elementos que se oponen al colono en estos países y ha hecho muchos viajes por la cordillera. Desde unos 6 años, ha fijado su morada en este punto, entre árboles de manzanos y maitenes, sobre la ribera de un pequeño arroyito con el cual puede regar su huerta y su magnífico jardín de flores”.

Biedma aportó que “junto con otro colono, Otto Goedecke, hicieron en 1897 o 1898 una travesía desde el brazo Tristeza, remontando el desagüe de los actuales lagos Anasagasti por lo cual fueron los primeros en reconocerlos y salieron algo al este de Puerto Blest. Por esta circunstancia, uno de los lagos Anasagasti llevó el nombre de Tauschek. Llevó su nombre también un portezuelo”.

Para el mismo investigador, “Tauschek fue un gran colaborador para los exploradores chilenos que reconocían la frontera. Por eso no es de extrañar que cuando Pablo Stange y Oscar Fischer fueron detenidos por una patrulla de soldados argentinos en el valle inferior del río Carrileufu, por violación del territorio argentino, la misma patrulla detuviera al colono”. Stange y Fischer eran parte de la expedición exploradora del río Palena, que dirigía Juan Steffen (1893-1894).

Siempre según Biedma, “para Steffen la detención de sus compañeros se debió a imprudentes habladurías de Tauschek. El 20 de febrero de 1894 llegan los detenidos a Junín de los Andes. Las autoridades argentinas habían detenido al colono más por sospecha de robo de ganado que por complicidad con los exploradores. El capitán (Mariano) Fosbery les tomó declaración, levantó un acta donde expresaba que habían sido detenidos en territorio argentino y finalmente, convencido del carácter inofensivo de la expedición, los dejó en libertad”. La imagen del bohemio que quedó en los libros, tiene más que ver con la de un “hombre industrioso” -Moreno dixit- que con la de un ladrón de animales ajenos.