Ayer por la tarde se conoció la triste noticia de la partida de Sebastián Araneda y de manera casi inmediata, las redes sociales mostraban la tristeza y el agradecimiento a un ser humano maravilloso.

Desde hace muchos años que “el verdulero de Elordi y Neuquén” acompañaba con donaciones a diversos merenderos y centros de adultos mayores de la ciudad. Algo similar realizaba enviando alimentos a parajes de la Línea Sur.

En reiteradas ocasiones El Cordillerano intentó reflejar estos gestos de amor por medio de alguna entrevista pero la respuesta siempre era la misma “no hace falta que se entere todo el mundo, lo saben quienes reciben y con eso estoy hecho”.

Eso era la vida para Sebastián, colaborar con quienes más lo necesitaban, por el simple hecho de brindarles algo tan básico como el alimento.

Con sentidas palabras lo despidió Nadia, su hija: “Papito marcaste el corazón y la vida de tanta gente, diste tanto amor y solidaridad que solo vas a ser recordado como un grande. Te amo con todo mi ser, y para siempre. Dejás un gran vacío en mí, y en muchas personas. Sos eterno viejito, a volar alto”.

La solidaridad barilochense está de luto, se fue un grande de verdad.