Los acontecimientos que tuvieron lugar entre 1936 y 1939 provocaron cimbronazos entre los españoles que habían migrado al país y sus descendientes. Hubo que contabilizar varios muertos.

85 años atrás comenzaron a desarrollarse los acontecimientos que desembocaron en la guerra civil española, conflagración que tuvo secuelas en la Argentina. Mientras en Buenos Aires, adherentes a uno y otro bando acostumbraron a trenzarse a golpes de puño en la característica avenida de Mayo, en lugares como Mendoza y Córdoba las cosas pasaron a mayores e incluyeron tiroteos que, en ocasiones, provocaron víctimas fatales.

La importancia que adquirió la inmigración española en el país hizo que la contienda se viviera con particular intensidad. “Son conocidas las refriegas que se producían en Avenida de Mayo entre los parroquianos del café Iberia, bunker de los republicanos y los que paraban en el bar del Hotel Español, simpatizantes de los nacionales. Las peleas eran diarias”, según puede leerse en “Voluntarios de Argentina en la Guerra Civil Española”, libro de autoría conjunta que lleva la firma de Lucas González, Jerónimo Boragina, Gustavo Dorado y Ernesto Sommaro (Ediciones del CCC - 2008).

En la península ibérica, el enfrentamiento se desarrolló entre julio de 1936 y abril de 1939. En la Argentina, la disputa se condimentó con ingredientes locales. “En febrero de 1938 el PS (Partido Socialista), como forma de hacer campaña electoral, llevó un camión con alto parlantes cerca de los bares señalados, se hizo sonar el Himno de Riego y se agitaron consignas antifascistas”, señalan los autores. La pieza en cuestión ofició de himno español en períodos republicanos, incluyendo la Segunda República (1931-1939).

Ante su difusión, “los franquistas reaccionan arrojando tazas y toda clase de objetos al camión. Al mismo tiempo, intervenían en su defensa los republicanos del bar Iberia. El hecho se repitió días después. Pero los incidentes y el tipo de enfrentamiento fueron una característica extendida de la época. Debemos señalar que en los enfrentamientos de los grupos fascistas y antifascistas se entremezclaban los temas nacionales e internacionales. Pero, sin dudas, podemos concluir que este tipo de enfrentamientos se exacerbó a raíz del conflicto español”, destacan González, Boragina, Dorado y Sommaro.

No obstante, fue a mil kilómetros de Buenos Aires donde las cosas alcanzaron ribetes más peligrosos. “En la provincia de Mendoza, gobernada por sectores conservadores, se produjeron graves enfrentamientos. El PSA (Partido Socialista Argentino) denunció en marzo de 1937 que un domingo por la mañana habían desfilado grupos nacionalistas con el brazalete argentino y miembros de la falange española con su típico uniforme”.

Semanas después, “en junio de 1937, en la localidad de Rodeo de la Cruz, sectores de la Falange Española de Mendoza, que habían concurrido a una ceremonia religiosa, se enfrentan a retirarse con seguidores ‘del gobierno de Valencia’. Se produjeron disparos y el falangista Enrique Ribes resultó muerto, y otras personas heridas”. La ciudad en cuestión fue sede de las autoridades republicanas entre 1936 y 1937.

Por lamentables que fueran los decesos, no constituyeron “un hecho aislado en esa provincia. En diciembre de 1937 se producirían fuertes incidentes en la comuna de Godoy Cruz, gobernada por el PSO (Partido Socialista Obrero), y el coche en el que viajaba el intendente sería baleado”. Hay que aclarar que la violencia política en la Argentina no era por entonces patrimonio exclusivo de los inmigrantes españoles o sus descendientes.

Amén de Cuyo, “otro espacio de conflicto era la provincia de Córdoba y su Universidad. En esta provincia se daba la particularidad de que era gobernada por un radical progresista, Amadeo Sabatini, contra el cual los grupos falangistas conspiraban. Incluso existía un grupo que emulaba a la Falange Española: la milicia azul. El 23 de agosto de 1936 se produce un incidente callejero al frente de un diario local por las noticias que se publicaban en la pizarra con respecto al desarrollo de la guerra en España. En ese incidente es detenido Pedro Frías, hijo de un ex gobernador conservador”.

Fieles a la tradición otrora efervescente de la Docta, “un día más tarde, estudiantes reformistas y de la FJC (Federación Juvenil Comunista) irrumpen en un acto con consignas antifascistas, favorables a la República Española, mientras el rector Novillo Corbalán daba una conferencia. A raíz de sucesos como estos se suspenderían ocho días de clases en la UNC. Los conflictos seguían potenciándose. En agosto de 1938, en la facultad de Derecho de la misma Universidad se producirá un tiroteo entre sectores reformistas y fascistas porque el que quedará un estudiante muerto y dos heridos”. Se acrecentaba el saldo luctuoso.

Consignan los investigadores que “hacia el final de la guerra, los incidentes se profundizan. El 30 de marzo del 39 un grupo de falangistas realiza una marcha con la bandera monárquica y la argentina por la calle Florida. Se producen numerosas escenas de pugilato con los transeúntes, finalmente interviene la Policía y algunos falangistas hacen demostración de armas de fuego. A fines de 1939 el gobierno prohíbe el desfile público con uniformes y símbolos de agrupaciones políticas extranjeras”. En España, la guerra había terminado ocho meses antes, pero en la Argentina, las pasiones insistían en desbordarse.

El cronista de El Cordillerano no pudo dar con estudios que analizaran de qué manera se reflejó la contienda en Bariloche, donde si no mayoritaria, la inmigración española también era significativa. Al menos, hasta el momento.